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La prolongada amistad entre Gael García Bernal y Diego Luna es el aceite perfecto para ‘La Máquina’

Gael García Bernal. Eiza González y Diego Luna en una escena de “La Máquina”.
(Cristian Salvatierra)
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No es que no puedan hacerlo bien por cuenta propia. A lo largo de cerca de tres décadas, los dos han demostrado tener el talento suficiente como para convertirse de manera individual en actores destacados a nivel mundial, tanto por sus incursiones en el cine como por sus trabajos para la pantalla chica.

Pero todo el mundo sabe que, juntos, Gael García Bernal y Diego Luna son dinamita. El hecho de conocerse desde que eran niños (se llevan solo un año) y de haber colaborado en numerosos proyectos como productores ha establecido un nivel de confianza y de complicidad que se ha plasmado sin duda en la incuestionable química presente en los personajes que les tocó interpretar en “Y tu mamá también” (2001) y “Rudo y cursi” (2008).

De ese modo, poder verlos nuevamente unidos en una serie televisa que, además, es de primer nivel y surgió de sus propias imaginaciones, es una circunstancia digna de celebración para todos sus admiradores, así como un motivo de entusiasmo para quienes esperan con ansias el estreno de “La Máquina”, la producción que entra a la programación de Hulu a partir del 9 de octubre.

Estamos ante un show televisivo que coloca a los populares “charolastras” -llamados de ese modo por los diálogos de “Y tu mamá también”- en el mundo del boxeo profesional para desarrollar un relato que parte de una premisa aparentemente convencional -la de un boxeador que se encuentra al final de su carrera- para transformarse súbitamente en un ‘thriller’ cuyos hilos se encuentran manejados por una misterioso grupo criminal.

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Durante la reciente entrevista que puedes encontrar también por aquí en su versión en video, García Bernal y Luna hablaron del origen del proyecto, de su desarrollo, de lo que buscan transmitir con este y de su labor compartida en el mismo. Nuestra transcripción editada de la conversación incluye en la parte final las declaraciones complementarias que ambos nos dieron ese mismo día en la alfombra roja de presentación de la serie, y que se encuentran igualmente disponibles de modo audiovisual en este enlace.

Me gustaría empezar con lo que es, a todas luces, lo más resaltante de “La Máquina”: el reencuentro épico entre ustedes dos. Si no me equivoco, no habían compartido la pantalla desde “Casa de mi padre”, una película que se estrenó en el 2012. Había además un motivo muy válido para el reencuentro, porque esta serie surgió de la imaginación de ustedes mismos. Leí que la idea se dio en un entorno muy particular, durante una madrugada que los encontró caminando por las calles de Berlín. Me imagino que andaban un poco de fiesta o bajo algún influjo externo.

García Bernal: Claro, claro; material didáctico, le llamarían.

Diego Luna: Pero yo no creo que tuviera mucho que ver. Iba a pasar de una manera u otra. De hecho, yo no andaba en eso, porque estaba tomando antibióticos [risas].

García Bernal: Acabábamos de presentar “Revolución”, una compilación de cortometrajes que produjimos.

Luna: Y fuimos a echarnos un kebab, como para bajar la fiesta. Ya ves, cuando es tarde, dices: “No voy a llegar al desayuno”. El del hotel se acaba temprano y sigues dormido, o sea que mejor te duermes con algo en la panza. Es una simple medida de precaución.

La verdad es que Gael venía de entrenar boxeo para un proyecto que no pasó, y yo venía de hacer el documental de Julio César Chávez. Eso nos llevó a pensar en hacer algo sobre boxeo, y en hacerlo además juntos, porque colaborar de este modo es algo que siempre tenemos en la cabeza.

La oportunidad [de realizarlo] se tardó, entre la pandemia y el hecho de que las cosas en la televisión pasan por muchas manos . Por suerte, finalmente, se alinearon los astros, y pudimos juntar a una bonita familia fílmica para contar esta historia.

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Oct. 4, 2024

¿Cuánto de lo que se ve ahora en la serie estaba ya presente en lo que imaginaron esa noche?

