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Vino fino que pasó tiempo en el espacio vuelve a la Tierra, aunque su precio sigue en el cielo

Wine glasses being filled
Copas de vino llenándose para una cata a ciegas en el suroeste de Francia.
(Christophe Ena / Associated Press)
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Sabe a pétalos de rosa. Huele a fogata. Brilla con un tono anaranjado quemado. ¿Qué es? Una botella de vino Chateau Petrus Pomerol de casi $6.000 que ha pasado un año en el espacio.

Investigadores de Burdeos, en el suroeste de Francia, están analizando una docena de botellas de la preciada bebida, junto con 320 retazos de vides de Merlot y Cabernet Sauvignon, que regresaron a la Tierra en enero tras una estancia a bordo de la Estación Espacial Internacional. Se espera que el miércoles den a conocer los resultados preliminares.

Los vinos celestiales forman parte de un esfuerzo a largo plazo para hacer que las plantas de la Tierra sean más resistentes al cambio climático y a las enfermedades, exponiéndolas a nuevas tensiones, y para comprender mejor el proceso de envejecimiento, la fermentación y las burbujas en el vino.

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En una cata única este mes, 12 conocedores degustaron uno de los vinos que viajaron, saboreándolo a ciegas junto con el vino de una botella de la misma cosecha que había permanecido en una bodega.

“Tengo lágrimas en los ojos”, dijo Nicolás Gaume, director general y cofundador de la empresa que organizó el experimento, Space Cargo Unlimited, mientras se descorchaban cuidadosamente las botellas en el Instituto de Investigación del Vino y la Vid en Burdeos.

“Cuando se expone el vino, cuando se exponen las células y las plantas a un entorno sin gravedad... creamos un tremendo estrés en cualquier especie viva”, dijo.

Jane Anson, experta en vinos y escritora de Decanter, comentó que el vino que permaneció en la Tierra sabía “un poco más joven que el que había estado en el espacio”.

El análisis químico y biológico del proceso de envejecimiento del vino podría permitir a los científicos encontrar una forma de envejecer artificialmente las cosechas finas, dijo Michael Lebert, biólogo de la Universidad Friedrich-Alexander de Alemania.

Los trozos de vid, conocidos como bastones en el mundo de la viticultura, no solo sobrevivieron al viaje, sino que crecieron más rápido que las vides en la Tierra, a pesar de la escasez de luz y agua.

Es demasiado pronto para que los investigadores determinen el motivo. Pero cuando lo hagan, Lebert comentó que podría ayudar a los científicos a desarrollar vides más resistentes en la Tierra, y allanar el camino para el cultivo de uvas y la elaboración de vino en el espacio.

Además, manifestó, “las uvas... son muy saludables para los astronautas”.

Inversores privados ayudaron a financiar el proyecto. El costo total no se ha revelado.

Para el terrícola promedio, probablemente la principal pregunta sea: ¿A qué sabe el vino cósmico?

“Para mí, la diferencia entre el vino del espacio y el de la Tierra... no fue fácil de definir”, dijo Franck Dubourdieu, agrónomo y enólogo de Burdeos, experto en el estudio del vino y su elaboración.

Los investigadores afirmaron que cada uno de los 12 panelistas tuvo una reacción individual. Algunos observaron “reflejos de color naranja quemado”. Otros evocaron aromas de cuero curado o de una fogata.

“El que había permanecido en la Tierra, para mí, era todavía un poco más cerrado, un poco más tánico, un poco más joven. Y el que había estado en el espacio, los taninos se habían suavizado, salía el lado de los aromas más florales”, expuso Anson.

Pero tanto si la cosecha voló en el espacio como si permaneció en la Tierra, dijo, “ambas eran hermosas”.

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