Anuncio

La cantautora mexicana Silvana Estrada habla de encontrar la belleza en el desamor

Mexican singer-songwriter Silvana Estrada.
La cantautora mexicana Silvana Estrada posa para un retrato en la Ciudad de México.
(Berenice Bautista / Associated Press)
Share via

A ocho días de su primera gira por Estados Unidos, la artista indie mexicana Silvana Estrada quedó atrapada por el hielo.

Una monstruosa tormenta de nieve que se extendía a lo largo de 2.000 millas había llegado a Austin, Texas, donde la cantautora, de 24 años, se vio obligada a posponer un concierto por motivos de seguridad.

“¿Tengo mala suerte? Me tengo que preguntar a veces”, dijo por teléfono. “Es triste decirle a la gente que se quede en casa, pero cuando ocurren cosas así, veo una oportunidad para descansar y reflexionar”.

Anuncio

Hoy, sin embargo, Estrada está bien lejos de Texas y tomando el sol de Los Ángeles, donde dará un espectáculo con las entradas agotadas en el Paramount Theatre, con canciones de su álbum debut, “Marchita”.

Teñido de elementos de jazz, pop de cámara y folclore mexicano, “Marchita” es una sublime meditación sobre el dolor del corazón en todas sus gradaciones, que describe la desintegración de su primer romance cuando tenía 19 años.

“Todo lo que aprendí sobre el amor antes era muy romántico y lleno de cosas antinaturales”, expresó. “La gente habla del amor a través de la moral, las reglas, la ética. Símbolos artificiales sin emoción. Aprendí a hablar de él más con la poesía que con los símbolos; en la poesía, podía hablar de mis sentimientos con libertad, y con ella encontraba la belleza en la experiencia”.

Estrada, que vive a tiempo parcial en la Ciudad de México, es hija de dos músicos de orquesta de Xalapa, la capital de Veracruz. Acabaron dirigiendo un taller de instrumentos de cuerda en su casa en Coatepec, por donde recuerda que pasaron muchos artistas.

“Era extraordinario”, afirmó. “Pero yo solo quería rebelarme”.

De niña, dejó las clases de viola para optar por el piano; a los 12 años, se empeñó en convertirse en jugadora profesional de voleibol. “Era muy mala”, dijo, y luego, a los 14 años estudió psicología.

Silvana tenía 16 años cuando fue aceptada en el programa universitario de jazz en Xalapa, por lo que admitió que la música era simplemente su destino.

“Todos tenemos nuestras pequeñas rebeldías”, señaló, “pero a medida que fui creciendo, se convirtió menos en ser contraria a todo y más en satisfacer mis curiosidades”.

Aunque ella toca una variedad de instrumentos, lo que más le gusta es su cuatro venezolano, un descendiente compacto de cuatro cuerdas de la guitarra española de la época del Renacimiento. Su técnica procede del arte del son jarocho mexicano, caracterizado por el rasgueo simultáneo de arpas y guitarras.

“Cuando pienso en el son jarocho, concibo a la comunidad”, sostuvo. “Compartimos canciones sobre la tierra, la familia, la tristeza, las cosas que intercambiamos con otras personas. Es lo mismo que me atrajo al jazz: compartir el espacio con otros para poder expresar tus sentimientos”.

En 2016, con 19 años, hizo un viaje a Nueva York, que le cambió la vida, para acompañar al guitarrista de jazz Charlie Hunter, destacado colaborador de Frank Ocean, D’Angelo y Norah Jones. Sus sesiones acabaron convirtiéndose en un álbum de fusión de jazz latino de 2017, “Lo Sagrado”. Al año siguiente, Estrada lanzó un EP en solitario de cuatro temas titulado “Primeras canciones”.

Pasó a realizar espectáculos con entradas agotadas en México, donde colaboró con artistas como Natalia Lafourcade y Julieta Venegas. Estrada regresó a Nueva York en febrero de 2020, cuando firmó un contrato con Glassnote Records, con la promesa de un debut más pulido que se publicaría antes de finales de año.

La pandemia retrasó dos años el ciclo de lanzamientos.

“La mayoría de estas canciones de ‘Marchita’ fueron escritas hace cuatro o cinco años”, explicó Estrada. “Puede ser raro cantar sobre un desamor de hace tanto tiempo, pero al cantarlo en esta gira, en realidad parece que estoy celebrando todo lo que he aprendido”.

Aparte del delicado rasgueo del cuatro venezolano, una procesión de zapateados percusivos o el ocasional y catártico suspiro de un cuarteto de cuerda, “Marchita” es parca en su instrumentación, lo que, a su vez, fortalece hasta la más mínima inflexión en la voz de Estrada. Cantada en español, sus versos se elevan y florecen como flores silvestres, extendiéndose por un ambiente que, de otro modo, sería sobrio.

“Decidimos que tocar con una banda completa o una orquesta sería demasiado”, señaló Estrada, que grabó bajo la dirección del productor Gustavo Guerrero, guitarrista de la banda de Lafourcade.

“Guerrero pensó que tenía que dar más aire a mis palabras”, expuso. “Como en mi tema ‘Casa’, en la que canto sobre mis padres haciéndose mayores, y lo que dejarán atrás... y las cuerdas también expresan esos sentimientos, pero en su propio lenguaje. A veces un sonido es solo ruido, pero en ocasiones, como cuando oyes un portazo, entiendes su significado sin palabras. Le damos al otro espacio para hablar”.

¿Cuál es el lado positivo del desamor que canta?

“En todo caso, me he dado cuenta de lo mucho que tengo que luchar por mi felicidad”, expresó. “En el amor, en la vida, en este mundo capitalista en el que vivimos, tienes que defender tu felicidad. Solo así lo conseguirás”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

Anuncio