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Las confesiones de un hacker y el supuesto trabajo sucio en la campaña de Peña Nieto

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Muchos mexicanos sospechaban que Enrique peña Nieto había hecho movimientos “extraños”, por decir lo menos, para ganar la presidencia de México en el 2012.

Ahora, la revista Bloomberg Businesweek, publica un amplio reportaje llevando como figura central a Andrés Sepúlveda, un hacker colombiano que asegura que el 1 de julio del 2012, en su departamento en la ciudad de Bogotá se dedicó buena parte de la noche a destruir las evidencias del trabajo de espionaje contra los opositores políticos del entonces candidato del PRI, Enrique peña Nieto.

Esa noche, dice Sepúlveda, destruyó discos duros, programas, celulares y cualquier artefacto electrónico que pudiera relacionarlo con las elecciones en México.

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Además, el hacker trituró documentos que estaban ya borrados en servidores alquilados de forma anónima en Rusia y Ucrania, que fueron pagados con bitcoins, una moneda virtual no regulada.

“Él estaba desmantelando lo que dice era una historia secreta de una de las campañas más sucias de América Latina en los últimos tiempos”, dice el reportaje publicado en la portada de la edición impresa, que se titula ‘¿Cómo hackear una elección?’, firmada por los periodistas Jordan Robertson, Michael Riley, y Andrew Willis.

Según Bloomberg, Sepúlveda accedió a contar su historia completa por primera vez, “con la esperanza de convencer al público de que está rehabilitado y recolectar ayuda para reducir su sentencia”.

Durante ocho años, Sepúlveda, ahora de 31 años de edad, asegura que viajó por el continente para trabajar en grandes campañas políticas. Pero, según narró, con un presupuesto de 600 mil dólares, el trabajo para Peña Nieto fue de lejos “la más compleja” de las campañas en las que laboró.

Sepúlveda aseguró a Bloomberg que él dirigió a un equipo de hackers que “robaron estrategias de campaña, manipularon los medios sociales para crear falsas oleadas de entusiasmo y burla” contra los opositores de Peña Nieto. Además, dijo, estos hackers instalaron software espía en las oficinas de la oposición, todo para ayudar a Peña Nieto a que asegurara su victoria.

Sepúlveda asegura haber hackeado teléfonos inteligentes, clonado webs y enviado correos electrónicos masivos. Además, dice haber realizado “intercepción digital, ataque, descifrado, y defensa”.

Los trabajos “se lavaban” cuidadosamente a través de varias capas de intermediarios y consultores, aseguró el hacker colombiano.

Sepúlveda dice que muchos de los candidatos que ayudó ni siquiera han conocido acerca de su papel, ya que asegura que de forma personal se reunió sólo con unos pocos.

Sus equipos de hackers, dijo a Bloomberg, trabajaron en las elecciones presidenciales de Nicaragua, Panamá, Honduras, El Salvador, Colombia, México, Costa Rica, Guatemala y Venezuela.

“Mi trabajo consistía en hacer acciones de guerra sucia y operaciones psicológicas, propaganda negra, crear rumores, el lado oscuro de la política que nadie sabe que existe, pero todo el mundo puede ver”, dijo a la revista estadounidense.

Sepúlveda dijo que para la campaña de Peña Nieto reunió a unos 15 hackers que operaban en casas y apartamentos de alquiler en Bogotá. Tenía un grupo rotativo provenientes de toda América Latina. Los brasileños, en su opinión, desarrollan el mejor software malicioso. Mientras que los venezolanos y ecuatorianos son “excelentes” en sistemas de escaneo y software de vulnerabilidades. Los argentinos son “artistas” para interceptar móviles. Los mexicanos son piratas informáticos “magistrales”, en general, “si no hablan demasiado”.

Sepúlveda dice que sólo utiliza su equipo de hackers en casos de emergencia. “En México, el dominio técnico de Sepúlveda y la gran visión de Rendón para una máquina política despiadada, llegaron a cuajar del todo, alimentada por los enormes recursos del PRI. Los años bajo el mandato del presidente Felipe Calderón y el Partido Acción Nacional se vieron afectadas por una guerra contra los carteles de la droga […]. A medida que se acercó el 2012, el PRI ofreció la energía juvenil de Peña Nieto, que acababa de terminar un término exitoso como gobernador”, señala el reportaje de Bloomberg.

