Anuncio

Foo Fighters desafía las tragedias a punta de rock’n’roll

La banda Foo Fighters en el Banc of California Stadium, el 11 de agosto del 2024.
(Ruben Chairez)
Share via
1

En cierto momento del segundo concierto masivo de Foo Fighters en el Banc of California Stadium, ubicado en el Centro de Los Ángeles, el vocalista y guitarrista Dave Grohl le dijo a la enfervorizada audiencia que iba a probar la fidelidad que esta le tenía al género de sus amores: el rock.

Para lograrlo, interrumpió la interpretación del tema que estaba siendo tocado, “No Son of Mine”, con la finalidad de ofrecer fragmentos de las canciones “Dirty Deeds Done Dirt Cheap”, de AC/DC, y “Enter Sandman”, de Metallica. Más adelante, cuando presentó a cada uno de los integrantes del combo, ellos siguieron la misma línea al interpretar segmentos de piezas propias de Ozzy Osbourne, Van Halen, Nine Inch Nails, Beastie Boys y -nuevamente- AC/DC.

Con todos estos tributos, Grohl estaba dejando en claro su gusto por la vertiente más guitarrera -pero no necesariamente más radical- del género. De hecho, pudo haber tocado una canción de Metallica proveniente de su época más agresiva y desafiante, y no el hit radial que espantó a los fans antiguos al ser creado.

Pero Foo Fighters es una banda ‘mainstream’, y lo ha sido de hecho desde sus inicios, a mediados de los ‘90, por lo que nadie podría decir que ha traicionado sus raíces o algo así. Eso no quiere decir que la música que haga sea abiertamente comercial, más allá de las melodías pegajosas de sus coros y del carácter amable de varias de sus composiciones; de hecho, puede llegar a ser muy heavy, lo que se ve potenciado durante sus presentaciones en vivo.

Anuncio

Dave Grohl, fundador de la banda Foo Fighters, salió en defensa de los docentes de Estados Unidos por el deseo del Presidente Donald Trump de reabrir pronto las escuelas a pesar de la pandemia del coronavirus, reportó Variety.

Jul. 22, 2020

De hecho, tras la trágica pérdida de su baterista Taylor Hawkins, en marzo del 2022, Grohl decidió que el reemplazante fuera Josh Freese, un esmerado músico de sesión que ha tocado con The Vandals, Devo, Nine Inch Nails y A Perfect Circle, y cuyo virtuoso manejo del doble bombo le da una intensidad adicional al conjunto. El mismo ‘frontman’ tampoco ha dejado de lado los gritos desaforados que forman parte de su propuesta, y que llegan alternados con entonaciones mucho más delicadas.

Es justamente esta combinación la que le ha ganado tantos fanáticos a una banda que surgió ya con el viento a su favor al ser el nuevo proyecto de Grohl tras su ya legendaria labor como baterista de Nirvana, grupo puntero del grunge que desapareció inevitablemente el 8 de abril de 1994, cuando el torturado Kurt Cobain acabó con su vida.

La muerte de Cobain no es la única gran tragedia a la que Grohl se ha tenido que enfrentar a lo largo de su trayectoria artística. El 25 de marzo del 2022 murió Taylor Hawkins, el baterista que se había unido a FF en 1997 y que se convirtió rápidamente en un miembro esencial del grupo debido a su carisma, su habilidad para el canto y sus excepcionales habilidades con los tambores.

Luego de tomar un razonable receso, la banda dio dos conciertos de homenaje para Hawkins, uno en Nueva York y otro en L.A. (más precisamente, en el Forum); pero la gira actual, titulada “Everything Or Nothing at All Tour”, es la primera que emprende sin Hawkins y con Freese confirmado ya como el baterista oficial.

Otro momento del concierto.

El domingo pasado, Freese tocó prácticamente todas las canciones presentadas, con la excepción de un fragmento acústico y de la muy ‘nirvanera’ “I’ll Stick Around”, que encontró en el puesto a Oliver Shane Hawkins, el hijo de 18 años del percusionista desaparecido (quien sabe muy bien lo que hace).

Anuncio

Para dejar en claro que, pese a lo sucedido, FF es una banda que se mantiene vigente y que mira hacia el futuro, sus integrantes ofrecieron un repertorio que le pegó una mirada particularmente intensa a “But Here We Are”, el álbum inédito en estudio que lanzó en junio del 2024, ya sin Hawkins a bordo, y que fue en gran parte un homenaje al fallecido.

En lugar de empezar con un tema conocido y acelerado, como suele hacerlo cuando se presenta en vivo, la banda abrió fuegos con “The Teacher”, una pieza de 10 minutos -la más larga de su discografía- que se encuentra llena de cambios de intensidad y que posee una letra donde se alude tanto a lo ocurrido con Hawkins como a la muerte de la madre de Grohl, igualmente en el 2022.

Más adelante vinieron “No Son of Mine”, otro corte del mismo álbum, orientado esta vez al heavy/punk acelerado e influenciado por los míticos Motörhead; “Under You” y Nothing at All”, dos canciones de duelo y de frustración con la misma procedencia discográfica, aunque la segunda -que era ya de por sí desgarradora- adquirió una emotividad adicional al ser interpretada de manera acústica; y “Show Me How”, una composición de medio tiempo, con referencias a la New Wave, que contó con la participación vocal de Violet, la hija de Grohl (y que, para ser sinceros, no estuvo entre lo mejor de la noche, por mas tierno que haya sido el asunto).

Sea como sea, se trató de una muestra generosa de un trabajo que ha sido ampliamente celebrado por los críticos y que funciona como un testimonio vital de recuperación espiritual. La audiencia lo entendió bien y lo respetó, aunque la mayor parte de los asistentes estaban allí para escuchar los éxitos, que tampoco faltaron, porque el concierto se extendió prácticamente por tres horas.

