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Mientras comienzan las deliberaciones, los jurados en el juicio de ‘El Chapo’ pueden, por fin, hablar entre sí sobre el caso

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Tal vez sea la descripción de Joaquín “El Chapo” Guzmán corriendo desnudo por un túnel de escape, huyendo de su captura y dejando a su aterrorizada amante detrás, en la total oscuridad.

Tal vez sea el testimonio de las latas de jalapeños llenas de cocaína, valuadas en más de $1,000 millones, cargadas en grandes camiones articulados y contrabandeadas a Los Ángeles desde Tijuana, durante tres años.

O podría ser un testimonio más espantoso, sobre un miembro de un cártel rival que fue golpeado sin piedad y mantenido con vida hasta que sus heridas se pudrieron y Guzmán, furioso, le disparó y ordenó que lo enterraran, a pesar de que el hombre todavía intentaba respirar.

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Cualquiera sean los detalles extravagantes que hayan permanecido en la mente de las siete mujeres y los cinco hombres que formaron el jurado frente a uno de los narcotraficantes más famosos del mundo, durante un monumental juicio de 12 semanas, ahora por primera vez son libres de discutirlos entre ellos. El uno con el otro, al menos.

El jurado comenzó a deliberar poco después de la 1 p.m. del lunes 4 de febrero, en la corte federal en Brooklyn. El magistrado había pasado la mañana dando instrucciones a los jurados sobre los cargos que estarían deliberando.

Justo después de que los jurados salieron de la sala del tribunal, el procurador actuante de EE.UU., Matthew Whitaker, llegó a la corte para estrechar la mano de los fiscales y desearles suerte con el caso.

Las autoridades estadounidenses trabajaron en el caso contra Guzmán, líder del cártel multimillonario de Sinaloa, durante casi una década.

Guzmán fue capturado en México en 2016 y extraditado a Estados Unidos al año siguiente. Enfrenta 10 cargos por narcotráfico, conspiración para asesinar y violaciones con armas de fuego; si es declarado culpable, podría pasar el resto de su vida en prisión.

A las 2 p.m., el jurado tenía cuatro consultas para el juez, en rápida sucesión: en una, preguntaron si “una guerra contra las drogas se considera parte de un delito de narcotráfico relacionado con el cargo nueve”, un cargo por armas. Quizás no fue ninguna sorpresa que tuvieran dudas; los cargos contra Guzmán son ciertamente complicados. El primero de ellos, involucrarse en una empresa criminal continua, por ejemplo, implica la consideración de 27 transgresiones por separado.

En declaraciones a los abogados sin la presencia del jurado, el juez de distrito Brian Cogan se preguntó en voz alta si los jurados estaban actuando prematuramente, o si “estaban poniendo el carro por delante del caballo”, como él mismo dijo.

Cuando llamó al jurado de nuevo a la sala para responder las preguntas, Cogan les recordó que solo debían debatir el número nueve si ya habían declarado a Guzmán culpable de al menos uno de los primeros cuatro cargos de la acusación. Si no lo encontraban culpable de los cargos uno, dos, tres o cuatro, “nunca podrían considerar el nueve”.

Las otras solicitudes fueron fáciles de cumplir: los jurados querían copias adicionales de los cargos, solicitaron todas las pruebas presentadas como evidencia y se preguntaron si la efedrina debería considerarse como una metanfetamina.

Guzmán fue acusado de fabricar y distribuir metanfetaminas, que se fabrica a partir de la efedrina. La respuesta del juez al respecto fue que deberían determinar eso por sí mismos, basándose en la evidencia.

Los fiscales llamaron a más de 50 testigos y presentaron a Guzmán como un despiadado asesino que utilizó la astucia, la violencia y la corrupción para construir una organización internacional de delincuencia.

Guzmán es un narcotraficante tan temido, que los jurados, que permanecen en el anonimato, son transportados a los tribunales cada día bajo la protección del Cuerpo de Alguaciles de EE.UU., y la corte funciona en medio de una seguridad sin precedentes.

En sus alegatos finales, la fiscal Andrea Goldbarg recordó a los jurados las múltiples fugas de Guzmán, incluso dos veces desde la prisión: “Él está sentado allí. No lo dejen escapar de su responsabilidad. Háganlo responsable por sus crímenes. Considérenlo culpable de todos los cargos”.

En tanto, el objetivo de la defensa es retratar al acusado como víctima de un sistema corrupto, un chivo expiatorio cazado por su fama, mientras que el verdadero líder del cártel de Sinaloa permanece libre porque ayudó a incriminar a Guzmán.

Pocos minutos después de las 4 de la tarde, el jurado presentó una última nota para el juez: querían irse a casa por el día.

Los días del juicio generalmente terminaban alrededor de las 4:30 p.m. para los jurados, pero ahora son libres de deliberar hasta altas horas de la noche, algo que el juez quiso destacar antes de dejarlos ir. “Para futuras referencias”, les remarcó Cogan, “pueden quedarse el tiempo que quieran”.

Se espera que los jurados retornen a la corte a las 9:30 a.m. para continuar con las deliberaciones.

Plagianos es corresponsal especial.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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