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Bernardo Esquinca se inspira en México para su alturada literatura de terror

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Aunque nació en Guadalajara hace 43 años, Bernardo Esquinca vive en la Ciudad de México desde hace 12 años; pero lo cierto es que su país entero le ha servido de fuente de inspiración para crear obras de gran nivel literario que se inscriben dentro de un género pocas veces apreciado por los círculos intelectuales: el del terror.

“Parece ser algo más propio del dominio anglosajón, pero ha logrado abrirse un espacio en América Latina, pese a que muchos lo siguen calificando todavía de ‘subgénero’, cuando la verdad es que solo existe literatura buena y literatura mala”, le dijo a HOY el autor de cuatro novelas y tres libros de cuentos. “Bram Stoker [‘Dracula’] y Mary Shelley [‘Frankenstein’] fueron capaces de alcanzar altas cimas artísticas, pero los prejuicios existentes se han contagiado a los mismos escritores, cuando México es el país ideal para abordar lo sobrenatural, porque somos una mezcla de pensamiento mágico y de religión”.

Según él, los habitantes de la nación azteca son personas muy supersticiosas, con un culto a la muerte muy peculiar y con leyendas de este tipo que se pueden encontrar en cualquier rincón de la república. “Tenemos historias de fantasmas, de tesoros encantados, de posesiones y de casas embrujadas, lo que ha generado una tendencia que, curiosamente, no ha pasado a la literatura formal”, afirmó. “Pero las nuevas generaciones venimos libres de esos recelos, porque nos hemos criado en un mundo del cine, de la televisión y de los cómics que se muestra mucho más abierto a dichos temas”.

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De ese modo, cualquiera que tome entre sus manos su libro más reciente, “Mar Negro”, publicado por la editorial Almadia, notará un cuidado y una calidad que lo alejan de inmediato de los productos menores de la escuela del espanto. “Lo que sucede es que el terror plantea retos específicos, porque puede estar plagado de clichés en cualquier medio en que se lo presente”, comentó. “Como autor, es necesario darle la vuelta para que no sea trillado, y eso es justamente lo que traté de hacer en este volumen, que contiene 10 relatos cortos y originales”.

En ese sentido, toma como punto de partida una de las historias, centrada en muñecos embrujados. “Se han hecho veinte mil versiones de Chucky, pero yo me propuse retomar esa idea con una estrategia distinta, lo que me llevó por ejemplo a hacer que dentro del mismo cuento haya otros cuentos pequeños, como cajas chinas una dentro de otra”, detalló. “También hay que esforzarse no solo por asustar, sino por plantear misterios y ciertos contenidos históricos para dejarle al lector algo que vaya más allá del simple entretenimiento, sin dejar de ofrecer una lectura agradable”.

No todo en esta obra proviene de su propia cultura; hay, por ejemplo, una historia de vampiros en Bulgaria que se relaciona al origen medieval del mito, vinculado a la época de La Peste. “No tuve la intención específica de ofrecer una diversidad geográfica, sino que esta partió de mis propios intereses; también he escrito aventuras de detectives en las que me gusta basarme en ciertos datos, y eso fue lo que me llevó naturalmente al lugar allí empleado”, precisó. “Hay otro cuento en el que nos trasladamos hasta la luna para jugar con la misión más famosa de los astronautas estadounidenses, y que provino de conversaciones que tuve”.

Esquinca afirma que la variedad de “Mar Negro” proviene de lo que ha hecho en su propia vida, ya que estudió Ciencias de la Comunicación, ejerció el periodismo escrito, trabajó en una radioemisora y llegó a ser editor de temas culturales en un diario. “Vengo de una familia de escritores; mi padre lo hacía más como un hobby, aunque sacó sus propios libros, y mi hermano mayor Jorge es un poeta muy conocido”, recordó. “Me crié en una casa rodeada de libros, lo que me otorgó el privilegio de tener un taller privado; y no he parado de escribir desde que tenía 8 años”.

Pese al evidente placer que le produce su profesión, nos confesó que es muy difícil vivir de ella “en un país donde hay tan pocos lectores”. “Por fortuna, me ha sido posible encontrar recursos, como una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes que me va a permitir dedicarme casi exclusivamente a esto por tres años”, dijo. “Ahora mismo tengo una hija pequeña, lo que significa muchos gastos en pañales y leche; pero siempre hay la opción de colaborar en periódicos, estar en un jurado de concursos o dictar talleres literarios”.

Dentro de los consejos para quienes anhelen seguir sus pasos, Esquinca -quien parece estar fuertemente influenciado por H.P. Lovecraft- señala que lo primordial es leer todo lo que se pueda y de todos los géneros posibles, aunque se tenga una predilección. “Uno de mis autores favoritos es Cormac McCarthy, que no tiene nada que ver con el terror, sino que es muy realista”, remarcó, en alusión al celebrador autor de “No Country for Old Men”. “Tiene un estilo muy crudo, muy ligado a la violencia que existe en la frontera entre México y Estados Unidos, y lo que cuenta es ciertamente estremecedor”.

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