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Órdenes de evacuación israelíes apiñan a palestinos en “zona humanitaria” estrecha e insalubre

Palestinos desplazados hacen fila para obtener agua, en Deir al Balah, en la Franja de Gaza,
Palestinos desplazados hacen fila para obtener agua, en Deir al Balah, en la Franja de Gaza, el viernes 23 de agosto de 2024.
(Abdel Kareem Hana / Associated Press)
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Las jóvenes gritaban y se daban codazos entre una multitud de cuerpos en el sur de Gaza en su intento desesperado por llegar al frente de la fila de comida. Los hombres repartían arroz y pollo tan rápido como podían, y platos llenos de comida caían al suelo en medio del tumulto.

Cerca de allí, los niños esperaban para llenar recipientes de plástico con agua, de pie durante horas entre tiendas de campaña tan apiñadas que casi se tocaban.

El hambre y la desesperación eran palpables el viernes en el campamento de tiendas de campaña a lo largo de la playa de Deir al-Balah, después de un mes de órdenes de evacuación sucesivas que han obligado a miles de palestinos a refugiarse en la zona que el ejército israelí llama “zona humanitaria”.

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Desde hace mucho tiempo, la zona ha estado abarrotada de palestinos que buscan refugio de los bombardeos, pero la situación se vuelve más grave día a día, a medida que llegan oleadas de evacuados y los alimentos y el agua escasean más. Durante el último mes, el ejército israelí ha emitido órdenes de evacuación para el sur de Gaza a un ritmo sin precedentes.

Al menos el 84% de Gaza se encuentra ahora dentro de la zona de evacuación, de acuerdo con la ONU, que también estima que el 90% de los 2,1 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados durante el curso de la guerra.

Trece órdenes de evacuación se han emitido desde el 22 de julio, según un recuento de The Associated Press, lo que ha reducido significativamente el tamaño de la zona humanitaria declarada por Israel al comienzo de la guerra, y a la vez ha empujado a más palestinos a mudarse a ella que nunca. El aumento del hacinamiento de evacuados se puede ver en fotos satelitales.

“La comida que nos llega de la caridad es suficiente para la gente de nuestro campamento”, dijo Muhammad Al-Qayed, quien fue desplazado de Ciudad de Gaza y ahora vive en la playa. “¿De dónde obtienen comida las personas que fueron desplazadas recientemente? ¿De dónde se las proporcionamos?”.

Otro palestino desplazado, Adham Hijazi, comentó: “He empezado a pensar que, si no hay comida, iré a beber agua de mar para soportarlo. Estoy hablando en serio. Beberé agua y sal”.

El ejército dice que las evacuaciones son necesarias porque Hamás ha lanzado cohetes desde dentro de la zona humanitaria. En mensajes en X, el portavoz militar en árabe, Avichay Adraee, ha dado instrucciones a los palestinos para que se vayan inmediatamente, y agregó que el ejército pronto operará “con fuerza” contra los milicianos de Hamás en el área.

Yasser Felfel, originalmente desplazado desde el norte de Gaza, ha visto su campamento llenarse con oleadas de evacuados.

“Había 32 personas en mi tienda. Ahora hay casi 50 personas, gente que no conozco”, informó. “Hace una semana, había mucha comida sobrante. Desayunábamos, almorzábamos y cenábamos. Hoy, debido a la cantidad de personas que llegaron aquí, apenas hay suficiente para el almuerzo”.

Tan solo en agosto, las órdenes de evacuación se han emitido aproximadamente cada dos días y han desplazado a casi 250.000 personas, de acuerdo con la ONU.

“Mucha gente aquí ha sido desplazada más de 10 veces. Están exhaustos y en la ruina”, dijo Georgios Petropoulos, director de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU en Gaza.

Un par de fotos satelitales tomadas durante el último mes muestran el impacto de las órdenes. Las imágenes —obtenidas de PlanetLabs y revisadas por la AP— muestran que los campamentos de tiendas de campaña a lo largo de la costa se volvieron más densos del 19 de julio al 19 de agosto.

El 19 de agosto, las tiendas de campaña cubrían casi cada parche de arena disponible y se instalaron más cerca del océano.

Incluso los palestinos que viven en la zona humanitaria que Israel declaró al comienzo de la guerra se han visto obligados a mudarse. El 22 de julio, el ejército ordenó la evacuación de la mayor parte del borde oriental de la zona, tras informar que Hamás había lanzado cohetes contra Israel. Luego, el 16 de agosto, el ejército volvió a reducir la zona e instó a los palestinos que vivían en el centro a irse.

Y el sábado, el ejército israelí emitió su última evacuación masiva, en que ordenó a los palestinos en cuatro áreas del campamento de refugiados de Maghazi, en el este de Deir al-Balah, que abandonaran sus refugios y se dirigieran hacia la zona humanitaria. No está claro cuántas personas se vieron afectadas.

Las evacuaciones se producen en un momento en que los mediadores internacionales luchan por conciliar las diferencias entre Israel y Hamás sobre un acuerdo de alto al fuego que, de logarse, detendrá los combates en Gaza e intercambiará a decenas de rehenes israelíes por prisioneros palestinos.

La guerra comenzó el 7 de octubre, cuando milicianos de Hamás penetraron la frontera de Israel, mataron a unas 1.200 personas y tomaron como rehenes a otras 250, aproximadamente. La ofensiva de represalia de Israel ha matado ya a más de 40.000 personas en Gaza y ha arrasado sus edificios e infraestructura.

El agua ha sido otra víctima de las evacuaciones. La ONU afirma que el suministro de agua en Deir al-Balah ha disminuido al menos un 70% desde que comenzó la reciente oleada de evacuaciones, ya que las bombas y las plantas de desalinización están atrapadas dentro de las zonas de evacuación.

La falta de agua potable ya causa enfermedades de la piel y otros brotes. La principal agencia de salud de la ONU ha confirmado el primer caso de polio en Gaza en un bebé de 10 meses en Deir al-Balah, quien ahora está paralizado en la parte inferior de la pierna izquierda.

Mientras tanto, los grupos de beneficencia dicen que cada vez es más difícil ofrecer ayuda. El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, declaró el jueves que el Programa Mundial de Alimentos perdió el acceso a su almacén en el centro de Deir al-Balah debido a una orden de evacuación reciente.

El viernes, Abu Mohammad —de pie en la fila para el agua— observó la escasez que lo rodeaba y rezó para que terminara pronto.

“No hay agua, no hay comida, no hay dinero, no hay trabajo, no hay nada”, dijo Mohammad, quien ya ha sido desplazado siete veces. “Le pedimos a Dios, no a la gente, que esto termine. Ya no tenemos la capacidad. Oh, mundo: ya no tenemos la capacidad”.

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Frankel reportó desde Jerusalén.

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