Es allí donde puede haber también un punto de discusión, porque el show entero se había iniciado casi seis horas antes debido a la participación de dos artistas teloneros. Aunque la temperatura era ya plenamente tolerable cuando los FF salieron a escena, el calor se había sentido de manera contundente en el auditorio al aire libre a lo largo del día, por lo que, al inicio del set estelar, muchos de los asistentes se encontraban agotados o intoxicados.

Tampoco nos queda claro si esta es una banda que necesite tocar por tanto tiempo. Tiene 30 años de carrera, ha grabado 11 álbumes y sus integrantes se siguen mostrando absolutamente incansables sobre la tarima; pero no cuenta necesariamente con un repertorio tan ilustre o tan diverso como para sostener una sesión tan maratónica. Esto no impidió que sus seguidores de hueso colorado se mostraran efusivos hasta el final, a diferencia del grueso de la audiencia, que, en modo especialmente angelino, no hizo grandes esfuerzos para moverse.

Y es que, a diferencia de Cobain, cuyo desconcierto ante la fama inesperada tuvo aparentemente que ver con su suicidio, Grohl adora las multitudes y la exposición, como lo ha demostrado al aparecer en cuanto evento musical quiera tenerlo, siempre y cuando este sea de grandes dimensiones.

Anuncio

La banda encabezada por Mick Jagger ofreció una nueva lección de rock’n’roll en Los Ángeles

Jul. 12, 2024

Pero parece hacerlo básicamente como consecuencia de su personalidad extrovertida y por la presencia interna de una actitud positiva que se presta no solo perfectamente para los menesteres típicos del ‘rock de estadio’, sino que le ha servido también para lidiar con las cosas malas que han pasado en su vida.

Grohl está lejos de ser un tipo frío e indiferente, y ha sufrido sin duda de manera profunda la pérdida de sus seres queridos. Sin embargo, ha tenido la inmensa fortuna de contar con la música como herramienta de expresión y de sanación y, en el BMO Stadium, logró interpretar las partes de homenaje para los caídos sin caer en excesos expresivos o discursivos.

No nos olvidemos de los hits. Casi al inicio del concierto, sonaron “All My Life” y “The Pretender”, que se encuentran entre lo más poderoso del arsenal de FF. Más adelante, “Times Like These”, “My Hero” y “The Best of You” brindaron la cuota emotiva y hasta inspiracional. Y el lado divertido llegó de la mano de cortes como “Learn to Fly” y “Monkey Wrench”, que se inclinan hacia el pop punk y que antecedieron a “Everlong”, el último tema de la velada, marcado por una tendencia decididamente ‘alternativa’.

Pese a tener a tres guitarristas en la tarima (Grohl, Chris Shiflett y Pat Smear), esta no es una banda en la que destacan los solos ni los arranques de improvisación. Es, eso sí, una maquinaria bien aceitada cuyo centro indiscutible se encuentra en Grohl, pero que suena siempre de manera impecable y no decepciona a sus seguidores. A estas alturas de su carrera, y con todo lo sucedido, eso es más que suficiente.

The Pretenders fue uno de los actos de apertura.

No llegamos a tiempo para ver al primer artista de la jornada, Alex G, del que poco o nada sabemos; pero pudimos gozar de la presentación de The Pretenders, una legendaria banda británica que alcanzó la fama internacional a inicios de los ‘80, pero que sigue creando música de considerable valor gracias al talento de su vocalista y guitarrista rítmica Chrissie Hynde.

Anuncio

Hasta hace poco, los únicos integrantes originales que permanecian en la formación eran Hynde y el baterista Martin Chambers. Lamentablemente, en la gira actual, Chambers ha brillado por su ausencia, y tampoco figura en los créditos del álbum que se lanzará en septiembre, lo que hace suponer que ya no forma parte de la agrupación.

En el BMO Stadium, su puesto fue ocupado por Kris Sonne, un baterista mucho más joven, como lo son también los músicos que rodean ahora Hynde, incluyendo al guitarrista James Walbourne, quien se integró en el 2008, luego de haber sido parte de The Pogues. Por ese lado, el set dejó una impresión un poco extraña, aunque hay que considerar que tanto el guitarrista original, James Honeyman-Scott, como el primer bajista, Pete Farndon, murieron de manera temprana debido al consumo excesivo de drogas duras.

Más allá de cualquier reparo, lo que se escuchó el domingo pasado fue no sólo brillante y contundente, porque The Pretenders puede llegar a ser una banda muy poderosa, sino que no se entregó por completo a la nostalgia al dejarle espacio tanto al álbum más reciente, “Hate for Sale” (2020) -a través de la interpretación de dos temas, “Hate for Sale” y “Turf Accountant Daddy”-, como a la interpretación de “Let the Sun Come In”, el primer sencillo de “Relentless”, la placa que se avecina.

La decisión de presentar tanto material reciente en un acto ‘telonero’ de una hora resulta bastante osada, pero habla bien de la vitalidad de una Hynde que, a los 72 años de edad, mantiene intactas las virtudes de una voz que puede ser apacible y cadenciosa o agresiva y autoritaria. Además, no faltaron en el menú éxitos como “Back on the Chain Gang”, “Kid”, “Don’t Get Me Wrong” y “Middle of the Road”.

Además, haya estado el tiempo que haya estado en The Pretenders, Walbourne es un magnífico guitarrista que se lució a lo largo de todo el set mediante sus encendidos solos y el empleo de una presencia escénica que colaboró también en lo que respecta al plano visual.

Anuncio