Cirque du Soleil busca recuperar la esencia
A estas alturas, decidir si un espectáculo de Cirque du Soleil es digno de la gran reputación de la compañía de origen canadiense parece ser un privilegio reservado a quienes han seguido sus presentaciones de manera continua a través de los años, es decir, algo que corresponde realmente a los fans más encarnizados.
Desde mi perspectiva, la única decepción realmente grande que he tenido al asistir a uno de estos shows corresponde a la que tuve al ver “Séptimo Día - No Descansaré”, porque esperaba mucho más de ese homenaje a Soda Stereo; y recuerdo con especial cariño títulos como “Iris” (un tributo al mundo del cine) y “Kurios” (una aventura de ciencia-ficción). Por ese lado, “Volta”, que se encuentra en el Dodger Stadium hasta el 8 de marzo y que se traslada luego a la OC Fair desde el 18 de marzo hasta el 19 de abril, no tiene para mí un sabor memorable, pero es completamente digno de verse.
Como suele sucede con las obras de Cirque, el planteamiento argumental de “Volta” es clamorosamente simple, aunque tiene al frente a Waz, un muchacho obsesionado por la fama que compite en un concurso televisivo y que, luego de sentirse humillado en vivo por un detalle físico que lo hace lucir supuestamente diferente, se enfrasca en una búsqueda espiritual destinada a reencontrarse con su esencia original.
Pero nadie va a una obra de esta compañía con el fin de apreciar una gran historia ni para recibir mensajes profundos, sino para ver un sinnúmero de actos de malabarismo y acrobacia interpretados por un grupo deslumbrante de jóvenes atletas en vistosos atuendos y con el fondo de una trepidante banda sonora interpretada en directo. Todo esto se cumple en “Volta”, aunque la puesta en escena es más simple de lo que esperábamos, ya que carece de las escenografías complejas que sí se han empleado en otras ocasiones.
A cambio de ello, asistimos casi al final a la implementación de hasta cuatro grandes rampas por las que desfilan a toda velocidad conductores de bicicletas que brincan espectacularmente por los aires; más temprano, se nos coloca frente a la fachada de un edificio que es atravesada; y antes, vemos un efectivo juego de aros hexagonales colocados en un pedestal que son atravesados con sorprendente pericia por varios sujetos saltarines.
En realidad, esta relativa precariedad escénica encuentra sustento en el hecho de que, aparte de lo ya señalado en términos de historia, el show ha sido anunciado también como un tributo a los deportes callejeros, lo que indica un regreso a lo básico que tiene que ver igualmente con la base del relato descrito.
Pero si bien los malabarismos y las acrobacias son la parte más vibrante de los shows de Soleil, estos tienen también momentos más apacibles en los que se exhiben otra clase de destrezas. Por ese lado, lo más impresionante fue el acto de una muchacha que se elevó por los aires gracias a una cuerda que la sujetaba por el pelo y que le permitió interpretar un número cargado de sensualidad y de misterio sin perder nunca los ademanes propios de la danza hindú.
Los espectáculos de la compañía tienen también habitualmente actos específicamente humorísticos que se salen por completo de lo que se está contando, y en este caso, los dos que fueron encomendados a un personaje masculino de evidente amaneramiento fueron absolutamente hilarantes.
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El primero lo encontró en una lucha constante con tres máquinas para lavar ropa particularmente rebeldes y ruidosas, mientras que el segundo lo llevó a una playa para desarrollar una anécdota llena de voces llamativas -y con claras referencias al arte animado de los Looney Tunes- que despertó sonoras carcajadas entre varios de los niños que se encontraban presentes durante la función a la que asistí.
No puedo terminar esta nota sin reconocer las virtudes de la música compuesta por Anthony González, integrante del grupo francés de música electrónica M83, que no es la mejor que he escuchado en una propuesta de Cirque, pero se adapta muy bien a las intenciones de “Volta” y nos ofrece al menos dos interpretaciones vocales absolutamente emocionantes.
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