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Álvaro Torres mantiene su fidelidad al romanticismo y recuerda los hitos de su carrera durante su regreso a L.A.

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Pese a que sigue siendo considerado el artista musical más relevante de El Salvador, Álvaro Torres tuvo que dejar su patria cuando tenía solo 20 años, abrumado por lo que él mismo describe como una falta absoluta de oportunidades para destacar en el trabajo que buscaba desempeñar.

“Me fui de allí con un mal sabor de boca, pero cuando llegué a Guatemala, sentí amor inmediato, por lo que mi agradecimiento por ese país es enorme”, nos dijo el cantante durante una entrevista realizada en un hotel del Centro de Los Ángeles con el fin de promover el concierto que ofrecerá este jueves en el Conga Room. “Muchos salvadoreños se molestan cuando uno dice algo así, pero cualquiera que tenga dos dedos de frente entiende cómo se dieron las cosas”.

Torres grabó sus primeras seis producciones en Guatemala, y en 1983, se trasladó a los Estados Unidos con una visa de trabajo. El primer lugar al que llegó fue Denver, Colorado, donde conocía a un músico anglosajón y donde lanzó un nuevo disco, aunque la falta de audiencia latina fue evidente desde el inicio.

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“Nadie hablaba español, por lo que me fui a cantar a un restaurante mexicano donde no me pagaban, pero me permitían poner un canastito para las propinas”, recordó. “Me iba bien con eso, pero decidí irme a San Antonio, Texas, donde duré solo dos meses antes de llegar a Los Ángeles, donde encontré a mi ‘Rey Midas’, el empresario Guillermo Santizo, quien abrió las puertas de su compañía para mí y me permitió grabar mis éxitos más grandes”.

Uno de esos éxitos fue “De punta a punta’, una provocativa pieza con connotaciones eróticas que causó cierta polémica en su momento, pero que actualmente, y según palabras de Torres, “es una caricatura de Disney” cuando se la compara con las letras presentes en otros estilos musicales.

Uno de esos éxitos fue “De punta a punta’, una provocativa pieza con connotaciones eróticas que causó cierta polémica en su momento, pero que actualmente, y según palabras de Torres, “es una caricatura de Disney” cuando se la compara con las letras presentes en otros estilos musicales.

“Bueno, el reggaetón no es música; es reggaetón”, nos respondió el cantautor cuando le preguntamos por el género de moda. “El mundo está como quiere estar, lamentablemente; yo me limito a observar, a cuidar mi espacio y mi interior. Vivo en un mundo paralelo, el que me enseñaron de niño y que no quiero cambiar”.

De todos modos, Torres admite que “De punta a punta” fue una canción “fuerte para esa época”, y que llegó acompañada por un video en el que se mostraba a un vocalista que no respondía a los moldes físicos de otras estrellas latinas del momento, como Chayanne y Luis Miguel.

“Chayanne era un bailarín de primera y Luis Miguel un ‘bonitillo’ de primera; yo llegué en cambio con mi sencillez y mi humildad, peleándola con unas y dientes”, apuntó. “Hubo un anfitrión de televisión que se expresó de manera [despectiva], y que humilló también a Joan Sebastian y a los Bukis; se burlaba del que no lo tenía la pinta que él quería”.

Pese a que Torres no mencionó el nombre de esta personalidad de la pantalla chica, se estaba refiriendo obviamente a Raúl Velasco, de “Siempre en Domingo”. “Me hizo la vida de cuadritos, pero el talento no lo detiene nadie; y fue también él quien empezó la campaña de desprestigio contra ‘De punta a punta’, diciéndome de manera muy vulgar que lo habían llamado ‘un puñado de viejas’ para quejarse de mi tema”, recordó.

Otra composición ciertamente célebre de su autoría es “Hazme olvidarla”, cuya inspiración provino de una decepción amorosa, aunque él mismo lleva ya casado 27 años con su segunda esposa y tiene tres hijos: dos de su primer compromiso y uno del actual.

Ha sido también importante en su vida la colaboración que tuvo con la fallecida leyenda del ‘texmex’ Selena, plasmada en un tema titulado “Buenos amigos” que fue grabado en estudio y presentado varias veces en vivo. “Vi a Selena en un ‘showcase’ y quedé completamente impresionado con su talento y sus cualidades personales, por lo que me surgió la idea de invitarla para terminar un proyecto que había iniciado con Verónica Castro, pero que nunca se concretó”, confesó.

“Hoy en día pueden decir cualquier cosa, especialmente si es algo que viene del Sr. [Abraham] Quintanilla [el padre de Selena]; pero la idea vino de mí, porque en ese momento yo era el que tenía el éxito”, enfatizó. “Es triste, porque al cumplirse 10 años de la muerte de Selena, a quien sigo admirando mucho, hicieron un gran evento en el que invitaron a Pablo Montero para que cantara la canción, pero en el que me ignoraron”.

Hace 20 años, Torres tomó la decisión de dejar L.A. en vista de que la popularidad del género que interpreta había decaído mucho en estos lares, lo que lo llevó a afincarse en Miami, donde sí se escuchaba mucho lo romántico pero que, como lo dijo ahora, no favorece en estos días a las baladas amorosas.

Sin embargo, nuestro entrevistado, quien lanzó en el 2016 su disco más reciente, “Otra vida”, no piensa dejar de lado su estilo, que le parece más necesario que nunca en tiempos de intolerancia y de conflicto como los que vivimos.

“Tiene que haber algo que sostenga ese movimiento que todos deseamos de romanticismo, de cosas positivas y sanas; además, yo soy como una esponja que absorbió todas las cosas maravillosas de las que cantaban Sandro, Roberto Carlos, Miguel Gallardo, José José, Camilo Sesto, Pablo Abraira y muchos otros que nadie recuerda ahora”, enumeró. “Soy un artista completamente empírico y autodidacta, pero me llena de orgullo haber logrado lo que he logrado”.

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