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Coronavirus: 5 preguntas de interés general que los científicos buscan responder acerca del brote

Laboratory worker in protective suit
Un operador de laboratorio usa equipo de protección mientras maneja muestras de pacientes en el Instituto Pasteur de París. Los investigadores tienen mucho que aprender sobre el brote de coronavirus, que comenzó en China.
(Thomas Samson / AFP/Getty Images)

Aquí están las preguntas fundamentales por responder, y lo que se sabe en este momento

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¿Cuánto saben los científicos sobre el coronavirus que se propaga por China y por todo el mundo? ¿Y qué intentan aprender a medida que se expande el brote?

Para tomar decisiones sobre la mejor manera de proteger la salud pública de la amenaza de un virus nunca antes visto, los expertos necesitan algunas respuestas a ciertas preguntas clave.

A veces deben tomar decisiones sin todas las respuestas claras, o sólo con información parcial. Pero con más de 7,000 infecciones confirmadas en más de una docena de países y al menos 170 muertes, la inacción no es una opción.

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Estas son algunas de las preguntas fundamentales por responder, y lo que se sabe en este momento:

¿De dónde proviene el coronavirus?

Una infinidad de virus circulan en el reino animal, pero sólo unos pocos realmente enferman a las personas. Algunos presentan brotes repentinos, o van y vienen de forma episódica.

Esta habilidad viral para emerger (o reemerger) aparentemente de la nada se basa en dos cosas.

Primero, los virus evolucionan adquiriendo nuevos fragmentos genéticos de otros virus que comparten el mismo huésped, por lo cual constantemente aparecen nuevos.

Segundo, un virus que ha existido por un tiempo necesita de un “reservorio”, generalmente un organismo vivo que le brinda un lugar amigable para alojarse y replicarse hasta que esté listo para infectar a los humanos una vez más.

A menos que conozca el reservorio de un virus, los esfuerzos para sofocarlo son como tratar de limpiar el piso de un baño inundado antes de cerrar el grifo del lavabo, ejemplificó un experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Minnesota, Michael Osterholm.

Eventualmente, hay que detener (o al menos contener) la exposición de los humanos al reservorio si lo que se quiere es prevenir nuevas infecciones.

Los científicos aún no saben si hay un reservorio animal para este nuevo coronavirus, denominado 2019-nCoV, y de ser así, cuál podría ser. Dos tercios de los primeros 41 pacientes infectados con el virus habían estado en el mismo mercado de mariscos en Wuhan, capital de la provincia central china de Hubei, y eso puede ser una pista importante. Además de mariscos, los vendedores en el lugar (que desde entonces ha cerrado sus puertas) vendieron diversos animales vivos y muertos que se comen en China.

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Aparentemente, había murciélagos entre ellos, y eso es notable porque las criaturas voladoras son un reservorio de otros coronavirus.

De hecho, se cree que esos mamíferos fueron la fuente del coronavirus que causó el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), que mató a 774 personas en un brote en 2003, así como el que provocó el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS), que causó 282 muertes en el brote que comenzó en 2012.

Pero este nuevo coronavirus podría provenir de otro de los muchos animales vendidos en el mercado, o de ninguno de ellos.

El hecho de que varios de los pacientes iniciales nunca hubieran estado allí fue el primer indicio de que podría haberse extendido entre los humanos antes del 12 de diciembre de 2019, cuando las autoridades chinas notificaron de la infección.

Si resulta que los animales en el mercado no fueron la fuente del virus, ello significaría que los investigadores están lejos de acercarse al reservorio del 2019-nCoV. La búsqueda entonces requerirá mucha más investigación por parte de epidemiólogos, genetistas, médicos y biólogos de vida silvestre.

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¿Cómo se propaga el coronavirus?

Una vez que un virus saltó de su huésped original a los humanos y los enferma, es urgente entender cuándo, cómo y con qué facilidad se propagará directamente de una persona a otra sin un intermediario animal.

Esas son muchas preguntas separadas, y obtener respuestas implica bastantes herramientas y técnicas diferentes.

Pero el primer paso es reconstruir minuciosamente cómo una sola paciente -preferiblemente una de las primeras víctimas- continuó con su vida después de haber estado expuesta, y quién entre sus contactos contrajo posteriormente la misma enfermedad.

El rastreo cuidadoso de esa cadena de transmisión ayudará a los científicos a responder las preguntas generales: ¿Qué tan rápido se propaga un virus a través de la población? ¿Qué acciones -restricciones de viaje, por ejemplo, o cierre de escuelas- podrían ser necesarias para detener el brote?