“A Sepúlveda no le gustaba la idea de trabajar en México, un país peligroso para la participación en la vida pública”. Pero a partir de 2008, Juan José Rendón, un consultor político con sede en Miami, convenció al hacker de que volara en su avión privado.

Sepúlveda trabajó en Tabasco, hackeando a un jefe político que resultó tener conexiones con un cartel del narcotráfico. “Después, el equipo de seguridad de Rendón supo de un plan para matar a Sepúlveda, quien pasó una noche dentro de una Suburban blindada antes de regresar a la Ciudad de México”, indica Bloomberg.

Sepúlveda le contó a la revista que su equipo de hackers instaló software malicioso en los routers de la sede del candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador, lo que le permitió espiar los teléfonos móviles y los ordenadores de cualquier persona que utilizara la red, incluyendo al candidato.

Sepulveda hizo lo mismo contra la candidata del Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota. “Cuando los equipos de los candidatos [de oposición] preparaban sus discursos políticos, Sepúlveda tenía los detalles tan pronto como los dedos de un redactor de discursos golpean el teclado. Sepúlveda sabía de las próximas reuniones de los oponentes [de Peña Nieto] y los horarios de campaña antes de que sus propios equipos lo supieran”, señala el reportaje de Bloomberg.

“El dinero no era un problema. En un momento dado, Sepúlveda gastó 50 mil dólares dólares en software ruso de gama alta que hizo un trabajo rápido para intervenir teléfonos de Apple, BlackBerry, y Android. También usaron los mejores perfiles falsos de Twitter que habían sido mantenidos durante al menos un año, dándoles una pizca de credibilidad”.

Sepúlveda le dijo a la revista estadounidense que logró que miles de estos perfiles falsos se utilizaran para dar forma a las cuentas de la discusión en torno a temas tales como el plan de Peña Nieto para poner fin a la violencia del narcotráfico.

El hacker colombiano tenía un ejército de 30 mil robots de Twitter, así como pósters automáticos que podrían crear tendencias para atacar, en especial, a López Obrador. “Casi cualquier cosa de las artes oscuras digitales se podrían ofrecer a la campaña de Peña Nieto o a sus importantes aliados locales”, señala el reportaje.

En la noche electoral, miles de votantes de Jalisco recibieron mensajes telefónicos pregrabados a las 3 de la madrugada. Las llamadas parecían provenir de la campaña del candidato a gobernador Enrique Alfaro Ramírez, del Movimiento Ciudadano, lo que hizo, según Sepúlveda, que los jaliscienses se molestaran con el candidato de izquierda, quien perdió por un estrecho margen con el candidato del PRI.

En Tabasco, Sepúlveda configuró cuentas de Facebook falsas de hombres homosexuales que dicen respaldaban a un candidato católico conservador que representaba al PAN, un “truco diseñado para alienar a su base”. “Siempre se sospecha que algo estaba mal,”, dijo el candidato panista Gerardo Priego, cuando contó a Bloomberg cómo el equipo de Sepúlveda manipuló las redes sociales en la campaña.

Después del incidente de Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, López Obrador se disparó, dice la revista. Sin embargo, el PRI fue capaz de recuperarse después de que uno de los asesores de López Obrador, Luis Costo Bobino, fue grabado pidiendo a un grupo de hombres de negocios unos 6 millones de dólares para financiar la campaña de su candidato, en una posible violación de la ley electoral.

A pesar de que el hacker dice que no sabe el origen de esa grabación en particular, Sepúlveda y su equipo habían interceptado las comunicaciones de la consultora de Costa Bobino durante meses.

El equipo de Sepúlveda deshabilitó el sitio web personal del consultor y dirigió a los periodistas a un sitio clonado. Allí publicaron lo que parecía una larga defensa escrita por Costa Bonino, que casualmente planteaba preguntas sobre si sus raíces uruguayas violan las restricciones de México a los extranjeros en las elecciones. Costa Bonino dejó la campaña a los pocos días.

El consultor indicó a la revista, que él sabía que estaba siendo espiado, pero simplemente no sabía cómo. “Tener un teléfono hackeado por la oposición no es una novedad. Cuando trabajo en una campaña, el supuesto es que todo lo que se habla en el teléfono será escuchado por los oponentes”, dijo el consultor uruguayo al medio estadounidense. Un portavoz del PRI consultado por Bloomberg dijo que el partido no tenía conocimiento de Rendón trabajando para Peña Nieto o cualquier otra campaña del PRI.

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