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Los cierres son deprimentes y económicamente devastadores. Sin embargo, es posible que California no tenga otra opción

Anabel Garcia, left, walks with her aunt Sucelly Morales while visiting Plaza Mexico  in Lynwood
Anabel García, a la izquierda, camina con su tía Sucelly Morales mientras visita Plaza México en Lynwood.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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Los llamados para quedarse en casa son cada vez más impopulares, causan estragos en la economía y dejan a algunas personas sintiéndose aún más aisladas y deprimidas.

Pero a medida que California se precipita hacia el aumento más peligroso de la pandemia de COVID-19, muchos expertos en salud pública dicen que las ordenanzas pueden ser la mejor, y posiblemente la única forma de frenar la rápida propagación del virus.

La última orden de quedarse en casa del gobernador Gavin Newsom ha enfrentado críticas de todos lados, y algunos dicen que es demasiado restrictiva y matará a las pequeñas empresas, mientras que otros cuestionan si las reglas son lo suficientemente estrictas, y se preguntan por qué se permitirá que los centros comerciales permanezcan abiertos.

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Los expertos dijeron que el coronavirus ahora se está propagando tan rápidamente por todo el estado y las hospitalizaciones están aumentando de manera tan acelerada que ha pasado el tiempo de tomar medidas paulatinas, y la forma más efectiva de doblar la curva es mantener a las personas en casa tanto como sea posible.

Esta estrategia puede funcionar en medidas de salud pública, pero a veces “cuando se adopta un enfoque más matizado, lo que está bien y lo que no está bien, confunde más a la gente”, dijo el Dr. Shruti Gohil, director médico asociado de epidemiología y prevención de infecciones en UC Irvine. “Al cerrar todo unilateralmente, envías el mensaje psicológico... de que debemos quedarnos en casa; que ahora es el momento de encerrarnos de nuevo. Y eso podría salvar vidas”.

Otras partes del mundo han podido frenar nuevas oleadas con acciones agresivas.

Cuando Europa experimentó un fuerte repunte este otoño, los gobiernos se vieron obligados a poner fin a un enfoque incremental de medidas y respondieron con cierres rápidos que cambiaron el rumbo en solo unas pocas semanas.

Francia, que observó una cuadruplicación de los casos diarios de coronavirus en octubre, decidió promulgar fuertes medidas para hacer frente a su segunda ola: imponer un toque de queda más amplio, a partir de las 9 p.m. a las 6 a.m., en las ciudades más grandes; ordenar el cierre de negocios no esenciales como tiendas minoristas, restaurantes y bares; hacer que las mascarillas fueran obligatorias para cualquier persona de 6 años o más; y prohibición de viajes, incluso a segundas residencias.

“Sugiere que este tipo de medidas se cumplen con un éxito bastante rápido, en un par de semanas”, dijo el Dr. George Rutherford, epidemiólogo y experto en enfermedades infecciosas de UC San Francisco.

De hecho, algunas partes de California ahora van un paso más allá que Newsom. Cinco condados en el Área de la Bahía dijeron el viernes que implementarían la orden de quedarse en casa de Newsom a principios de la próxima semana, negándose a esperar hasta que las unidades de cuidados intensivos cada vez más pobladas de la región caigan por debajo del 15% de su capacidad, lo que es el detonante del estado para implementar la orden.

“Debería haber entrado en vigor hace una semana, o tal vez ahora mismo, como lo está haciendo el Área de la Bahía. Creo que cuanto más esperemos, más problemas tendremos”, dijo el Dr. John Swartzberg, profesor clínico emérito de enfermedades infecciosas en la Escuela de Salud Pública de UC Berkeley. Al esperar más tiempo para promulgar la orden en el resto del estado, “es posible que no tengamos camas de UCI antes de que los efectos de la orden de quedarse en casa tengan un impacto saludable”.

La escasez de camas de cuidados intensivos en el Sur de California entró en la zona crítica el viernes por la noche y, si persiste, desencadenaría la orden estatal de quedarse en casa el domingo. El viernes por la noche, el Departamento de Salud Pública de California publicó nuevas cifras que muestran que el Sur de California y el Valle de San Joaquín ahora enfrentan una escasez crítica de camas de UCI, y cada área tiene menos del 15% de su capacidad disponible.

Una vez que una orden entra en vigencia, pueden pasar aproximadamente de dos a tres semanas antes de que se observe el efecto en las unidades de cuidados intensivos, ya que generalmente toma ese tiempo para que alguien que está expuesto al virus se enferme lo suficiente como para necesitar la atención en UCI.

Una orden de quedarse en casa ahora ayudaría a California a evitar sumergirse en una crisis histórica que dejaría las unidades de cuidados intensivos del estado abrumadas hasta un punto nunca antes visto en la historia moderna del estado.

Los pacientes con COVID-19 no solo sufrirían al recibir atención de enfermeras y médicos abrumados, sino también las víctimas de accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos y accidentes automovilísticos.

“Hoy tuvimos 22.000 casos, ayer hubo 18.700”, dijo el viernes en una entrevista el Dr. Mark Ghaly, secretario de Salud y Servicios Humanos de California. “En estos niveles... te dice que los hospitales en solo dos semanas van a estar mucho más afectados de lo que están ahora”.