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García Bernal: Yo diría que gran parte del concepto fue fraguado en esa primera borrachera, y después lo fuimos trabajando con...

¡Ah! Así que sí fue una borrachera, a pesar de los antibióticos.

García Bernal: Exacto, a pesar de ellos [risas]. Después vino la incorporación de varios autores, como Julián Herbert, Marco Ramírez, David Gaitán y Manuel Alcalá, quienes participaron muchísimo en el proceso; pero fue algo que de alguna manera fuimos consolidando nosotros dos en el sentido de lo que queríamos, de a dónde debía ir, de lo que se trataba, de quiénes eran los personajes y de cómo se llamaban.

¿En qué momento se decidió que Gael iba a ser el boxeador y Diego el manager?

Luna: Desde el principio. Como te conté, Gael venía de entrenar [en esa disciplina], por lo que era lógico que así fuera. Él quería hacer algo con todo ese trabajo que había desarrollado. Además, estábamos borrachos [risas]. A mí me interesaba más bien el fenómeno social, porque soy fan del boxeo y, al igual que Gael, crecí viendo mucho boxeo, porque es un deporte en el que normalmente gana un mexicano. Y los mexicanos siempre dan un gran espectáculo.

Pero esta serie incomodará probablemente a alguna gente del boxeo, ¿no? Porque habla claramente de la corrupción que existe en este deporte, aunque eso sea ya un secreto a voces.

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García Bernal: No creo que caiga mal en ningún sentido. Es una ficción, obviamente. Estamos haciendo algo meta, sobre un mundo paralelo, completamente ficcionado, sobre un orden que mueve las cosas. Va más en torno a una tragedia griega que a algo real.

Claro, porque el problema central no tiene que ver con la Asociación Mundial de Boxeo, lo que le quitaría la posibilidad de ser un trabajo de denuncia directa.

Luna: La verdad, no va por ese lado. El boxeo es un pretexto para hablar de otras cosas, como la amistad, la persecución y esta cárcel en la que se puede convertir el éxito. ¿Qué nos pasa cuando tenemos que aceptar que algo se acabó? El boxeo es una gran metáfora, porque se acaba con la capacidad física. Aplica para todo.

Otra imagen de Luna en el set de la serie.
(Alexandro Bolaños Escamilla/ HULU)

García Bernal: Queríamos también jugar con el concepto del éxito, de lo que pasa cuando llega un ente exterior y dice que todo este supuesto éxito ya estaba escrito. Es algo que podría suceder en cualquier deporte o en cualquier industria.

Ahora, a diferencia de otra gente que está metida en el universo del cine, la televisión y la actuación, ustedes han logrado todo lo que han logrado por méritos totalmente propios… o eso es al menos lo que parece.

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Luna: Sí; a veces me pregunto si me están siguiendo o por qué me dieron algo. Ya me has hecho dudar incluso de ti [risas].

Garcia Bernal: Es que lo que nosotros hacemos no es de perder o ganar. Es otra historia, completamente. Si alguien escribió esto y lo diseñó así, debería dedicarse al deporte, donde ganaría más.

Pero ustedes sí son ganadores, en el sentido de que son no solo grandes amigos, sino de que tienen una química muy particular que funciona cuando están juntos ante una cámara. En este caso, era prácticamente imprescindible contar con algo así para que los personajes fueran verosímiles y no se sintieran únicamente como tipos ambiciosos, tontos o villanos, pese a todos los problemas en los que se meten por no hacer las cosas bien.

Luna: Sí, hay una ventaja enorme en relación a lo que pasa con nosotros, pero no es la única forma. ¿Cuántas películas hemos visto donde se representa una amistad que nos conmueve y con la que nos conectamos? Lo que pasa aquí, y que es increíble, es que lo disfrutamos un chingo, y tenemos la capacidad de reconocerlo y repetirlo. Pero a mí me gustó lo que dijo Gael hace un segundo: que nadie gana y nadie pierde.

Esto es algo que nos permite, además, trabajar con gente a la que disfrutamos, con la que aprendemos, con la que compartimos y con la que crecemos. De hecho, los proyectos no siempre funcionan, pero eso no quiere decir que a ti no te pasó lo que te pasó en el viaje.

