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El temor de Putin sobre una Europa unificada y fuerte se vuelve rápidamente una profecía autocumplida

Members of parliament in rows applaud German Chancellor Olaf Scholz
Los miembros del parlamento aplauden al canciller alemán, Olaf Scholz, durante su discurso sobre la invasión rusa a Ucrania, en Berlín, este domingo.
(Michael Sohn / Associated Press)

El asalto del presidente ruso Vladimir Putin a Ucrania está convirtiendo sus temores a una Europa más decidida y a la alianza de la OTAN en una profecía autocumplida.

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WASHINGTON — El ataque descarado y no provocado por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, contra Ucrania está convirtiendo rápidamente sus temores de una Europa más resuelta y una alianza potencialmente más amplia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en una profecía autocumplida.

La OTAN se unió para imponer duras sanciones económicas contra Moscú. Finlandia y Suecia, después de décadas de neutralidad, señalaron un nuevo interés en unirse a la alianza, mientras que los miembros más autocráticos del pacto de defensa criticaron a Rusia.

Y, en un esfuerzo por reforzar las tropas de Ucrania, la Unión Europea por primera vez financiará la compra y entrega de armas, afirmó el domingo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

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En poco tiempo, las principales potencias de Europa han pasado a una posición de mayor salvaguardia contra la nación rusa.

“Tenemos que darnos cuenta de que ahora nos enfrentamos a una nueva normalidad para nuestra seguridad”, afirmó el domingo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una entrevista con CNN, y habló de la presencia reforzada de las tropas de la alianza en los países del este y las entregas de armamento a Ucrania. “Éste es solo el comienzo de la adaptación que debemos hacer como respuesta a una Rusia mucho más agresiva”.

El domingo, en Berlín, el nuevo canciller de Alemania, Olaf Scholz, pronunció un discurso conmovedor ante el parlamento en el que declaró que el país gastaría más del 2% de su PIB en defensa: Putin logró lo que el expresidente Trump buscó durante cuatro años y Obama antes que él.

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El dignatario también anunció un fondo especial de 100.000 millones de euros (alrededor de 111.000 millones de dólares) para mejorar al ejército alemán, un cambio fundamental de la nación más poderosa de Europa después de un largo periodo de gasto militar limitado en la década posterior a la crisis de la deuda europea.

Al describir la guerra de Rusia contra Ucrania como “un punto de inflexión en la historia de nuestro continente”, destacó Scholz a los legisladores “está claro que debemos invertir mucho más en la seguridad de nuestro país”.

Constanze Stelzenmüller, experta en Alemania de la Brookings Institution, de Washington, calificó la declaración como “el momento Nixon de Alemania en China”, una referencia al giro del entonces presidente Nixon, de halcón anticomunista a su histórico viaje a esa nación asiática.

Del mismo modo, la alocución de Scholz fue aún más significativa viniendo de un socialdemócrata, conocido por la austeridad fiscal que alcanzó la mayoría de edad al final de la Guerra Fría, una época en la que muchos creían que las democracias estaban en ascenso y así seguirían.

“Muchos alemanes confundieron la caída del Muro de Berlín con una validación de su método, y se aferraron a esa creencia mucho más allá del punto en que los acontecimientos comenzaron a demostrar que estaba obsoleta”, expresó Stelzenmüller. “Éste es el final de esa ilusión y el inicio de una nueva era en la política exterior alemana, y es realmente un momento histórico”.

Desde que asumió el cargo, en diciembre, Scholz, quien se desempeñó como ministro de Finanzas de la excanciller Angela Merkel, parecía reacio a adoptar una postura firme hacia Putin, dado lo dependiente de Rusia que es la economía de Alemania. Pero el estallido de la guerra en Europa alteró en poco tiempo los cálculos de seguridad y endureció la columna vertebral de sus líderes.

El discurso de Scholz se produjo cuando la UE también dio a conocer que prohibiría el acceso de los aviones rusos a su espacio aéreo y expulsaría a los medios de comunicación estatales de Moscú, Russia Today y Sputnik, de los 27 miembros del bloque europeo.

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La Unión Europea destacó que su paquete de ayuda de seguridad podría incluir aeronaves de combate, y que los Estados miembros están dispuestos a proporcionarlos. “No estamos hablando solo de municiones”, detalló el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell. “Daremos armas más importantes para ir a una guerra”.

“Así como el presidente Putin unificó a Ucrania contra él y contra Rusia, también cohesionó la alianza de la OTAN”, declaró en la radio SiriusXM el exembajador de Estados Unidos en la nación ucraniana, William Taylor, quien también sirvió en la alianza transatlántica.

Parte de lo que ha ayudado a endurecer la resolución entre líderes europeos como Scholz, así como el francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Boris Johnson, fue darse cuenta de cuán descaradamente mintió Putin sobre sus intenciones en Ucrania. El líder ruso afirmó en sus caras hasta el último minuto -e incluso ahora que sus tropas montaron un asalto anfibio y están arrasando el norte ucraniano- que no tiene el propósito de invadir al vecino más pequeño.

“Estaba haciendo diplomacia directa de jefe de Estado, y Putin les mintió”, subrayó Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group, una firma de evaluación de riesgos en Nueva York. “El mandatario ruso se ha comportado de una manera asombrosa e indignante para romper lo que los europeos consideraban como normas inviolables”, dijo. El cambio entre los líderes de la UE “muestra que no se trata de Ucrania, es una transformación en el orden global que nos ha llevado a una nueva Guerra Fría con Rusia”.