Dos estudios publicados la semana pasada en la revista médica Lancet describen los esfuerzos para reconstruir esos primeros contactos entre las personas infectadas, y cómo usarlos para inferir cómo se propaga el 2019-nCoV.

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Lo que sí está claro es que el virus se contagió de persona a persona desde el principio. Una familia de seis integrantes, que visitó Wuhan desde la ciudad china de Shenzhen pero no se acercó al mercado de mariscos, cinco de ellos se enfermaron después de que una abuela y su hija adulta visitaron a un bebé enfermo en un hospital. Y después de que los seis regresaron a su hogar en Shenzhen, otro pariente que no había viajado con ellos tuvo síntomas similares y se descubrió que estaba infectado con el virus.

En esta familia, los primeros signos de enfermedad aparecieron entre tres y seis días después de que una persona estuvo expuesta a un enfermo. La insuficiencia respiratoria apareció luego de ocho o nueve días de la exposición.

Un segundo estudio, que analizó la progresión de la enfermedad en los primeros 41 pacientes, detectó que aproximadamente la mitad desarrollaron problemas respiratorios cerca de nueve días después de que aparecieron los síntomas menores.

Además, poco más del 25% de ellos experimentaron dificultad respiratoria aguda de 10 a 15 días después de sentirse mal por primera vez.

Pero saber que la transmisión de persona a persona ocurre no explica cómo, exactamente, se propaga un virus, o con qué facilidad.

¿Hay que compartir comidas y habitaciones de hotel durante varios días, como lo hizo la familia Shenzhen? ¿El uso de una máscara facial ayuda a prevenir la transmisión (como puede haber sido el caso del miembro de la familia no infectado, que supuestamente usó una durante la mayor parte de su estadía en Wuhan)? ¿Cuánto tiempo puede sobrevivir el virus en una superficie dura, como un picaporte, o en el aire?

La llegada de capacidades de secuenciación genética rápidas y económicas agregó una forma adicional de rastrear la ruta de un virus y comprender qué tipo de contacto es necesario para transmitirlo. Los científicos pueden aislarlo en individuos con síntomas similares y, a veces, en algunos que han sido infectados pero que no se enfermaron.

Al comparar la composición genética de esos virus, pueden aprovechar el hecho de que un virus “cambiará” genéticamente a medida que pase de persona a persona, y usarlo para hacer suponer con bastante precisión quién infectó a quién.

Con esa información en mano, los funcionarios de salud pública pueden aprender más sobre el contacto que resultó en casos individuales de transmisión de persona a persona. ¿Estos sujetos se sentaron con sólo unas filas separadas en un avión? ¿O compartieron comidas, se limpiaron la nariz mutuamente o tuvieron relaciones sexuales?

Los expertos también quieren saber el número promedio de personas que contraerán una enfermedad a partir de un infectado; una medida llamada R0 (o “R-sub cero”). Ese número para el 2019-nCoV aún no se conoce con certeza. Uno de los estudios de The Lancet calculó que un infectado podría propagarlo a entre 1.5 y 3.5 más, una cifra que lo haría mucho menos contagioso que el sarampión, que tiene un R0 de 12 a 18. Pero los científicos están lejos de tener una imagen clara de cómo o con qué facilidad se propaga este coronavirus.

¿Pueden aquellos sin síntomas transmitir el virus, incluso si no lucen enfermos?

Las autoridades sanitarias quieren saber con urgencia si quienes han sido infectados con el virus, pero que aún no muestran síntomas, pueden infectar a otros. También desean saber si aquellos que se infectan pero no se enferman en absoluto pueden transmitirla a otros y enfermarlos.

Las respuestas a estas preguntas podrían ayudarlos a determinar qué tan lejos pudiera llegar el virus. También ofrecerles pistas sobre cuánto tiempo se necesitarían las medidas más restrictivas de sofocación del virus (pasos como cuarentenas, o cierres de empresas) para garantizar que funcionen.

Funcionarios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU (CDC) dijeron que hubo “informes aislados” de la llamada infección asintomática en China y otros países. Pero el Dr. Robert Redfield, director de esa institución, advirtió que no sacaría conclusiones sobre el 2019-nCoV hasta que su agencia haya revisado la base de tales afirmaciones.

Mientras tanto, los funcionarios estadounidenses están atentos a la aparición de cualquier infección por coronavirus que no esté relacionada con los cinco casos conocidos que ya se encuentran dentro del país.

Los cinco pacientes de EE.UU habían viajado a China poco antes de enfermarse. La aparición de un paciente que nunca abandonó el territorio estadounidense podría llevarlos a alguien que se había infectado en China y que no estaba enfermo cuando llegó a Estados Unidos, o que no se enfermó en absoluto.

