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CRÍTICAS. Cavill y Dua en acción, la apuesta de México para el Oscar y más estrenos en cines

Dua Lipa y Henry Cavill en una escena de "Argylle".
Dua Lipa y Henry Cavill en una escena de “Argylle”.
(Peter Mountain/AP)
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Este es una semana curiosa en términos de cartelera, ya que, al menos en Los Ángeles, se estrenan finalmente dos cintas de prestigio que buscaban insertarse en las nominaciones de los Premios de la Academia pero que no lograron hacerlo, pese a la calidad que tienen. Pero no estamos tampoco ante un fin de semana completamente cinéfilo, como lo demuestra la irrupción de una producción estrictamente comercial que promete llenar las butacas y que, de hecho, es la que da inicio a nuestro recuento.

ARGYLLE

Director: Matthew Vaughn

Reparto: Henry Cavill, Bryce Dallas Howard, Sam Rockwell

Género: Comedia de acción

La primera escena de “Argylle” captura de inmediato la atención. Incluye un baile realmente sensual entre Henry Cavill y Dua Lupa, una persecución automovilística imposible pero ciertamente estimulante e intervenciones inesperadas de viejos conocidos nuestros como Ariana DeBose y John Cena.

Después de esto, uno no puede dejar de pensar lo que hará Matthew Vaughn para mantener la valla tan alta y no agotarnos en el camino. Y aunque el director de “X-Men: First Class” (2011) y “Kingsman: The Secret Service” (2014) se las ingenia para entretenernos y desarrollar constantemente espectaculares escenas de acción llenas de coreografías vistosas, su obsesión por impactarnos con proezas visuales mientras maneja un guión de una superficialidad desconcertante termina por perjudicar a una cinta que no debió exceder la hora y media de duración, pero que se extiende por casi 50 minutos adicionales y que, en su parte final, se vuelve extremadamente disparatada.

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Tras la primera acción descrita, se nos permite saber que esta no sucedió en “la realidad”, sino que es parte de una de las populares novelas sobre un espía secreto (Argylle, por supuesto) que ha sido escrita por la creadora de ‘best sellers’ Elly Conway (Bryce Dallas Howard). Sin embargo, las curiosas coincidencias entre las situaciones presentadas en estos libros y las acciones auténticas de grandes organizaciones criminales hacen que la escritora se convierta de repente en blanco de estos mismos delincuentes.

Lo que inició como un día más de trabajo para Dua Lipa, se convirtió en un momento incómodo para la superestrella británica, luego de que varias fans se le aventaran y quisieran agarrarla durante su visita a la Ciudad de México, la noche del sábado.

Rescatada a último minuto por el espía Aidan (Sam Rockwell), quien no luce para nada como el Argylle de su imaginación, la protagonista se ve enfrentada a los ataques de un grupo liderado por el mafioso Ritter, quien es convenientemente interpretado por Bryan Cranston, el inolvidable protagonista de “Breaking Bad” (así como un villano de consideración por donde se lo vea).

Apreciar a todos estos astros de la actuación durante una misma visita a las salas de cine produce indudablemente satisfacción (Howard es particularmente adorable); pero era razonable esperar mucho más de una megaproducción de 200 millones de dólares que, además de lo dicho, se ve excesivamente condicionada por el uso de CGI, sobre todo en las secuencias que involucran a la publicitada mascota felina de la novelista.

Para finalizar, hay un detalle en particular que me quita completamente las ganas de alabar a “Argylle”, y es el uso continuo que hace de “Now and Then”, la “nueva” canción de los Beatles, incluso en momentos absolutamente desacertados. Ya no podré escuchar ese tema musical como lo hacía antes. ¿Se encuentran tan necesitados Paul y Ringo?

TÓTEM

Directora: Lila Avilés

Reparto: Naíma Sentíes, Monserrat Marañon, Marisol Gasé

Género: Drama

La apuesta latinoamericana más fuerte para la ceremonia del Óscar que se aproxima, y que representaba a México en la categoría de Mejor Película Internacional, no logró superar la valla de la ‘lista corta’ en la que se la incluyó y no obtuvo por lo tanto la codiciada nominación. Pero eso no le quita ni una pizca de valor a “Tótem”, que se estrena este viernes de manera limitada en Los Ángeles luego de haberse lanzado una semana antes en Nueva York.

