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Ricardo Darín se mantiene en el cine y el teatro mientras sigue oponiéndose al capitalismo

El argentino Ricardo Darín quisiera traer a Estados Unidos su más reciente obra teatral.
El argentino Ricardo Darín quisiera traer a Estados Unidos su más reciente obra teatral.
(Arthur Mola/Invision/AP)
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Ricardo Darín lleva desde 2014 haciendo en el teatro “Escenas de la vida conyugal”, con la que vuelve a España en gira a partir de septiembre, y eso sin parar de hacer cine, muy a menudo sobre perdedores, protagonistas de una “crisis cíclica”: “el sistema universal capitalista se ha puesto muy perverso”, asegura.

“Me faltan plazas importantes y ya no sé cómo justificarme, pero esto lo manejan los productores locales. Me encantaría ir por toda España, Uruguay, Perú, Chile, Estados Unidos... pero parece complicado”, se excusa Darín (Buenos Aires, 1957).

Se ríe por la prolongada vida de la obra pero, medio se disculpa de nuevo, “ha sido y es tan buena la recepción agotando entradas en todas partes... Eso no solo entusiasma, habilita la posibilidad de repetir y estar en otros lugares”.

El texto, que dirige Norma Aleandro, es una versión teatral firmada por el propio Bergman de la película que rodó en 1973 y, al contrario de lo que sucede en el filme, la obra muestra a la pareja a lo largo de su vida con dinámica de comedia.

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“Es esa clase de textos con los que uno va creando, aprendiendo, todo está en movimiento y a partir de ahí, todo se resignifica y reinterpreta. He cambiado tres veces de compañera -Valeria Bertucccelli, Erica Rivas y ahora Andrea Pietra- y todo se tiene que reacomodar”, detalla.

La primera de sus compañeras estaba “más volcada a la comedia; la segunda, a lo dramático, y ahora Andrea tiene un punto que transita de lo dramático a lo cómico con una facilidad y sencillez que aporta algo absolutamente nuevo”, explica.

Al ser dos, sostiene, “la relación es tan directa, somos tan interdependientes que no hay posibilidad de repetición. Siempre es distinta”.

En esta obra, añade, “no hay escape posible”, es “como subir a un ring, sobre todo en esta historia, en la que tratamos de crear vinculo amoroso a lo largo del tiempo”.

“Lo que nos ofrece generosamente el compañero es el material para seguir adelante. Todos los días renovable y con sorpresas”, indica.

Siempre tuvo la sensación de que Bergman cuando reescribió esta obra para ponerla en el escenario se planteó un ejercicio de taller teatral, “por eso propone que los actores enumeren con ironía las escenas antes de meterse en ellas. Eso es lo que permite a los actores entrar y salir de ese juego”.

Entre representaciones en Madrid, Darín irá al Festival de Cine de San Sebastián (norte) a presentar, en la sección oficial pero fuera de concurso, “La Odisea de los Giles”, una película con la que Argentina está “entusiasmada”.

La idea del filme, básicamente, es que meterse con los perdedores, con los “giles”, es la peor idea del mundo porque pueden organizar “una muy gorda” en menos que canta un gallo.

La segunda película que afronta con la productora que montó con su hijo, el también actor Chino Darín, se sitúa en el “corralito” de 2000 y “con mucha ironía y humor” propone “reírse de las propias desgracias”.

“Tiene que ver con la perversa concentración de la riqueza. Cada vez hay más personas en situaciones apremiantes y más millonarios. El sistema universal capitalista, y sé que voy a sonar muy rojo, se ha puesto muy perverso, sin sensibilidad alguna”.

Los “giles”, dice, “son una especie de redención, ese nuevo aire que te entra en los pulmones después de haber estado asfixiados. Si todos miráramos en la misma dirección podríamos conseguir grandes cosas”.

“Es emocionante la idea con la que termina la película: se puede confiar en la fuerza, en los que acostumbrados a ser avasallados, humillados, ninguneados, [porque] se miran y dicen ‘vamos a poner esto en marcha’”, suspira esperanzado.

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