El nuevo disco de J Balvin no deslumbra, pero ofrece cierta diversidad para sus incondicionales

Sus detractores abundan, y sigue siendo objeto favorito de los creativos ‘memes’ que circulan constantemente en las redes sociales; pero el reggaetón no solo se mantiene como uno de los géneros favoritos de las masas, sino que ha expandido sus alcances hasta límites insospechados.

De ese modo, llegó hasta Colombia, tierra de la cumbia, del vallenato y de la salsa, y le dio vida por allí a uno de sus más exitosos representantes, J Balvin, quien se dio a conocer con el tema “Ay vamos” (aunque se debería haber escrito en realidad “Ahí vamos” ) y que, luego de llevarse todos los galardones habidos y por haber de la industria comercial (incluyendo los Premios Nuestro y los Latin Grammy), se encuentra hoy de fiesta.

Y no es que el oriundo de Medellín esté celebrando lo ocurrido con su selección de futbol en la Copa América, ni la posibilidad de que esta alcance el tercer lugar del certamen deportivo el día de mañana, sino que nos hallamos en la fecha elegida para el lanzamiento de su cuarto álbum, “Energía”, para cuyo nombre no tuvo que pensar demasiado (aunque, en este caso, se encuentra al menos bien escrito, lo que se explica sobre todo porque se trata de una sola palabra).

J Balvin durante la ceremonia de apertura de la Copa América Centenario en Santa Clara, California.

(MARK RALSTON / AFP/Getty Images)

Tampoco tuvo que esforzarse demasiado para nombrar al corte que se llama “Sin título”, y que, sin embargo, es probablemente el más inusual del disco, porque se trata de una balada acústica en la que el artista nacido bajo el nombre de José Álvaro Osorio Balvin prueba que es capaz de cantar -al menos mucho mejor que la mayoría de sus colegas-, aunque casi todo el trabajo viene marcado por un exceso de ‘auto tune’ que, como se lee en los comentarios de YouTube, ha sido cuestionado incluso por los fans más acérrimos.

“35 pa las 12” también tiene un ritmo distinto, pero, por lo general, los cortes de esta placa vienen marcados por el típico sonsonete del reggaetón, aunque este llega a una velocidad moderada y Balvin cuenta con el suficiente instinto melódico como para que el disco entero se convierta en otro éxito de enormes proporciones en su imparable trayectoria.

No faltan tampoco las colaboraciones de figuras populares de la música comercial latina como Daddy Yankee, Fuego, Yandel y Juanes (quien se inició como un rockero alternativo, pero se aleja cada vez más de eso); sin embargo, la novedad mayor en este apartado es la intervención del celebrado cantante afroamericano Pharrell, quien además de participar en la canción “Safari”, lo hace en español, aunque la verdad es que no la tuvo muy difícil (si no nos equivocamos, lo único que repite una y otra vez es la frase “a ella le gusta, a mí me gusta”).

Sea como sea, nada parece detener el ascenso del sudamericano, quien presentó la flamante placa ayer por la noche durante un evento especial en la ciudad de Los Ángeles, y que, al invitar a Pharrell para esta aventura, se acaba de ganar un reportaje completo de la conocida publicación anglosajona Entertainment Weekly, en la que la reportera Nina Terrero declara con admiración -y en inglés- que “Balvin fusiona ‘rifts’ rockeros [¿no habrá querido ‘riffs’], cadencias del R&B y rimas de hip-hop en un sonido de reggaetón que es completamente distinto al de pioneros como Don Omar y Tego Calderón”. Por lo tanto, estimado lector, si tú quieres reggaetón… dale.