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Misterioso accidente nuclear

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Un tambo de 55 galones con desechos nucleares, enterrado en un pozo de sal a 2,150 pies bajo del desierto de Nuevo Mexico, estalló violentamente la noche del 14 de febrero y arrojó montículos radioactivos de espuma blanca.

La masa fluida, que se veía como una inofensiva crema batida, en realidad era una mezcla de plutonio que llegó hasta la superficie, a través de un ducto de ventilación, donde contamino, con dosis bajas de radiación a 21 trabajadores.

El accidente contamino el único depósito para residuos de armas nucleares, ha dejado a decenas de químicos de todo el país, tratando de resolver un misterio para el que no encuentran explicación.

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Seis meses después del accidente, no han podido descubrir la reacción química exacta que causó que el barril explotara. Ciertamente, el Departamento de Energía no ha podido identificar con precisión la composición química de los residuos que se encontraban en el barril, un grave error dentro de un proceso de manipulación que requiere documentación cuidadosa y la aprobación de cada sustancia resguardada en un depósito nuclear.

El trabajo de identificar los desechos que son tratados y preparados para su entierro, se hará aún más difícil en los años por venir, cuando el Departamento de Energía espera tratar aún más residuos altamente radiactivos, que en la actualidad están almacenados en sitios de procesamiento nuclear alrededor del país y transformarlos en vidrio que será enterrado en un futuro en depósitos de alta seguridad.

Es probable que el accidente ocurrido en la instalación cerca de Carlsbad, N.M., conocida como la Planta Piloto de Aislamiento de Residuos o WIPP, cause una clausura de por lo menos 18 meses y posiblemente un cierre que podría durar varios años.

Una investigación preliminar del Departamento de Energía descubrió más de 30 fallas de seguridad en la planta, incluyendo deficiencias técnicas y fallas en el enfoque global de la seguridad. Sólo nueve días antes de la liberación de radiación, un camión grande que transportaba sal, se incendió bajo tierra y ardió durante horas antes de que alguien lo hubiera descubierto.

El informe encontró que “la degradación de los programas claves de administración y de la cultura de seguridad, resultó en la liberación de material radiactivo del subsuelo al medio ambiente”.

La planta de 15 años de antigüedad, operada por una sociedad dirigida por la compañía URS Corp. con sede en San Francisco, “no tiene un programa de seguridad nuclear eficaz”, encontró la investigación.

El accidente ha planteado preguntas difíciles sobre la capacidad del Departamento de Energía para administrar de forma segura las reservas de residuos nucleares de la nación, un trabajo que actualmente tiene décadas de atraso y que enfrenta graves desafíos técnicos.

“El accidente fue una horrible cadena de errores”, dijo James Conca, un asesor científico y experto en la WIPP. “Este fue el buque insignia del Departamento de Energía, el programa más exitoso que tenía. Las ramificaciones de esto van a ser enormes. Van a rodar cabezas”.

No hay ninguna declaración oficial sobre el costo estimado del accidente, pero los expertos externos y un analista del Times indican que se podría acercar a $1 billón de dólares del presupuesto anual de la WIPP, dado la necesidad de descontaminar la instalación; hacer mejoras a la seguridad y los retrasos en el programa de limpieza de armas nucleares a lo largo de la próxima década.

Un trabajador de la Planta Piloto de Aislamiento de Residuos cerca de Carlsbad, N.M., talla un cuarto de disposición hecho de depósitos de sal, a casi media milla debajo de la superficie. (Departamento de Energía de los Estados Unidos)

La WIPP fue diseñada para colocar los residuos de la producción de armas nucleares dentro de antiguos depósitos de sal, los cuales eventualmente se colapsarían y emitirían radiactividad por lo menos 10,000 años. El depósito fue excavado, de una forma muy parecida a una mina de sal convencional, pero con un laberinto de cuartos para la colocación de los desechos.

La instalación maneja materiales radiactivos de niveles bajo y medio, también conocidos como desperdicios transuránicos, que son elementos artificiales, principalmente plutonio, creados en la producción de armas nucleares. Hasta el desastre del día de San Valentín, la instalación había estado funcionando, durante 15 años, sin ningún problema significativo.

Se suponía que los sistemas de ventilación y filtración de la planta deberían de haber prevenido que los materiales radiactivos no llegaran al medio ambiente. Pero los investigadores descubrieron que el Departamento de Energía nunca requirió que el sistema de ventilación cumpliera con las normas de seguridad nuclear. Cuando los monitores detectaron la radiactividad, se suponía que los amortiguadores deberían de haber enviado el aire de ventilación hacia filtros para evitar que cualquier radiactividad llegara a la superficie, pero los amortiguadores tenían fugas y miles de pies cúbicos de aire no paso por los filtros.

Por suerte, el accidente ocurrió cuando ningún empleado estaba trabajando en la mina. Pero la respuesta de emergencia se movió a paso lento.

La primera alarma de alta radiación sonó a las 11:14 p.m. Cuando los administradores del cuarto de control trataron de encontrar al experto que estaba de guardia, no pudieron encontrarlo, según el informe de investigación. Por la mañana los trabajadores estaban intentando cambiar los filtros. No fue hasta las 9:34 a.m. cuando los administradores ordenaron a los 150 o más trabajadores que se encontraban en la superficie del sitio que se movieran a un lugar seguro, después de casi 10 horas después de que la primera alarma sonó. Les tomó 13 horas a los administradores reunir al personal para un centro de operaciones de emergencia.

Las dosis de radiación que recibieron los trabajadores durante las horas después del accidente fueron una fracción pequeña de los límites ocupacionales permitidos y los trabajadores no deberían de tener ningún impacto en su salud, dijeron los funcionarios del Departamento de Energía.

Aunque los procedimientos de operación de la WIPP tenían fallas, el depósito en sí no fue la causa el accidente. El tambor de acero fue empacado en el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México. El barril contenía principalmente sales de nitrato, un subproducto del proceso químico que extrae plutonio, utilizado en los disparadores de las bombas de hidrógeno.

Los investigadores creen que algún químico o un cambio en el embalaje fue hecho en Los Álamos, y están investigando si ese cambio fue aprobado por los químicos superiores del laboratorio. También un equipo de expertos del WIP pudo no haberse dado cuenta del cambio.

Los investigadores están observando una variedad de materiales que pudieron haber sido agregados al barril, incluyendo plomo, tungsteno, ácido e incluso hasta desechos de gato, como posibles factores de la explosión.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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