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Aumento de soldados israelíes heridos deja al descubierto el costo oculto de la guerra

El soldado israelí Jonathan Ben Hamou, de 22 años y quien resultó herido en la guerra
El soldado israelí Jonathan Ben Hamou, de 22 años y quien resultó herido en la guerra contra Hamás, en una habitación en el pabellón de rehabilitación del hospital Sheba, el lunes 18 de diciembre de 2023, en Ramat Gan, Israel.
(Oded Balilty / Associated Press)
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Igor Tudoran estuvo apenas 12 horas dentro de la Franja de Gaza hasta que un misil impactó su tanque, causándole heridas que cambiaron su vida para siempre.

“Ahí mismo, dentro del tanque, comprendí al ver el estado de mi pierna que iba a perderla. Pero la cuestión era cuánto de ella iba a perder”, dijo desde la cama de un hospital en el que ha sido atendido desde que resultó herido el mes pasado.

Tudoran, un reservista de 27 años que se ofreció como voluntario después del ataque del 7 de octubre en el sur de Israel por parte de Hamás que dio inicio a la guerra, perdió la pierna derecha debajo de la cadera. Ha mantenido una actitud positiva, pero admite que posiblemente no pueda convertirse en electricista como esperaba.

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Tudoran es parte del creciente número de soldados israelíes heridos, otro segmento considerable y sumamente traumatizado de la sociedad israelí cuyas dificultades están saliendo a la luz como un costo oculto de la guerra que se resentirá durante varios años. Activistas han expresado su preocupación de que, tomando en cuenta el gran número de lesionados, el país no esté preparado para atender sus necesidades.

“Nunca había visto algo de tal magnitud e intensidad”, dijo Edan Kleiman, director de la organización sin fines de lucro Organización de Veteranos Discapacitados, la cual representa a más de 50.000 soldados heridos en este y otros conflictos. “Debemos rehabilitar a estas personas”.

El Ministerio de Defensa de Israel afirma que alrededor de 3.000 elementos de las fuerzas de seguridad han resultado heridos desde que los combatientes de Hamás irrumpieron en Israel el 7 de octubre y mataron a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron a otras 240 como rehenes.

Casi 900 de ellos son soldados que han sufrido lesiones desde que Israel comenzó su ofensiva terrestre a finales de octubre, durante la cual se han enfrascado en combates con miembros de Hamás. Más de 160 soldados han muerto desde entonces.

“Se acumulan”, dijo Yagil Levy, quien enseña sobre relaciones entre civiles y militares en la Universidad Abierta de Israel, refiriéndose a los heridos. “Podría existir un impacto a largo plazo si vemos a un gran número de personas con discapacidades que Israel debe rehabilitar, lo cual puede producir problemas tanto económicos como sociales”.

La guerra también ha causado un dolor sin precedentes para los palestinos en Gaza, en donde han muerto más de 21.000 personas, cerca de 55.000 han resultado heridas y las amputaciones se han vuelto recurrentes. La mayor parte de la población del pequeño territorio ha sido desplazada.

Los israelíes apoyan a grandes rasgos los objetivos de la guerra, la cual es considerada en gran medida como una batalla existencial con el objetivo de restaurar la sensación de seguridad que se perdió durante el ataque de Hamás. La prensa difícilmente da cobertura a las adversidades que atraviesan los palestinos, y su calvario rara vez es parte del discurso público israelí.

En un país donde el servicio militar es obligatorio para la mayoría de los judíos, el destino de los soldados es un tema delicado y emotivo.

Los noticieros abren sus transmisiones con los nombres de los soldados muertos. Sus funerales están repletos de desconocidos que se presentan a expresar su solidaridad. Sus familias recibe un generoso apoyo del ejército.

Pero históricamente, el sufrimiento de los heridos — aunque considerados héroes — ocupa un segundo plano en relación con las historias de los soldados muertos en el campo de batalla. Después de que se disipan sus historias de supervivencia, los heridos no tienen más que lidiar con una nueva realidad que puede ser desconcertante, desafiante y, en algunos casos, solitaria. Las cifras no han tenido un impacto suficiente en cuanto a la percepción de la guerra de Israel como lo ha tenido el creciente número de soldados muertos.

La cifra particularmente elevada de heridos durante esta guerra, sin embargo, brindará un recordatorio visible del conflicto durante los próximos años.

El primer ministro Benjamin Netanyahu destacó su sacrificio durante una visita reciente a los soldados lesionados en el Centro Médico Sheba, el hospital más grande de Israel, el cual ha atendido y rehabilitado a muchos de los heridos.

“Ustedes son verdaderos héroes”, puntualizó.

Hace unos días, soldados y civiles heridos durante el conflicto salieron a los pasillos de Sheba para pasar el tiempo con sus familiares en una terraza. Las camas de los soldados heridos fueron adornadas con objetos relacionados al fútbol y con la bandera israelí.

Un hombre que había perdido una pierna luego de ser atacado durante el festival musical de Nova del 7 de octubre, se tendió al sol dentro de las instalaciones del hospital y con su silla de ruedas a un costado. La estrella del pop israelí Rita abrazó a algunos de los soldados heridos. A poca distancia aterrizó un helicóptero con más soldados lesionados.

El Ministerio de Defensa de Israel dijo que trabaja a “toda capacidad” para brindar asistencia a los heridos, e incluso ha contratado a más empleados para lidiar con el aumento.

Jonathan Ben Hamou, de 22 años y quien perdió su pierna izquierda por debajo de la rodilla después de que una granada impactó la excavadora con la que le abría el paso a otros soldados, no puede esperar a que llegue el día en que pueda usar su nueva prótesis.

Ben Hamou, quien se vale principalmente de una silla de ruedas desde el incidente a principios de noviembre, dijo que eventualmente planea cumplir su objetivo de asistir a un curso de mando militar.

“No me avergüenza la herida”, dijo Ben Hamou, quien grabó el momento del impacto de la granada y su evacuación hacia el hospital. “Resulté herido por mi país en una guerra dentro de Gaza. Estoy orgulloso”.

Pero Kleiman, quien a su vez sufrió heridas durante una operación en la Franja de Gaza a principios de la década de 1990, piensa que las autoridades israelíes no comprenden la gravedad de la situación.

El grupo de veteranos discapacitados redobla esfuerzos para abordar lo que sospecha serán las abrumadoras necesidades de un nuevo grupo de soldados heridos. Señaló que la organización triplicará su personal, incluidos terapeutas y personas que ayuden a los veteranos lesionados con sus trámites burocráticos, además de mejorar sus centros de rehabilitación.

Kleiman dijo que se tiene previsto que el número de heridos se acerque a los 20.000 una vez que se incluya a aquellos con diagnóstico de estrés postraumático.

Aseguró que si los soldados heridos no reciben la atención física y mental que necesitan, incluida la adaptación de sus residencias y vehículos, esto podría entorpecer su rehabilitación y demorar, o incluso evitar, que reingresen a la fuerza laboral.

“Hay heridos cuyas vidas han sido arruinadas”, dijo Idit Shafran Gittleman, investigadora del Instituto para los Estudios Nacionales de Seguridad, con sede en Tel Aviv. “Tendrán que lidiar con sus heridas el resto de sus vidas”.

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