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CRÍTICAS. Un ‘Insidious’ más profundo, un enigma apocalíptico y otros estrenos en las salas de cine

Patrick Wilson en una escena de "Insidious: The Red Door".
Patrick Wilson en una escena de “Insidious: The Red Door”.
(Sony Pictures/Associated Press)
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Tras las celebraciones aparentemente interminables por el Día de la Independencia, los estadounidenses van retomando sus hábitos habituales, entre los que se encuentra la asistencia a las salas de cine, convertidas ahora en un refugio ideal para las altas temperaturas que se sienten al exterior. Esta semana, vuelve una de las sagas más populares del cine contemporáneo de terror, acompañada por propuestas mucho menos comerciales, pero llenas de sorpresas para los amantes del cine.

INSIDIOUS: THE RED DOOR

Director: Patrick Wilson

Reparto: Patrick Wilson, Ty Simpkins, Rose Byrne

Género: Terror

A estas alturas, las cosas en relación a la franquicia de “Insidious” se han salido bastante de control. Lo que empezó en 2010 con una cinta completamente efectiva y ciertamente aterradora en desmedro de su calificación PG-13 derivó en una secuela directa de trama convulsionada que no dejaba de lado a los personajes originales, pero que palidecía definitivamente en comparación a su antecesora.

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Después de eso, el afán de aprovechar el éxito comercial de la serie dio origen a dos precuelas (“Insidious: Chapter 3”, de 2015, e “Insidious: The Last Key”, de 2018) que pusieron al frente a Elise Rainier, la encantadora investigadora paranormal interpretada por la gran Lin Shaye, y que sin ser del todo desastrosas, llevaron a cuestionar seriamente la necesidad de prolongar la franquicia. Ahora, se estrena en salas una quinta película que, curiosamente, obtiene resultados mucho mejores de los esperados al retomar a los personajes de las dos primeras entregas, pese a que ese tramo del camino se encontraba supuestamente cerrado.

De ese modo, “Insidious: The Red Room”, que transcurre nueve años después de los eventos narrados en “Chapter 2”, nos presenta nuevamente al protagonista de las cintas iniciales, el maestro de escuela Josh Lambert, enfrentado a una relación complicada con su hijo Dalton, que es ahora un adolescente y que vuelve a ser interpretado por Ty Simpkins, quien era obviamente un niño en aquellas producciones.

Ver a Wilson y a Simpkins reunidos (y, por ende, a Josh y a Dalton) tiene que ser atractivo para los fans de la saga. Pero lo más interesante por aquí es que la relación entre los dos alcanza un nivel de profundidad inesperado, hasta el punto de que la primera parte de la película se siente casi como un filme ‘indie’ bien actuado y con un desarrollo de personajes que resulta incluso conmovedor.

Además de ofrecer su mejor actuación de la serie, el carismático Wilson debuta como director, y no lo hace nada mal, ofreciendo de vez en cuando detalles visuales que trascienden lo que ha aprendido con James Wan (director de las dos primeras cintas). Lamentablemente, este inusitado estudio sobre el trauma familiar y la pérdida de la memoria pierde paulatinamente brillo y capacidad de asustar a medida que el guión de Scott Teems (“Halloween Kills”) va cediendo ante la tentación de los ‘jump scares’ y las situaciones absurdas, lo que termina dejando un sabor mucho menos satisfactorio del que podría haberse obtenido.

BIOSPHERE

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Directora: Mel Eslyn

Reparto: Mark Duplass, Sterling K. Brown

Género: Ciencia ficción

Los hermanos Duplass (Mark y Jay) son una de las duplas creativas más fascinantes del cine independiente actual. Juntos, han escrito, dirigido, escrito y/o producido varias películas extremadamente originales que transitan los terrenos de la comedia, el terror y el romance, como es el caso de “Jeff, Who Lives at Home” (2011), “Creep” (2014) y “Language Lessons” (2021).

Además, Mark es un actor particularmente competente que logra darle credibilidad a los personajes de distinta índole que interpreta, como vuelve a suceder en “Biosphere”, un trabajo de ciencia ficción que se estrena este fin de semana en salas y en Video On Demand y que, pese a su aparente sencillez, lo enfrenta a uno de los papeles más difíciles de su carrera.

Hablar mucho de la trama significaría revelar un giro que, pese a aparecer pronto en la historia, es completamente sorpresivo. Basta con decir que, en el debut como directora de Mel Eslyn (presidenta de Duplass Brothers Productions), Duplass se pone en la piel de Billy, el último presidente de los Estados Unidos, ya que la Tierra ha sufrido una hecatombe indeterminada, lo que ha hecho que su superficie sea aparentemente inhabitable.

Billy es probablemente uno de los pocos supervivientes, porque vive desde hace varios años en un enorme domo construido por su asesor y amigo Ray (Sterling K. Brown, de “This is Us”), quien se encuentra también con él en este espacio protector. Cuando los dos se enfrentan a un incidente que podría acabar con sus vidas, tienen que ingeniárselas para encontrar soluciones cada vez más arriesgadas que ponen primero a prueba sus conocimientos y, más adelante, su sentido de la moral.

