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Siria: Ataques de ISIS a recolectores, los peores en 1 año

ARCHIVO - En esta fotografía del lunes 15 de junio de 2015, fuerzas de seguridad iraquíes
ARCHIVO - En esta fotografía del lunes 15 de junio de 2015, fuerzas de seguridad iraquíes defienden sus posiciones contra un ataque del grupo extremista Estado Islámico en Husaybah, a 8 kilómetros (5 millas) al este de Ramadi, Irak.
(Uncredited / Associated Press)
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El grupo Estado Islámico ha ejecutado sus ataques más letales en más de un año, asesinando a decenas de civiles y agentes de seguridad en los desiertos de Siria central, incluso mientras la gente del norte de Siria sigue excavando entre los escombros generados por el terremoto que devastó la región.

La masacre fue un recordatorio de la amenaza persistente que representa ISIS, cuyas células “durmientes” siguen aterrorizando a poblaciones casi cuatro años después de que el grupo fue derrotado en Siria.

Los ataques también dejaron ver los límites que enfrentan los extremistas. Milicianos de ISIS han encontrado refugio en los desiertos remotos del interior de Siria y a lo largo de la frontera sirio-iraquí. Desde ahí, atacan a los civiles y a las fuerzas de seguridad de ambos países. Pero también están asediados por sus oponentes por todas partes: fuerzas del gobierno sirio, así como combatientes encabezados por los kurdos, que controlan el este de Siria y están respaldados por fuerzas estadounidenses.

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En repetidas ocasiones, Estados Unidos y sus aliados liderados por los kurdos han matado o capturado a líderes del Estado Islámico y, este mes, mataron a dos personajes de alto rango del grupo.

En gran medida, los ataques de ISIS este mes fueron contra un blanco muy vulnerable: recolectores sirios de trufas en el desierto.

Las trufas son una exquisitez estacional que se puede vender a un precio alto. Debido a que los recolectores de trufas trabajan en grupos grandes en zonas remotas, en años previos milicianos de ISIS los han asediado en repetidas ocasiones: aparecen repentinamente en el desierto para secuestrarlos, matar a algunos y pedir rescates por otros.

El 11 de febrero, combatientes de ISIS secuestraron a cerca de 75 recolectores de trufas en las afueras de la ciudad de Palmira. Por lo menos mataron a 16 —entre ellos una mujer y agentes de seguridad_, y liberaron a 25. El resto sigue desaparecido.

Seis días después, el viernes, atacaron a un grupo de recolectores de trufas en las afueras de la ciudad de Sukhna en el desierto, ubicada al norte por la carretera que proviene de Palmira, y se enfrentaron con soldados en un puesto de seguridad cercano. Por lo menos 61 civiles y siete soldados murieron. Muchos de los recolectores de trufas en el grupo trabajan para tres empresarios locales cercanos a las fuerzas armadas sirias y a milicias progubernamentales, lo que podría haber motivado a ISIS a atacarlos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo opositor con sede en Gran Bretaña que da seguimiento a la guerra, y Palmyra News Network, un colectivo de activistas que cubre los acontecimientos en las zonas del desierto.

Ataques menores en el área se cobraron la vida de otras 12 personas, entre ellas soldados, combatientes progubernamentales y civiles.

La zona está lejos de las regiones del norte asoladas por el terremoto del 6 de febrero, que dejó más de 46.000 muertos en Turquía y Siria. De todas formas, milicianos de ISIS “se aprovecharon del sismo para enviar un mensaje de que la organización sigue presente”, dijo Rami Abdurrahman, director del Observatorio.

El ataque del viernes en Sukhna fue el más letal del grupo desde enero de 2022, cuando hombres armados de ISIS allanaron una cárcel en la ciudad de Hassakeh, en el noroeste, donde estaban encerrados unos 3.000 milicianos y jóvenes. Diez días de enfrentamientos entre los milicianos y combatientes apoyados por Estados Unidos dejaron casi 500 muertos.

El ataque en la cárcel generó temores de que ISIS esté resurgiendo. Pero posteriormente el grupo sufrió varios golpes, ante lo cual regresó a su estrategia de tiroteos y atentados en menor escala.

Es demasiado pronto para decir si la nueva ola de ataques representa un nuevo resurgimiento, dijo Aaron Y. Zelin, investigador del Instituto de Washington para la Política de Oriente Próximo.

