Anuncio

Jane’s Addiction trajo al presente los encantos de la escena alternativa original

El vocalista Perry Farrell durante la presentación de Jane’s Addiction en el YouTube Theater de Los Ángeles.
(Steve Thrasher / YouTube Theater)
Share via
1

Hubo varios momentos dignos de recuerdo durante la presentación de Jane’s Addiction en el YouTube Theater de Inglewood. Pero los más emblemáticos empezaron a darse hacia la mitad del concierto, cuando los integrantes de la célebre banda alternativa oriunda de Los Ángeles habían calentado ya el cuerpo y se encontraban enfrascados en esas furiosas combinaciones de rock duro y psicodelia que tanto los distinguieron durante su época dorada, a inicios de los ‘90.

En vista de lo que ha sucedido en los últimos años, poder ver a la agrupación formada en 1985 con sus integrantes originales era ya una ventaja. Más allá de las numerosas separaciones y reencuentros -muchos de ellos con alineaciones distintas- que se han producido a lo largo de la carrera de esta banda, la reunión aparentemente feliz de sus miembros fundadores en el 2022 se vio seriamente obstaculizada por el Covid prolongado que afectaba al guitarrista Dave Navarro, y que le impidió ser parte de los conciertos a lo largo de dos años.

Lo que se vio en el YouTube Theater el martes pasado tuvo, por lo tanto, un sabor histórico, y la audiencia parecía tenerlo en claro, porque reaccionó constantemente ante lo que sucedía sobre el escenario con un entusiasmo que no se aprecia necesariamente en los shows angelinos, marcados por la frialdad de las asistentes. En la tarima, el grupo entero parecía sentir esa energía, lo que le permitió ofrecer un espectáculo que, al menos en el plano instrumental, fue absolutamente impecable.

Por motivos naturales, todos los ojos estaban puestos en Perry Farrell, el legendario ‘frontman’ de voz inimitable y apariencia inconfundible al que muchos se refieren como “Padrino de la Música Alternativa” debido al rol estelar que ha jugado en el desarrollo de una escuela musical que, según los estudiosos, ha influenciado a artistas que van desde Tool hasta System of a Down, pasando por The Smashing Pumpkins y Korn.

Anuncio

La banda de Dave Grohl sacudió el Banc of California Stadium con dos fechas multitudinarias

Ago. 13, 2024

Farrell es un veterano indispensable de la escena que cuenta ya con 65 años, por lo que no era razonable esperar que su agudísima voz como cantante se encontrara en el mismo estado en el que se encontraba hace cerca de cuatro décadas. Antes del concierto en Inglewood, lo habíamos visto en acción como parte de un cartel del festival KROQ Almost Acoustic Christmas en el que su desempeño resultó espectacular; pero eso sucedió hace 21 años.

Sobre la tarima del YouTube Theater, el hombre batalló con sus cuerdas vocales desde el inicio, sin que eso signifique que su performance haya sido desastrosa, incluso cuando se consideran las fallas evidentes que tuvo al entonar la indispensable “Been Caught Stealing”, cuya letra parecía haber olvidado.

Más allá de que su garganta fue mejorando con el paso de los minutos -el vino que tomaba desde el pico de la botella tiene que haberlo ayudado-, la voz del fundador del festival Lollapalooza, que nunca ha sido técnicamente virtuosa, se apoyaba frecuentemente en el uso de unos efectos de sonido -principalmente de reverberación- que no faltaron esta noche, y cuyo empleo se extendió ocasionalmente a todos los instrumentos con la finalidad de crear atmósferas de tintes alucinógenos.

Sea como sea, Farrell decidió mostrarse tal y como es, sin acudir a coristas ni soportes vocales externos, y conservó tanto el ánimo necesario como la energía indispensable para sostener el peso de un show que se extendió por más de una hora y media. También dio muestras encantadoras de su extravagante personalidad al hacer comentarios con connotaciones pacifistas y eróticas que no pasaron desapercibidos.

