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Lila Downs regresa con un álbum afectado por el triunfo de Trump

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El décimo disco en estudio de Lila Downs, “Salón, lágrimas y deseo”, se encuentra ya en el mercado; pero eso no era algo que se encontrara garantizado.

“Al principio, yo misma no sabía cuándo lo iba a lanzar, porque me sentía ‘depre’ por lo de [el triunfo electoral] de [Donald] Trump y no sabía qué iba a hacer”, le dijo a nuestro medio la reconocida cantautora mexicoamericana a través de una conexión telefónica con Oaxaca, su ciudad de origen y el lugar donde radica actualmente.

“Fue la primera vez que me sentí sin aire, como si me hubieran dado una patada en la panza”, agregó. “Finalmente, este disco fue una catarsis, porque empecé a hacer una lista de boleros hechos por otros que se relacionan a lo que estamos viviendo y, por otra parte, decidí crear temas sobre asuntos que son importantes ahora, como pasó con “Envida”, que está dedicada a la gente racista de Estados Unidos”.

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No hay por aquí ninguna canción dirigida específicamente a Trump, pero esa era una necesidad que Downs cumplió ya en octubre del año pasado al lanzar “El demagogo”, que tenía al magnate como protagonista y que llegaba a definirlo como “el diablo blanco”.

La misma pieza confiaba en el que el amor iba a ser más grande que el odio, por lo que nuestra interlocutora admitió haberse sentido sumamente decepcionada con los resultados obtenidos en las urnas. “Rompió mi corazón el hecho de que mucha gente latina haya votado por él, en el sentido de que yo también soy ‘anglo’ y no puedo negar la cruz de mi parroquia”, afirmó Downs.

“Pero si este disco está dedicado a las mujeres es porque ellas representan esa fuerza maravillosa que tenemos los seres humanos de volver a engendrar la fe en nosotros mismos y en la Humanidad”, agregó. “Me interesaba pensar en la hermandad con las compañeras, como parte de la búsqueda por un futuro armonioso en el que podamos inculcar en nuestros jóvenes el amor y el respeto que las personas se merecen”.

En esta fotografía, la cantante mexicana Lila Downs posa durante una entrevista sobre su nuevo álbum "Salón, lágrimas y deseo" en la Ciudad de México.

En esta fotografía, la cantante mexicana Lila Downs posa durante una entrevista sobre su nuevo álbum “Salón, lágrimas y deseo” en la Ciudad de México.

(Marco Ugarte / AP)

Downs, que tiene la nacionalidad mexicana y la estadounidense (creció entre los dos países debido a que su padre británico-americano era maestro de arte en la tierra del Tío Sam, y siguió después una carrera universitaria en Minessota), participó en el proceso electoral destinado a elegir al actual presidente de la Unión Americana.

“Es la primera vez que voto, y lo hice contra Trump, naturalmente”, retomó la vocalista. “Aquí también [en México] fue la primera vez que voté, pero eso es privado. De todos modos, no me gusta hacer guerra porque sí, sino porque estoy comprometida con las causas que son necesarias para lograr una sanación psicológica y espiritual, ya que [por el lado de mi madre] provengo de la etnia mixteca, que es de gente de montaña, de poetas muy tradicionales y muy ceremoniales”.

El primer sencillo del álbum, “Peligrosa”, es un sorprendente encuentro entre la ranchera y el blues que se encuentra coronado por una magnífica interpretación de Downs, y que obtiene todavía más brillo en la versión extra que se hizo a dúo con la formidable cantante chilena Mon Laferte.

“Yo empecé cantando blues y jazz a la vez que cantaba rancheras, pese a que se trata de géneros muy distintos; e intentar algo como esto fue una delicia para mi alma y para mi voz, porque me empujó a buscar otros registros y a apasionarme de una manera distinta”, confesó la artista, que ha sido celebrada por las virtudes de su garganta.

El álbum tiene cuatro colaboraciones más, pese a que no es estrictamente un trabajo de duetos. “Me parece que es una producción muy chicana en su naturaleza, porque cada disco que hago expresa una parte de mi identidad”, retomó la autora. “En ese sentido, agradezco mucho a Carla Morrison [otra cantante que vivió entre los dos países], quien dejó plasmado su testimonio en un tema un poco triste y de redención que se llama ‘Ser paloma’; y también a [el argentino] Andrés Calamaro, de cuya música me enamoré desde que hizo el álbum ‘El salmón’, y que participa en ‘Envidia’”.

Los temas inéditos de “Salón, lágrimas y deseo” se hicieron en colaboración con Paul Cohen, quien además de ser esposo de Downs, es su colaborador artístico más cercano, así como un integrante esencial de su banda. Hace unos cuantos años, Cohen fue diagnosticado con una enfermedad supuestamente terminal, pero el saxofonista sigue de pie y plenamente activo.

“Bendito Dios, él está muy fuerte; tenemos que lidiar con la posibilidad de que necesite un trasplante de corazón, que es algo muy raro, pero seguimos con fe”, dijo nuestra entrevistada, que se presentará en el Dolby Theatre de L.A. el próximo 29 de septiembre. “ Cuando hice mi disco [anterior] ‘Balas y chocolate’, aprendí la lección de venerar el momento que vivimos y no estar pensando todo el tiempo en la muerte”.

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