¿Deberían preocuparse los estadounidenses? “Podría ser una catástrofe” si las personas que parecen sanas pueden transmitir fácilmente el coronavirus a otros, consideró Lawrence Gostin, experto en epidemias de la Universidad de Georgetown. “Es muy, muy difícil controlar [un brote] en tales circunstancias”, advirtió.

Pero el Dr. Anthony Fauci, que dirige el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, pidió calma. Históricamente hablando, dijo, la infección asintomática “nunca ha sido causa de brotes”.

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¿Quién se enferma de coronavirus, y qué tan rápido?

Es importante saber esto por varias razones. Es un primer paso para adivinar qué tan grande es la “punta del iceberg”; en otras palabras, ¿cuántas personas deben estar infectadas para que alguien se enferme? Esa es una medida importante de la virulencia de un virus, y una guía clave sobre la cual las personas deben ser observadas más de cerca y tratadas de manera más agresiva. Si hay una vacuna o un tratamiento que escasea, podría ayudar saber quién debe ser tratado primero.

También es un factor importante determinar aquello que los funcionarios de salud pública llaman la “tasa de letalidad”. Para comprender la verdadera virulencia de una enfermedad infecciosa, se compara el tamaño de la población que la contrae y sobrevive, con la magnitud del grupo que la contrae y muere.

Si el 2019-nCoV resulta ser tan letal como el SARS o el MERS, eso no sería tranquilizador. El SARS tuvo una tasa de letalidad del 9.5% antes de ser rápidamente eliminado, en 2003. Y el MERS tiene una tasa de letalidad del 34.4%. Ambos virus fueron (o son, en el caso de MERS) en gran medida contraídos en hospitales, por lo que muchas de sus víctimas estaban muy enfermas antes de infectarse.

Entre el primer grupo de 41 pacientes chinos hospitalizados e infectados por el 2019-nCoV, seis murieron. Esa es una tasa de letalidad cercana al 15%.

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A veces, un germen que causa estragos en un país enferma a pocas personas en otro. Tal disparidad podría atribuirse a las diferencias en la calidad de la atención médica, o la salud subyacente de las dos poblaciones. Pero también pudiera explicarse por diferencias genéticas u otros factores de protección.

Algunas veces, una población ha adquirido una medida de inmunidad a través de la exposición a virus relacionados. Por lo tanto, la experiencia de China con el nuevo coronavirus podría ser muy diferente de, por ejemplo, la de Estados Unidos.

Desafortunadamente, la mejor manera de entender qué tan mortal es y quién es más vulnerable a un virus nuevo, es que este circule ampliamente y afecte a una gran cantidad de personas en diferentes países. Pero a los funcionarios les gustaría detener el nuevo coronavirus antes de que eso ocurra.

¿Cuál es la mejor forma de tratar a los infectados?

Las respuestas a esta pregunta se están generando en este momento. En China, los funcionarios del hospital que atendieron al primer grupo de pacientes internados probaron muchas cosas. Le dieron el medicamento antiviral oseltamivir (comercializado como Tamiflu) a 38 de los 41 pacientes, y nueve recibieron esteroides, que pueden aumentar la respuesta inmune a la infección.

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Esas cifras son demasiado pequeñas para que cualquiera pueda emitir juicios sobre el tratamiento de poblaciones enteras de infectados.

Pero los ensayos clínicos en China ya están en marcha para comprender qué funciona mejor, más allá de la “atención de apoyo” de la asistencia respiratoria mecánica, medicamentos para reducir la fiebre, y la comodidad.

Al menos uno de esos ensayos evaluará la efectividad de una combinación de lopinavir y ritonavir, que normalmente se usa para tratar el VIH. Fauci expuso que la droga, comercializada como Kaletra, se está utilizando de forma “compasiva”, lo cual significa que se considera experimental.

Mientras tanto, remarcó, los investigadores estadounidenses están ansiosos por obtener muestras de los virus 2019-nCoV aislados de pacientes en China. Los usarían para explorar diseños de nuevos medicamentos que podrían concentrarse en el virus y matarlo selectivamente, o interrumpir su reproducción.

Funcionarios estadounidenses insinuaron que tal intercambio podría ser difícil, ya que las comunidades científica y farmacéutica de China son ferozmente competitivas y privadas. De todas formas, señalaron que ya ha habido mucha cooperación.

El secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, elogió al gobierno chino por adoptar una postura “completamente diferente” que cuando el virus del SARS apareció de la nada, en 2003, y su respuesta fue lenta y secreta. “Básicamente, sólo necesitamos tener a las mejores personas en salud pública del mundo en este momento para buscar respuestas”, expuso Azar. “Estamos listos”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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