Scholz comunicó la semana pasada que Alemania detendría la certificación del gasoducto Nord Stream 2, una prioridad para Putin, quien buscaba un mayor control de los recursos energéticos de Europa. El sábado, Berlín informó que enviaría armamento para apoyar a Ucrania, otro viraje de actitud después de que la oferta inicial del canciller alemán hace meses, de mandar 5.000 cascos, fuera ampliamente ridiculizada.

Al mismo tiempo, Europa, junto con Canadá y EE.UU, notificaron un acuerdo para sancionar al banco central de Rusia y excluir a determinadas instituciones financieras rusas de la red internacional de comunicaciones SWIFT, utilizada por entidades crediticias de todo el mundo, una medida que se produjo solo después de que Alemania superara su desgana.

La incursión de Ucrania por parte de Putin es, en el fondo, un intento de revivir el final de la Guerra Fría, corregir la deriva hacia el oeste de las exrepúblicas soviéticas y recuperar territorio adicional que ha sido independiente de Rusia durante 30 años.

Aunque el conflicto tiene solo unos días, la realidad de los tanques y misiles rusos en territorio ucraniano conmocionó a los líderes de Europa, al igual que el lenguaje siniestro del mandatario ruso, que afirma que está “desnazificando” a Kiev al intentar derrocar a su presidente, Volodymyr Zelensky, quien es judío.

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“En su mente, está volviendo a pelear la Segunda Guerra Mundial, lo que sugiere que todo es posible”, destacó Stelzenmüller. “Creo que eso puede haber jugado un papel en enfocar las conciencias de los formuladores de políticas en Berlín. Escuchar a un líder ruso hablar de un país soberano pacífico de esa manera fue realmente clave”.

El presidente suizo, Ignazio Cassis, recalcó el domingo que era “muy probable” que su nación neutral siguiera a la Unión Europea el lunes al sancionar a Rusia y congelar los activos rusos en el país alpino.

Los líderes de Finlandia, que tiene una frontera terrestre de 830 millas con Rusia, y Suecia indicaron cuando comenzaron los combates en Ucrania que estaban nuevamente inclinados a considerar la membresía en la OTAN, la alianza de seguridad de 30 naciones que, bajo el Artículo 5 de su Constitución, trata un ataque a cualquier nación miembro como un ataque a todos.

Además, desde entonces sus mandatarios han hecho caso omiso de la advertencia del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia de que su adhesión a la OTAN desencadenaría “graves consecuencias político-militares”. El ministro de Relaciones Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, destacó el sábado que “hemos escuchado esto antes”. Y la primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson, expresó el viernes que su nación “por sí misma, e independientemente, decide sobre nuestra política de seguridad”.

Junto con casi todos los demás países europeos, Suecia también se ha comprometido en los últimos días a enviar armas y material de defensa a Ucrania.

Incluso los estados miembros de la OTAN que difícilmente puedan ser considerados naciones democráticas, como Turquía y Hungría, se unieron a una fuerte condena de Rusia y los esfuerzos para fortalecer la protección de Ucrania. El domingo, el ministro de Relaciones Exteriores turco reconoció oficialmente las agresiones rusas en territorio ucraniano como “estado de guerra” y dijo que Ankara estaba implementando un tratado internacional que le permitía limitar el paso de los buques de guerra a través de los estratégicos estrechos de los Dardanelos y el Bósforo.

El presidente Biden, al comentar sobre el renovado apoyo a la OTAN en una entrevista, el viernes, se maravilló de cómo Putin estaba “produciendo exactamente el efecto contrario al que pretendía”.

El mandatario estadounidense ha trabajado duro para mantener unidos a los poderes democráticos en su respuesta a Putin. Consciente de que Europa está bajo un peligro más grave por parte de Rusia dada su proximidad geográfica y su mayor dependencia económica de Moscú, esperó el consenso antes de impulsar medidas de sanciones específicas y se refirió a los líderes europeos para anunciar los elementos de la respuesta de Occidente.

Ese enfoque contrasta marcadamente con su predecesor, quien se acercó a Putin e intimidó a los mandatarios europeos, además amenazó con retirar a EE.UU de la OTAN por completo en 2018, cuando sintió que los países miembros no estaban tomando en serio su demanda de que contribuyeran más a su defensa. Trump llegó a ordenar el regreso a casa de unos 12.000 soldados con base en Alemania, una acción que muchos funcionarios de seguridad nacional consideraron punitiva. Biden echó abajo el plan apenas unas semanas después de asumir el cargo, el año pasado.

Aunque las acciones de Putin fortalecen la unidad en la OTAN y la Unión Europea, aún pueden ser alianzas precarias con posibilidades de ruptura o de un nuevo conflicto interno. Daniel Serwer, académico de la Escuela Johns Hopkins de Estudios Internacionales Avanzados que se especializa en conflictos, destacó que la resolución a largo plazo probablemente continuará con una Europa dividida por lo que llamó una “cortina de madera contrachapada”, no tan fuerte como la Cortina de Hierro, pero con una clara división pro-Occidental y pro-Rusia.

“Europa ‘íntegra y libre’ seguirá siendo un mantra occidental”, remarcó. “Sin embargo, no será una propuesta seria mientras Putin o alguien de su calaña gobierne en Moscú”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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