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Estamos ante el segundo largometraje de ficción de Lila Avilés, la notable realizadora capitalina que llamó ya la atención de los cinéfilos del mundo entero con su ópera prima “La camarista” (“The Chambermaid”), un retrato sobrio y a la vez intenso de las vivencias de una empleada de hotel en Ciudad de México. En ese sentido, “Totem”, que se basa en experiencias de la cineasta, amplía definitivamente el panorama en lo que respecta a sus personajes y hasta a sus ambientes, pese a que se desarrolla completamente en una casa pequeña perteneciente a una familia de clase media y a que mantiene por todo lo alto su carácter ‘indie’.

El centro de la historia se encuentra en Sol (Naíma Sentíes), una niña de 7 años que se enfrenta a la enfermedad terminal de su padre, con el que no vive, y que asiste a una reunión familiar supuestamente dedicada a celebrar el cumpleaños del aludido, pero que tiene más bien sabor a despedida. Pese a lo dicho, la película opta por una mirada coral que, en lugar de generar confusión, nos permite conocer de cerca a los diferentes personajes que pertenecen a la atribulada familia.

“Tótem”, que se encuentra mayormente filmada con camara en mano, no es una película que busque impactar de manera inmediata con su puesta en escena (pero fíjense en el modo en que retrata a los insectos y a las plantas) o que busque manipular a su audiencia (pero dinos si no te inmutaste al verla); de hecho, no cuenta con una banda sonora. Sin embargo, esto es justamente lo que convence más de su propuesta, y lo que ratifica a Avilés como una gran creadora (y recreadora) de situaciones realistas que no tiene que recurrir a artificios para conmover al espectador.

THE PROMISED LAND

Director: Nikolaj Arcel

Reparto: Mads Mikkelsen, Amanda Collin, Simon Bennebjerg

Género: Drama histórico

Al igual que “Tótem”, la cinta mexicana de la que hablamos arriba, “The Promised Land” buscaba una nominación al Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional que no consiguió, esta vez en representación de Dinamarca. Y al igual que aquel filme latinoamericano, se trata un trabajo de primer nivel que, en desmedro de la falta de inclusión en la lista final de la Academia, no debe pasar desapercibido.

El excelente Mads Mikkelsen (“The Hunt”) le da vida a Ludvig Kahlen, un capitán retirado del ejército que, en 1755, logra arrancarle a los subordinados directos del rey el permiso necesario para tratar de convertir en tierra de cultivo una inhóspita región en la que se la ha asignado una vivienda. Una vez allí, se enfrentará no solo a lo que luce ante los ojos de todo el mundo como una misión imposible debido a la hostilidad del terreno y la presencia de poblaciones indígenas supuestamente agresivas, sino también a un enemigo completamente imprevisto y mucho más preocupante.

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Y es que la conciencia de la película (que se encuentra en el lugar correcto) no apunta a desvirtuar las posibilidades que ofrece la Naturaleza ni a denigrar a las poblaciones originarias, sino que muestra desde el inicio la codicia, la indiferencia y hasta la maldad abierta que manejan las clases dirigentes. De ese modo, Kahlen no es solo tratado por sus superiores con un desprecio inocultable debido a sus orígenes humildes, sino que, una vez en el llano, ve sus esfuerzos constantemente perjudicados por Frederik de Schinkel (Simon Bennebjerg), un noble despiadado que cree ser dueño de todos los territorios que lo rodean.

Nikolaj Arcel, quien dirigió la celebrada “A Royal Affair” (2012), maneja la puesta en escena con solvencia y toques de maestría, y Mikkelsen está excelente, como casi siempre. El único problema por aquí es que el conjunto termina sintiéndose un tanto didáctico e inclinado hacia un estilo narrativo de simpleza hollywoodense, lo que no le quita poder a un filme que merece definitivamente verse pero cuyo villano principal, por ejemplo, resulta demasiado caricaturesco, más allá de que lo que se cuenta esté basado en hechos reales.

