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Expectativa por el primer Estado de la Unión de Trump: alarde de logros económicos y cambios a la inmigración

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En su primer discurso acerca del Estado de la Unión, el martes por la noche, el presidente Trump pedirá que se revise la inmigración y se gaste más en el ejército y la infraestructura. Pero su visión confrontará las realidades políticas y las restricciones presupuestarias creadas por los recientes recortes de impuestos de los republicanos, que promocionará como una bendición para la economía.

Los 60 minutos de aire ininterrumpido de Trump se producirán en medio de versiones de que su personal le impidió despedir al fiscal especial Robert S. Mueller III, en junio pasado, cuando se intensificó la investigación sobre los contactos entre la campaña electoral y Rusia.

Con las elecciones de mitad de período en noviembre venidero y el control republicano del Congreso en duda, los funcionarios de la Casa Blanca están trabajando a toda máquina para diseñar logros que incluyan el proyecto de ley de impuestos por $1,500 millones de dólares y el recorte de regulaciones sobre negocios, además de intentar reclamar sus créditos por las ganancias en el mercado bursátil y la caída en el desempleo.

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Pero la nube de la investigación de Rusia sigue sobre Trump. Los fiscales hablaron con más de 20 funcionarios actuales y anteriores de la Casa Blanca y están recopilando datos sobre lo que el presidente pudo haber hecho para impedir la investigación. Además, Mueller puede solicitar entrevistar al primer mandatario en las próximas semanas, estableciendo un enfrentamiento potencialmente histórico entre un presidente en funciones y un fiscal especial.

Los asesores de Trump esperan que el discurso del martes le dé al presidente la oportunidad de barrer esa confusión durante una hora en la televisión nacional, durante la cual podría transmitir una letanía de sus logros -según sus propias palabras- directamente a las salas de estar en todo el país.

El tema central de la disertación será que el mandatario está “construyendo un país seguro, fuerte y orgulloso”, aseveró un alto funcionario de la administración, quien brindó un adelanto de los comentarios del presidente y pidió no ser identificado.

Trump abordará cinco puntos principales, anticipó el funcionario: elogiará la aprobación de la ley de impuestos y se atribuirá el mérito de crear empleos e impulsar la economía; pedirá al Congreso que financie un plan de $1,000 millones para mejorar las carreteras, los puentes y otras infraestructuras; exigirá a los legisladores que modernicen el sistema de inmigración para enfatizar las habilidades laborales por sobre las conexiones familiares y pedirá un gasto militar adicional para promover “la paz a través de la fuerza”.

Pero los republicanos son cada vez más cautelosos ante el creciente déficit en el marco de las propuestas militares y de infraestructura de Trump, ítems que la Casa Blanca ha dicho repetidamente que serían pagados por un crecimiento económico recargado.

En cuanto a la infraestructura, la Casa Blanca distribuyó silenciosamente un plan que utilizaría aproximadamente la mitad del billón de dólares para financiar subvenciones para proyectos estatales y locales, y alentar la inversión privada. Otra gran parte se destinaría a inversiones en transporte rural, agua, electricidad e internet de banda ancha.

Trump ha mencionado que quiere proteger a los Dreamers de la deportación a cambio de $25 mil millones para construir un muro fronterizo e incrementar las deportaciones, así como una reforma del sistema de inmigración que recorte el número de inmigrantes legales permitidos en el país cada año y enfatice las habilidades laborales sobre los lazos familiares.

El mandatario ha intentado argumentar que el actual sistema de inmigración presenta un riesgo para la seguridad, a pesar de que cada persona a la cual se otorga residencia permanente debe pasar por una verificación de antecedentes y una entrevista consular.

La continua demanda de Trump acerca del muro y sus repetidas implicaciones de que los recién llegados son más propensos a cometer delitos y ataques terroristas amenazan con ahuyentar a los demócratas del Senado, cuyo apoyo finalmente sería obligatorio para llegar a un acuerdo.

Para enfatizar sus preocupaciones de seguridad, el mandatario podría señalar a los familiares de víctimas asesinados por personas indocumentadas en el país o que habían migrado a través de los programas de reunificación familiar, que estarán sentados en el recinto.

La Casa Blanca también invitó a algunas personas cuyas vidas se han visto afectadas por la devastadora crisis de la adicción a los opiáceos a sentarse en la galería de la Casa como invitados especiales. Hacer frente a este problema -que ha visto un aumento en las sobredosis en todo el país en los últimos años- es un objetivo declarado de la administración Trump, pero los pronunciados recortes presupuestarios a la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas y a algunos programas antidrogas incitaron a los defensores de la salud pública, que criticaron la efectividad del enfoque de Trump.

Los demócratas han recurrido al representante Joe Kennedy (D-Mass.), el heredero de 37 años de la familia Kennedy y una estrella en ascenso en el partido, para entregar la respuesta del partido minoritario a Trump. Kennedy, nieto de Robert F. Kennedy, escribió el viernes en Twitter que contrastará las “promesas rotas” del primer mandatario con la agenda de su partido en materia de salud, justicia económica y derechos civiles.

La delegada del estado de Virginia, Elizabeth Guzmán, de 44 años, brindará la respuesta demócrata en español para transmitirla en los canales orientados a la audiencia hispanohablante. Guzmán es peruana estadounidense y en el otoño derrotó a un titular republicano de ocho períodos.

Varias legisladoras demócratas planean vestir de negro el martes para mostrar su solidaridad con el movimiento #MeToo y enviar un mensaje a Trump, quien ha sido acusado de conductas sexuales inapropiadas por varias mujeres.

También después del discurso de Trump, Jimmy Kimmel anunció esta semana que el martes recibirá a Stormy Daniels, estrella de cine adulto y presunta amante del actual presidente, en su programa “Jimmy Kimmel Live”. The Wall Street Journal informó hace dos semanas que Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, recibió un pago de $130,000 semanas antes de las elecciones de 2016 a cambio de no hablar públicamente sobre su encuentro sexual con Trump, en 2006.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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