Algunos otros países han podido evitar los dolorosos cierres que sufre California. Eso se debe a que tuvieron mucho más éxito en controlar el virus.

Taiwán tiene un número de muertos de solo siete por el coronavirus, pero nunca tuvo que cerrar amplias franjas de la economía, en parte porque los funcionarios instituyeron severas restricciones de viaje rápidamente y aplicaron cuarentenas estrictas, monitoreando cuidadosamente a cualquier persona que ingresara al país.

Japón tiene alrededor de una décima parte del número de muertos de California a pesar de tener más del triple de la población del estado. Una razón es probablemente la adhesión de la nación al uso universal de mascarillas.

Por el contrario, Estados Unidos tiene posiblemente el peor historial del mundo en el manejo de la pandemia. EE.UU tiene el 4% de la población mundial, pero el 18% de las muertes por COVID-19. La cifra de decesos de más de 279.000 es la peor de todas las naciones del mundo.

“Uno de los grandes fracasos en EE.UU es que tenemos este conjunto de respuestas fragmentadas, y eso claramente no funciona”, dijo la Dra. Kirsten Bibbins-Domingo, directora del departamento de epidemiología y bioestadística de UC San Francisco.

Entre los pasos en falso: peleas políticas por el uso de mascarillas, tanto en todo el país como en California, y una infraestructura de salud pública de mala calidad, mal equipada para hacer cumplir las cuarentenas de los viajeros que llegan.

“Lo que hace que esta crisis sea particularmente peligrosa para Estados Unidos es que sigue habiendo polarización y realmente no hemos tenido el tipo de inversión en infraestructura en pruebas, rastreo, todas esas cosas que esperaríamos de un país como el nuestro”, dijo Bibbins-Domingo.

La falta de ayuda económica federal sustancial en curso para las empresas y los trabajadores que sufren restricciones pandémicas también ha contribuido a alimentar la última indignación contra las nuevas órdenes de quedarse en casa. Los cierres económicos serían mucho más tolerables si el gobierno federal proporcionara el tipo de cheques emitidos en la primera ola de la pandemia.

Los países de Europa, por el contrario, tienen redes de seguridad social mucho más sólidas para las personas que se enferman y las que pierden el trabajo debido a los cierres, lo que reduce el impacto para el público en general.

Está claro que las restricciones se enfrentan a un mayor retroceso en el condado de Los Ángeles. Los padres han expresado su indignación por el cierre de los parques infantiles mientras que los comercios minoristas permanecen abiertos. La suspensión de las comidas al aire libre en el condado de Los Ángeles provocó una demanda y una protesta, y los propietarios y clientes dijeron que estaban siendo atacados injustamente sin evidencia clara de que los restaurantes estaban propagando el COVID.

Los incidentes de alto perfil en los que algunos de los principales políticos de California cenaron con personas fuera de su hogar en restaurantes elegantes mientras hablaban de los peligros solo han alimentado más escepticismo e ira.

Pero muchos expertos dicen que los peligros son reales.

“Cuando hay una transmisión comunitaria generalizada, como estamos experimentando con este tsunami viral que ahora tenemos, todos los lugares deben tener medidas de control”, dijo el Dr. Robert Kim-Farley, médico epidemiólogo y experto en enfermedades infecciosas de la UCLA Fielding School of Public Health. “En esta etapa, con este fuerte aumento de casos, básicamente todos los lugares tienen un riesgo potencial de mayor transmisión”.

Los parques infantiles habían estado cerrados desde los primeros días de la pandemia en marzo y solo comenzaron a reabrir a fines de septiembre. Desde entonces, sin embargo, ha quedado claro que los niños y adultos de diferentes hogares todavía se acercan bastante entre sí en una estructura de juego, y algunos no usan mascarilla, dijo Ghaly, aunque ese es un requisito para los mayores de 2 años.

Además, no existe una forma real de hacer cumplir un límite de capacidad en muchos parques infantiles, señaló Kate Folmar, portavoz de la Agencia de Servicios Humanos y de Salud de California.

Una excepción a la nueva orden de quedarse en casa implica permitir que las tiendas minoristas no esenciales, incluidos los centros comerciales, permanezcan abiertas, aunque con una capacidad de solo el 20%.

Una gran razón para esa decisión fue lo que observaron los funcionarios estatales en la primavera. Con solo ciertas tiendas abiertas, como las que venden comestibles, lo que en gran medida solo dejaba como opción a los grandes comercios, y los compradores acudían en masa allí, lo que resultaba en largas filas afuera, y era difícil para los empleados de la tienda mantener a los clientes físicamente distanciados mientras esperaban, expuso Ghaly.

“Así que el concepto de tener una gama más amplia de lugares a los que poder ir, y así reducir la densidad en cualquiera de esos puntos de venta minorista, fue la idea de mantener abierta una amplia franja del sector minorista bajo este orden”, dijo Ghaly.

De hecho, es posible que una tienda grande al 20% de su capacidad sea menos riesgosa que una peluquería pequeña, dado que, si todos siguen las reglas, la gente está a más de seis pies entre sí, la ventilación podría ser mejor y pasan menos tiempo en contacto cercano con otras personas, dijo Bibbins-Domingo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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