“Biosphere” es una propuesta profundamente ‘indie’ que se desarrolla en un solo escenario, que contiene muchos diálogos y que prescinde casi por completo de efectos especiales, por lo que pone toda su atención en los dos personajes y en el desempeño de sus actores. Pero nada de eso afecta el interés en una historia cuyo guión fue escrito por Eslyn y Duplass y que, pese a desarrollarse en un futuro no muy lejano, pone sobre la mesa de manera absolutamente novedosa temáticas de lo más actuales, entre las que se encuentran el sentido de supervivencia, los alcances del poder y la identidad sexual.

THE PASSENGERS OF THE NIGHT

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Director: Mikhaël Hers

Reparto: Charlotte Gainsbourg, Quito Rayon-Richter, Noée Abita

Género: Drama

La cartelera estadounidense de este fin de semana nos ofrece la posibilidad de ver “The Passengers of the Night” (“Passagers de la nuit”), una cinta francesa que, sin llegar a ser impecable, tiene momentos absolutamente logrados y se puede apreciar sin exponerse a sobresaltos pese a que no trata siempre temas agradables.

El pilar de la nueva película de Mikhaël Hers (“Amanda”) es Charlotte Gainsbourg, quien se dio a conocer internacionalmente por su participación en cintas tan escandalosas como “Antichrist” (2009) y “Nymphomaniac” (2013), ambas de Lars von Trier, pero que ha interpretado papeles de lo más diversos en las más de 60 películas que ha hecho.

En este caso, pese a la presencia de una escena sexual específica (estamos hablando de cine francés), Gainsbourg evita la controversia al adoptar la personalidad de Élisabeth, una parisina amable y consciente que se convierte inesperadamente en madre soltera durante la década de los ‘80 tras ser abandonada por su esposo, lo que la obliga a mantener a sus dos hijos adolescentes y a conseguir un empleo de manera urgente pese a que nunca ha trabajado.

Esta dinámica familiar, presentada de manera directa y realista, se ve alterada con la llegada de Talulah (Noée Abita), una muchacha sin hogar que se encuentra expuesta a los malos hábitos de la calle pero que tiene un gran corazón, tal y como lo tienen los integrantes de su hogar afectivo.

Aunque el proceso entero ofrece una mirada un tanto inocente sobre la conducta humana, el guión escrito por Hers al lado de dos mujeres (Maude Ameline y Mariette Désert), sumado a las buenas actuaciones de todos (lo de Gainsbourg es notable) y a una puesta en escena plácida y sin complicaciones, da como resultado una obra que merece definitivamente ser vista. No hay que perderse tampoco las referencias cinéfilas a los trabajos de autores esenciales de la Nueva Ola Francesa como Éric Rohmer y Jacques Rivette.

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THE LESSON

Directora: Alice Troughton

Reparto: Daryl McCormack, Richard E. Grant, Julie Delpy

Género: Drama / Thriller

Pese a que este es su debut en la dirección de largometrajes, la británica Alice Troughton cuenta con una amplia y reconocida experiencia como realizadora de series televisivas, y ha sido particularmente celebrada debido a sus aportes visuales en la versión contemporánea de “Doctor Who”.

Por ese lado, descubrir lo que era capaz de hacer al enfrentarse a un proyecto para la pantalla grande era ya un incentivo suficiente como para darle una oportunidad a “The Lesson”, que se acaba de estrenar en salas nacionales de manera particularmente generosa para un trabajo que no se inscribe en los grandes lineamientos de la industria. Troughton sale airosa del desafío, filmando sin aspavientos pero con un gran sentido del espacio, lo que le permite aprovechar adecuadamente las impresionantes locaciones naturales a su disposición (porque esto se rodó en la campiña alemana, aunque transcurre supuestamente en Inglaterra).

Sin embargo, la puesta en escena no es lo que más impresiona de “The Lesson”, sino la creatividad de su trama y el nivel de sus actuaciones, empezando por la de Richard E. Grant (“Can You Ever Forgive Me?”), un estupendo intérprete que ha sido normalmente relegado a roles secundarios pero que aquí, pese a no ser el protagonista, nos deja boquiabiertos al ponerse en la piel de J.M. Sinclair, un escritor legendario y de personalidad complicada que se encuentra trabajando en secreto en una nueva novela mientras el mundo entero piensa que se ha retirado tras el suicidio de su hijo predilecto.

Grant tiene el reto de encarnar a un sujeto que resulta a la vez egocéntrico y fascinante, y no da una sola nota falsa, ni siquiera cuando todo se sale de control. Pero eso no quiere decir que haya que ignorar las virtudes de otros integrantes del reparto, empezando por Daryl McCormack (“Good Luck to You, Leo Grande”), quien interpreta al protagonista Liam Sommers -un escritor en ciernes que es contratado por la esposa de Sinclair para convertirse en tutor de su hijo-, y siguiendo por Julie Delpy (“Before Sunrise”), quien luce nuevamente estupenda como Hélène, la citada esposa.

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Pese a que el guión de Alex MacKeith no es completamente original y tiene momentos poco creíbles, las referencias literarias, musicales y cinematográficas que se presentan no se siente forzadas, mientras que los comentarios que se hacen sobre el modo en que los escritores se apropian de ideas ajenas son siempre interesantes. Y lo más importante es que, en medio de todo esto, el asunto resulta tremendamente entretenido.

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