PICTURES OF GHOSTS

Director: Kleber Mendonça Filho

Genero: Docudrama

Armado de abundante material de archivo tanto propio como ajeno, y respaldado además por algunas dramatizaciones y escenas con guión, Kleber Mendonça Filho recupera momentos esenciales de su formación artística y del desarrollo de su oficio en “Pictures of Ghosts” (“Retratos fantasmas”), que se estrena este viernes en el Laemmle Glendale, una semana después de su lanzamiento en Film At Lincoln Center de Nueva York.

Pero lo más importante de cara a los espectadores es el modo en que el aclamado director de “Bacurau” (2019) nos lleva a descubrir un lugar que pocos conocemos y que, luego de ver este excelente trabajo de técnica mixta, nos resulta mucho más cercano.

Estamos hablando de Recife, una de las ciudades más grandes de Brasil, ubicada al lado del mar y cuna del mismo Mendonça Filho, quien recupera imágenes del pasado para colocarnos en medio de la casa familiar donde hizo sus primeros cortometrajes, llevarnos al cine donde empezó a trabajar (y presentarnos allí a un inolvidable proyeccionista) y, finalmente, hacer un emotivo recorrido de las salas del centro donde se formó como espectador y que, si bien han desaparecido o caído en desgracia en los últimos años, fueron en sus mejores momentos una suerte de palacios de prestigio internacional.

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Pese a ser una cinta de profundo sabor regional, “Pictures of Ghosts” (“Retratos Fantasmas”) se esmera también en mostrar incidencias de una época gloriosa que encontraba las calles de Recife visitadas por leyendas de Hollywood -como Janet Leigh y Tony Curtis- y sus edificios poblados por delegaciones pertenecientes a los estudios de cine más poderosos de los Estados Unidos, los mismos que echaban a veces a la basura valiosos materiales de sus películas que terminaban siendo ofertados por vendedores ambulantes.

Visualmente, la agilidad de la película y el sentido constante de la sorpresa que este tiene depende en gran medida del rechazo al uso masivo de imágenes estáticas y su predilección por unas tomas en movimiento que, además de otorgarle dinamismo y un incuestionable sentido fílmico a todo lo que vemos, resultan fundamentales para defender la teoría principal que se maneja: el cine es la mejor manera de traer el pasado al presente y, por lo tanto, de recrear ante nosotros lo que ya no existe, aunque eso implique convocar a los fantasmas.

SCRAMBLED

Directora: Leah McKendrick

Reparto: Ego Nwodim, Andrew Santino

Género: Comedia dramática

Las experiencias que atraviesa una mujer soltera que no se encuentra lista para tener hijos pese a que todas sus amigas se encuentran ya en esa etapa adopta una perspectiva inusualmente novedosa en “Scrambled”, una encantadora comedia dramática que se estrena este fin de semana y cuyas credenciales independientes no deberían ser un obstáculo para darle posibilidades de conexión con los gustos de las grandes audiencias.

Claro que, sin dejar de lado el tono de comedia que se podría esperar en una película hollywoodense que se encargue del tema, “Scrambled” asume la tarea sin rechazar la idea de la maternidad, pero sin tratar tampoco de forzar a su protagonista a aceptarla tras descubrir al amor de su vida o algo semejante. Lo hace, además, presentándonos a una protagonista inusual en esta clase de proyectos: Nellie Robinson (Leah McKendrick), una mujer de 34 años que se comporta como una jovencita y que responde sin problemas al criterio de ‘girl next door’.

Lo interesante por aquí es que McKendrick no es solo la estrella, sino también la directora y la guionista de una cinta que, como nos enteramos ahora, se encuentra basada en sus propias experiencias con el método de congelación de óvulos, que puede ayudar sin duda a las mujeres que no se encuentran listas para ser madres y cuyo reloj biológico empieza a complicar las cosas, pero que resulta por otro costoso y complejo.

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McKendrick no intenta que Nelly (su alter ego, asumimos) sea inmediatamente simpática o razonable, lo que puede incomodar a algunos espectadores pero le otorga un bienvenido sentido del realismo a una película que, de todos modos, comienza a coquetear innecesariamente con las fórmulas en su segunda parte. Sea como sea, se trata de un trabajo que vale la pena ver, incluso si lo haces únicamente para descubrir a la mujer que, por alguna razón de peso, acaba de ser elegida por Hollywood para escribir una nueva secuela del recordado ‘slasher’ “I Know What You Did Last Summer” (1997).

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