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Uso de cerca con púas en Darién por Panamá, cuestionado por poco efectivo y riesgoso para migrantes

Migrantes se dirigen al norte hasta Lajas Blancas, Panamá, el viernes 28 de junio de 2024,
Migrantes se dirigen al norte hasta Lajas Blancas, Panamá, el viernes 28 de junio de 2024, tras atravesar el Tapón del Darién desde Colombia.
(Matias Delacroix / Associated Press)
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La instalación de cercas con alambres de púas en al menos 80 metros en medio de la jungla del Darién por el gobierno de Panamá en los últimos días, en su intento de bloquear el paso a migrantes por la peligrosa selva, ha sido cuestionada por poco efectiva y riesgosa para los migrantes por entes de derechos humanos.

La Defensoría del Pueblo de Colombia advirtió en un comunicado que los migrantes se ven expuestos a sufrir laceraciones, tras visitar una zona colindante entre ambos países y detectar una cerca con alambre de púas de aproximadamente 80 metros de longitud y más de dos metros de altura.

Pero además desde la organización de derechos humanos Human Rights Watch se cuestionó que es una medida poco efectiva, cuando la extensión de la frontera selvática terrestre es de 266 kilómetros.

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A eso se añade que, además de las rutas que los migrantes han generado a su paso, los caminos pueden ser muchos otros, no sólo por la jungla y sus fuentes hídricas, sino por el Océano Pacífico y el Caribe.

Se desconoce por el momento en qué otras partes de la selva pantanosa del Darién que divide naturalmente a Colombia y Panamá —y por la que el año pasaron cruzaron medio millón de migrantes—, el gobierno panameño decidió colocar este tipo de barreras, aparte de los 80 metros encontrados por la Defensoría colombiana en la vereda Astí.

“Por la combinación de los desafíos geográficos de la zona, la falta de control estatal y el alto flujo de migrantes y su desesperación para cruzar, me parece que no hay alambre de púas que lo solucione”, advirtió el viernes Juan Pappier, subdirector para las Américas de Human Rights Watch, a The Associated Press.

“Lo que puede pasar es que la gente tome riesgos todavía mayores en otras rutas, que el Clan del Golfo —el mayor cártel activo de Colombia— cobre y se enriquezca todavía más y se vuelva todavía más difícil de controlar para Colombia y Panamá”, agregó Pappier.

Tanto HRW como la estatal Defensoría del Pueblo colombiana aseguraron que los migrantes han seguido su paso por el Darién, pese a la instalación de las cercas.

Más de 520.00 migrantes utilizaron el año pasado el cruce por la selva del Darién como parte de su ruta hacia la frontera sur de Estados Unidos, más del 63% fueron de nacionalidad venezolana, seguidos por ecuatorianos, colombianos y chinos. En lo que va del 2024, casi 200.000 migrantes han atravesado la selva, según las autoridades panameñas.

La Defensoría colombiana detalló además en un comunicado que en una de las partes de la cerca encontraron trozos de madera —que pudieron obtener de los árboles de la propia selva— para bajar el alambre y pasar. Eso, subrayó, pone en riesgo a los migrantes: “Sus cuerpos están expuestos a sufrir laceraciones con las púas”.

El recién posesionado presidente de Panamá, José Raúl Mulino, se propuso detener el creciente flujo de migrantes por la selva del Darién bloqueando su paso. El 28 de junio, unos días antes de la toma de posesión, Mulino visitó el Darién y planteó la instalación de cercas.

“El concepto de cerrar la frontera encierra un concepto más filosófico que físico... Ya se han colocado cercas de serpentinas en distintas partes de la selva del Darién, del lado de Panamá, con el ánimo de que allí la gente tome el camino único para llegar aquí, no diseminado. Es una forma de poner control en la frontera”, señaló Mulino a la prensa.

No se detalló en qué partes ni qué extensión de la frontera cubriría esa medida.

Frank Ábrego, su ministro de Seguridad designado, detalló ese día que los bloqueos estaban a cargo de las patrullas del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y que estaban notificando de ellos a las autoridades colombianas y a las personas migrantes que llegaban al paso fronterizo.

El pasado miércoles, tras asumir el nuevo gobierno, el Senafront informó en un comunicado que fueron cerrados “tres pasos no autorizados” terrestres en el Darién que dan acceso al Hito de Chucurtí “bloqueado por barreras perimetrales que impiden el paso de los migrantes”. Tampoco precisó la extensión.

El canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, dijo el viernes a la prensa que han tenido conversaciones “fluidas” con Panamá en las que han abordado el tema del flujo migratorio y el gobierno de Mulino comentó que planeaba restringir algunos pasos por el Darién para “tener una migración ordenada”, sin especificar si fueron informados sobre las cercas de alambre.

Como uno de sus primeros actos de gobierno, Mulino firmó con el gobierno estadounidense un acuerdo en el que Washington se compromete a cubrir el gasto en transporte y logística de la repatriación de los migrantes que entren ilegalmente al Darién, informó la oficina de prensa del presidente Mulino. Pero esa medida también fue cuestionada por poco efectiva siendo la capacidad de repatriación menor al intenso flujo diario de migrantes.

La nueva política migratoria de Panamá y el cierre de pasos fronterizos por el Darién ha generado preocupación de las autoridades locales en Colombia, especialmente en lugares como Necoclí, un pequeño pueblo costero del Caribe donde los migrantes suelen esperar —a veces por semanas mientras consiguen cientos de dólares— para abordar una embarcación que los lleve hacia el inicio de la selva.

La Defensoría exhortó a las alcaldías de los municipios fronterizos en Colombia a activar mesas migratorias “con acciones de contingencia oportunas desde un enfoque humanitario”, previendo que el cierre de puntos fronterizos puede generar un represamiento de migrantes en los pueblos colombianos que no tienen suficiente capacidad para brindar asistencia.

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Solís reportó desde Ciudad de Panamá.

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