Nosotros sí tenemos la fortuna de vivir un viaje que estamos disfrutando mucho. Cada quien va por su lado; nos cruzamos cada tanto y hacemos cosas juntos, pero no le vamos ganando a nadie, no vamos empatados ni nada semejante.

Bueno, pero el mundo está armado de tal manera que siempre hay una competencia. Si la serie llega a ser nominada a diferentes premios, será inevitable.

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García Bernal: Se supone que, en el deporte, es mucho más claro quién gana y quién pierde. Pero en este caso, no es así.

Luna: De hecho, es de eso de lo que trata la serie, porque para este personaje, la única forma de conseguir realmente lo que busca, la única forma de que llegue ese triunfo del que tú estás hablando, es perdiendo. O sea que, en el fondo, nadie gana ni nadie pierde. Es simplemente un viaje en el que te llevas cosas y dejas otras, y ya.

La serie es también interesante porque empieza como un drama deportivo y se convierte de pronto en un thriller que va asumiendo aires de intriga criminal; pero no deja nunca de lado el humor. Eso también se debe a las interacciones entre todos los personajes, incluyendo a los de ustedes, obviamente. ¿Hubo escenas improvisadas, o se respetó siempre lo que estaba escrito?

García Bernal: Todos estos elementos eran cosas que habíamos pensado y que queríamos incluir. La comedia, por ejemplo, es un elemento fantástico y liberador, aunque no es fácil lograrlo. La comedia abre la puerta para varias cosas, porque, para traducirlo en términos boxísticos, es como el jab que de alguna manera abre la guardia para después conectar el golpe duro.

Es algo que se construye haciéndolo, poniéndolo en marcha, armando la puesta en escena. Y es ahí donde entran esos factores de improvisación en los que dices, “oye, esto no funciona”; “esto está funcionando, vamos por aquí” o “probemos mejor esto”.

Luna: Además, tuvimos la fortuna de trabajar con Gabriel Ripstein, un director que no tiene miedo a que se vayan sumando y cambiando cosas.

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Los protagonistas ante el ring.
(Hulu)

Diego, tenemos que hablar un poquito de tu aspecto en la serie, con todo el botox del que abusa tu personaje y lo raro que se ve.

Luna: ¿Qué opinas? ¿Te gustaron un poco los labios? ¿Crees que debería haber arriesgado más? ¿O fue mucho?

No, está fuerte la transformación. Y fue pesado asumirla, me imagino.

Luna: Fue pesado todo el proceso, pero a la vez muy gratificante, porque me dio herramientas que nunca había tenido para desarrollar a un personaje.

¿Cuánto tiempo tomaba lo del maquillaje y las prótesis?

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Luna: Como dos horas en la mañana, y al final, me tenía que quedar casi una hora más. Ese era el momento realmente duro, cuando ya todo el mundo se iba. Poníamos musiquita y empezábamos ahí el proceso de despedida. Pero la verdad es que valió la pena, porque lo que pasó ahí fue muy genuino, muy lindo. De todos modos, filmamos muy rápido, o sea que no me di ni cuenta.

Gael, háblame por favor de tu aproximación al boxeo y de cómo la aplicaste a la interpretación de este papel.

García Bernal: Tengo mucho respeto por los boxeadores de todo el mundo, porque es un deporte muy noble. Me gustan muchísimos de ellos, pero te puedo decir cuáles fueron los que me inspiraron para este personaje: Julio César Chávez, Roberto Durán, [Juan Manuel] Márquez y algunas cosas de [Ricardo] “El Finito” [López] que empleé directamente. Además, el tiempo que entrené me sirvió muchísimo para poder pararme en el ring y hacer con propiedad lo que estaba haciendo.

¿También pudiste usar algo de lo que aprendiste para interpretar a Cassandro?

García Bernal: No, para nada, porque la lucha libre es otra cosa. Son disciplinas completamente distintas. Y en el aspecto mental, había que jugar con el estado de una persona que tiene que despedirse del éxito, justo en el momento en que está haciendo mejor lo que más le gusta.

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