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Crisis de Ucrania muestra diferencias en América Latina

El presidente ruso Vladimir Putin en una ceremonia patria en Moscú.
(Alexei Nikolsky / Associated Press)
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La escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania divide las aguas en América Latina, donde se pusieron de manifiesto las alianzas que el presidente ruso Vladimir Putin ha tejido con varios gobiernos de la región.

Venezuela, Cuba y Nicaragua - enfrentados con Estados Unidos- expresaron su apoyo a Putin luego de que el dirigente ruso dispusiera un despliegue militar en regiones del este de Ucrania controladas por separatistas prorrusos agudizando así los roces con el gobierno estadounidense y países de Europa occidental.

En tanto, otras naciones latinoamericanas cuestionaron las acciones de Rusia y algunas exhortaron a que el conflicto se resuelva mediante el diálogo evitando al mismo tiempo una crítica a las acciones de Moscú.

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El dirigente ruso obtuvo el contundente respaldo de Venezuela.

El presidente Nicolás Maduro apuntó contra Estados Unidos y en un tuit repudió la víspera “los planes perversos que pretenden rodear militar y estratégicamente a Rusia”. Consideró además que esa nación “saldrá unida y victoriosa de esta batalla, con la admiración de los pueblos valientes del mundo”.

Cuba también se alineó con Putin al señalar que Washington “lleva semanas amenazando a Rusia y manipulando a la comunidad internacional sobre los peligros de una ‘inminente invasión masiva’ a Ucrania”. Cuestionó además al gobierno de Joe Biden por haber suministrado armas y tecnología militar a Ucrania, haber desplegado tropas en varios países de la región y aplicado “sanciones unilaterales e injustas” al gobierno ruso.

En tanto, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, sostuvo que Rusia “simplemente se está defendiendo”. “Están utilizando a Ucrania para provocar a Rusia. Y Ucrania está buscando cómo meterse en la OTAN. Y si se meten en la OTAN... es decirles vamos a la guerra con Rusia”, afirmó el mandatario izquierdista.

Ortega apuntó contra “la agresividad del ejército ucraniano” y justificó que el presidente ruso haya reconocido la independencia de las de las regiones de Donetsk y Lugansk de Ucrania. “Dios quiera que ilumine la mente de los dirigentes de los Estados Unidos, del presidente Biden, que estará escuchando mucha propuesta y habrá más de un loco ahí que le estará diciendo lancémosles unas bombitas atómicas a estos rusos. Y se les olvida que los rusos también tienen bombas atómicas. ¿Y que será del mundo con bombas atómicas volando de un lado para otro?”, sostuvo Ortega.

La cancillería de Uruguay cuestionó por su parte el accionar de Rusia tras el reconocimiento de las dos regiones separatistas y el desplazamiento de efectivos militares “en violación de los principios de la Carta de las Naciones Unidas”, tras lo cual alertó que estos hechos ponen en riesgo la estabilidad regional.

La cancillería uruaguya indicó además que la Resolución 2202 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas permite la aplicación de los acuerdos de Minsk conducentes a una solución pacífica y duradera del conflicto. “La solución que se alcance debe respetar la soberanía, la independencia y la integridad territorial de Ucrania”, recalcó.

México, que actualmente preside el Consejo de Seguridad de la ONU, respaldó el llamamiento de ese organismo a apostar por la diplomacia y el respeto a la integridad de Ucrania.

“Esa es nuestra postura, no intervención y autodeterminación de los pueblos”, reiteró el miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador en la conferencia de prensa matutina. “No queremos invasiones, no aceptamos que un país invada a otro (…) es contrario al derecho internacional de las naciones”, sostuvo.

En un tono similar, el presidente saliente de Chile, Sebastián Piñera, calificó de grave y preocupante que Moscú haya reconocido la independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk, al tiempo que consideró que Rusia debe respetar los principios del derecho internacional.

Consideró además que para amainar la escalada es conveniente aplicar los acuerdos de Minsk que suscribieron representantes de Ucrania, Rusia y las fuerzas separatistas en 2014 y 2015, y que no se han implementado en su totalidad.

“Están los principios del derecho internacional, abstenerse del uso de amenazas y de la fuerza, respetar la soberanía, la independencia y la integridad territorial de las naciones. Todo esto de acuerdo a la Carta de Naciones Unidas”, acotó Piñera, que en marzo será reemplazado en el poder por el izquierdista Gabriel Boric.

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, también instó a que prime el diálogo y acotó que “en este caso en particular seguiremos la línea que siga la ONU”.

A su vez, el gobierno del presidente brasileño Jair Bolsonaro también abogó por establecer canales de diálogo para resolver la crisis y el respeto a los principios de la Carta de las Naciones Unidas.

El gobierno brasileño señaló asimismo que la solución negociada podría basarse en los acuerdos de Minsk y debe tener en cuenta “los legítimos intereses de seguridad de Rusia y Ucrania”, al precisar su postura luego de haber rechazado recientemente críticas de Estados Unidos al reciente viaje de Bolsonaro a Moscú en medio de la escalada del conflicto.

Un primer objetivo para garantizar la paz es obtener un alto el fuego inmediato, con la retirada integral de las tropas y el material militar sobre el terreno, según afirmó el embajador de Brasil ante la ONU, Ronaldo Costa Filho, durante el debate del Consejo de Seguridad de ese organismo.

Argentina, otro de los países latinoamericanos que mantiene relaciones aceitadas con el gobierno de Putin, ha instado a que todas las partes involucradas avancen en una negociación diplomática que permita una salida política a la creciente tensión, “con apego a los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional... el no uso de la fuerza entre estados y con pleno respeto de los derechos humanos”.

La postura del gobierno de Alberto Fernández ha sido considerada demasiado tibia por la principal fuerza opositora de Argentina, cuyos dirigentes reclamaron un pronunciamiento contundente que condene los avances expansionistas de Rusia y que inste a “respetar la ley y las resoluciones de las Naciones Unidas”.

A principios de febrero Fernández viajó a Moscú, donde se reunió con Putin, a quien dijo que Argentina “debe ser la puerta de entrada” de Rusia en América Latina.

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