El guitarrista Dave Navarro durante el concierto.
(Steve Thrasher / YouTube Theater)

En el plano instrumental, el que más llamó la atención fue Navarro, quien ha retomado sus labores en el escenario con una pasión que tiene sin duda que ver con un gran deseo por recuperar el tiempo perdido. Aunque sus intervenciones se hicieron nebulosas durante los momentos del show que se sumergieron intencionalmente en la saturación sonora, los solos que brotaron de sus cuerdas se escucharon con precisión y contundencia en más de una ocasión, dejando en claro que sigue siendo uno de los mejores guitarristas de su generación.

Anuncio

Claro que, más allá de los solos, lo que distingue a Jane’s Addiction es la potencia y el carácter seductor de sus riffs, presentes en cortes como “Ain’t No Right”, “Mountain Song”, “Stop!” y “Been Caught Stealing”, y firmemente respaldados por la estupenda base rítmica conformada por el baterista Stephen Perkins y el bajista Eric Avery.

Pese a sus diferencia de intensidad y de velocidad, todos estos temas, que se escucharon en Inglewood, se encuentran influenciados en partes desiguales por elementos provenientes del punk, el metal, el rock moderno y hasta el funk, logrando con ello una combinación que no deja nunca de ser entretenida.

Tampoco faltaron las piezas más tranquilas que Jane’s Addiction ha presentado en sus cuatro álbumes de estudio, aunque es necesario precisar que el más reciente de ellos, “The Great Escape Artist” (2011), fue dejado olímpicamente de lado, a diferencia de lo que ocurrió con el sencillo que se lanzó el pasado 24 de julio, “Imminent Redemption”, un tema de medio tiempo que no desentona con el estilo de la agrupación, pero que no resulta muy llamativo.

En todo caso, por el lado más apacible -aunque eso es relativo, debido a sus consabidos cambios de ritmo-, la banda ofreció piezas como “Kettle Whistle”, “Summertime Rolls” y “Jane Says”, dignas de ser escuchadas en un estado de relajación imposible de lograr con sus canciones más alocadas y dueñas de inflexiones espirituales que no se espera necesariamente encontrar en propuestas de esta clase.

El segmento estelar de la noche estuvo antecedido por una generosa presentación de Love and Rockets, una influyente agrupación inglesa que ha causado sensación con su inesperado retorno del 2023 y que, en Inglewood, se convirtió en una auténtica ‘telonera’ de lujo, hasta el punto de que el auditorio se encontraba casi completamente lleno al inicio de su set.

Formada en 1985 por tres ex integrantes de la mítica agrupación gótica Bauhaus -el guitarrista y cantante Daniel Ashm, el bajista y cantante David J y el baterista Kevin Haskins -, L&R se presentó inicialmente ante el mundo con un repertorio mucho más accesible que el proyecto anterior, pero marcado todavía por inflexiones siniestras y referencias al post punk.

Love and Rockets en pleno concierto.
(Steve Thrasher / YouTube Theater)

Anuncio

A largo de una hora, el combo británico se entregó a un repertorio marcado por un minimalismo y una sencillez instrumental que se vieron elevadas por un incuestionable sentido del ritmo y la elaboración de unas atmósferas que fueron tanto oscuras -como sucedió en las piezas “The Light” y “The Dog-End of a Day Gone By”- como deudoras del pop -en el caso de “No New Tale to Tell” y el inesperado ‘hit’ radial “So Alive”-.

Pese a que J, quien asume la voz principal en algunos temas, no conserva su garganta en el mejor estado, Ash mantiene perfectamente la suya, y además de ser el integrante más animado de la banda, sorprendió a los presentes al enfrascarse en arranques guitarreros cargados de disonancia que le permitieron mostrar su adhesión a los postulados del rock independiente.

Anuncio