Peca de provocador Miguel Bosé

Frente a la Catedral Metropolitana, vestido de negro, casi como un cura, sólo que con delineador en los ojos, Miguel Bosé se puso divertido y provocador.

Frente a miles (110 mil espectadores, según Ocesa Seitrack, y 85 mil de acuerdo con el Gobierno Capitalino) que lo fueron a ver al Zócalo, anunció que haría una confesión.

“Estoy exento de pecado”, soltó con una pícara risa que contagió a su público.

“James cometí pecado. No con hechos, sino con descaradas canciones. ¿QuerÈis ser mis confesores?”, preguntó, ya conociendo de antemano el coral “sí” de respuesta.

Anoche el español llevó al Éxtasis en una parada extra de su gira Estaré 2017, que tocó tres veces el Auditorio Nacional la semana pasada.

Con su Éxito “Sereno”, irónicamente, el nacido en Panamá· comenzó a las 19:41 horas una fiesta musical llena de complicidad con sus fans, quienes le gritaron desde piropos como “Papito”, hasta cánticos futboleros: “Bosé, Bosé, Bosé, Bosé... Bosseeee, Bosseeee”.

Quedó claro que el cantante, de 60 años, es puro carisma, energía y naturalidad, y sabe explotar todo eso.

“qué grande, qué bonito, qué vista! Si por un segundo pudieran estar aquí y admirar la inmensidad de lo que tengo frente a mis ojos, ¡fliparíais!”, dijo, emocionado sobre cantar en el Zócalo.

No se reservó en bailes ni en coqueteos, ni en disparar balas a través del micrófono.

Porque si bien el Gobierno de la Ciudad de México promocionó el concierto como una celebración atrasada del 14 de febrero, Bosé se lanzó contra el Presidente de EU, Donald Trump, sin mencionarlo directamente.

“Algunas personas se tiñen el cabello y les da por levantar muros. No es el mundo que quiero. Yo quiero un mundo de solidaridad”, dijo previo a “Nada Particular”.

Antes había ofrecido “Duende” y “Nena”, y arrancado el carnaval de presentaciones de artistas que lo acompasaron en su aventura.