“Es el ataque de mayor magnitud en un buen tiempo. Así que la pregunta es si se trata de un ataque único o si ellos están reactivando sus capacidades”, dijo Zelin, que sigue de cerca a los grupos extremistas islámicos y es fundador del sitio web Jihadology.net.

Indicó que los combatientes de ISIS han estado menos activos cada año desde 2019, e hizo notar que los ataques recientes han estado dirigidos a civiles, no a blancos de seguridad más difíciles de vulnerar.

En 2014, milicianos de ISIS invadieron grandes extensiones de Siria e Irak y declararon todo el territorio un “califato”, en donde impusieron un gobierno radical y brutal. Estados Unidos y sus aliados en Siria e Irak, al igual que efectivos del gobierno sirio apoyados por Rusia, lucharon contra el grupo durante años, hasta que este retrocedió, pero todo ello dejó decenas de miles de muertos y ciudades en ruinas. El Estado Islámico fue declarado derrotado en Irak en 2017, y posteriormente en Siria dos años después.

En 2019, muchos creyeron que ISIS estaba acabado cuando perdió la última pequeña porción de tierra que controlaba, su fundador Abu Bakr al-Baghdadi fue asesinado en un ataque de Estados Unidos, y una campaña internacional en redes sociales vinculadas con los extremistas limitó su propaganda y campañas de reclutamiento.

En otra redada estadounidense hace aproximadamente un año murió el sucesor de Al-Baghdadi, Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi. Su reemplazo falleció en un enfrentamiento con los rebeldes en el sur de Siria en octubre.

El líder más reciente de ISIS, Abu al-Hussein al-Husseini al-Qurayshi, podría estar intentando demostrar su fuerza con los ataques más recientes, dijo Abdullah Suleiman Alí, investigador sirio que estudia a grupos yihadistas. Los nombres de los líderes son seudónimos y no indican que tengan una relación familiar.

“El nuevo líder tiene que tomar medidas para demostrar su valía dentro de la organización… (para mostrar) que, con este nuevo liderazgo, el grupo es capaz y fuerte”, señaló Alí.

Soldados estadounidenses y las Fuerzas Democráticas Sirias, encabezadas por los kurdos, eliminaron a una serie de personajes de alto rango de ISIS este mes, según las fuerzas armadas de Estados Unidos. El 10 de febrero mataron a Ibrahim Al Qahtani, sospechoso de haber planeado el ataque del año pasado en la cárcel, y ocho días después capturaron a un oficial de ISIS que supuestamente participó en la planeación de ataques y la fabricación de bombas. La semana pasada, un alto comandante del Estado Islámico, Hamza al-Homsi, murió en una redada en la que cuatro soldados estadounidenses resultaron heridos.

A pesar de ello, ISIS sigue siendo una amenaza, según funcionarios de las Naciones Unidas, estadounidenses y kurdos.

Se calcula que tiene entre 5.000 y 7.000 miembros y simpatizantes —aproximadamente la mitad de ellos son milicianos— en Irak y Siria, según un reporte de la ONU de este mes. ISIS utiliza escondites en el desierto “para removilizarse y entrenar”, y cuenta con células dispersas de entre 15 y 30 personas cada una en otras partes del país, sobre todo en la provincia sureña de Dara’a.

Siamand Alí, vocero de las Fuerzas Democráticas Sirias, dijo que persistentemente el Estado Islámico trama ataques en el este de Siria, controlado por los kurdos. Mencionó un intento de ataque por parte de milicianos de ISIS contra la sede de seguridad de las FDS en la ciudad de Al Raqa en diciembre. Desde entonces, las FDS han efectuado operativos en los que han capturado a agentes de ISIS y hallado escondites de armas, señaló. Esta es una señal de que el grupo estaba cerca de realizar operaciones más grandes, dijo.

En particular, ISIS quiere tomar por asalto las cárceles en manos de las FDS para liberar a sus milicianos, aseveró. Unos 10.000 combatientes del Estado Islámico, entre ellos 2.000 extranjeros, están presos en más de dos decenas de centros penitenciarios operados por los kurdos.

El general Michael “Erik” Kurilla, comandante del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM, por sus siglas en inglés), dijo este mes que ISIS “sigue representando una amenaza no sólo para Irak y Siria, sino para la estabilidad y la seguridad de la región”.

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