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Molestia entre familiares de policías asesinados en México (Video)

Tras la masacre de 13 policías en una emboscada...

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Las familias de los 14 policías mexicanos asesinados en una aparente emboscada de criminales se reunieron el martes afuera de una funeraria en el estado occidental de Michoacán. Muchos de ellos están furiosos con el gobierno y los jefes policiales ya que consideran que los enviaron a una muerte segura.

“Los buenos están aquí”, dijo señalando hacia la enorme funeraria el hermano de Marco Antonio González, uno de los oficiales asesinados. “Y los responsables de esto, también están aquí”, agregó. Él y otros familiares se negaron a dar sus nombres por temor a represalias.

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El presidente de México Andrés Manuel López Obrador dijo que el ataque era “lamentable”, pero que sigue comprometido con su estrategia de seguridad, mientras las tasas de homicidio han alcanzado cifras récord.

Al menos 14 policías fueron asesinados el lunes en el estado de Michoacán, México, el último de una serie de ataques con alto número de víctimas perpetrado por grupos criminales armados en todo el país.

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Los medios de comunicación locales informaron que el ataque fue perpetrado por un convoy armado de 20 vehículos.

La policía estatal estaba haciendo cumplir una orden judicial en el pequeño pueblo de El Aguaje poco después del amanecer cuando fueron emboscados, dijeron los oficiales de seguridad.

Las autoridades estatales manifestaron que 13 agentes de policía murieron y otros tres resultaron heridos. Los oficiales federales confirmaron la cifra de 14 muertos.

Las fotografías de las secuelas del ataque muestran un vehículo policial azul y blanco en llamas. En las grabaciones de audio publicadas en un sitio web de los medios de comunicación locales, los agentes pueden ser escuchados pidiendo refuerzos a través de los escáneres de la policía.

“Necesitamos ayuda”, suplicó un oficial. “Mataron a casi todos”.

En la medida que la lucha entre los grupos de narcotráfico aumenta la violencia en México a niveles récord, un nuevo estudio publicado recientemente mide el impacto económico que esta tuvo en 2017, en $249,000 millones en pérdidas, lo que representa cerca del 21% del producto interno bruto del país.

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Los funcionarios no han dicho quiénes creen que llevaron a cabo los ataques o citaron un motivo, pero los periodistas locales informaron que los agresores estaban afiliados al Cártel de Nueva Generación de Jalisco y que habían dejado mensajes en la escena del crimen advirtiendo a la policía que no colaborara con organizaciones rivales.

El cártel, que trafica con drogas a Estados Unidos, pero también se beneficia de una variedad de otras empresas ilícitas, incluyendo la extorsión y el robo de combustible, se ha expandido por todo México en los últimos años.

Los analistas de seguridad dicen que su crecimiento ha jugado un papel importante en la espiral de la tasa de homicidios del país, la cual está a punto de batir otro récord este año.

El cártel ha estado haciendo una fuerte presión especialmente agresiva en Michoacán, el estado natal de su líder, Nemesio Oseguera Cervantes, también conocido como “El Mencho”. Nació a unas siete millas de donde se llevó a cabo el ataque del lunes, pero fue expulsado de la región hace años por otro grupo armado, La Familia Michoacana.

Los grupos criminales están ansiosos por controlar el estado porque se encuentra en una importante ruta de narcotráfico y porque es el hogar del multimillonario comercio de aguacate de México, una industria lucrativa que varios grupos criminales están tratando de explotar.

Falko Ernst, investigador del International Crisis Group, describió a Michoacán como un “desastre geopolítico”.

“Nadie tiene el control total”, dijo, “y tienes todo tipo de actores criminales”.

Los grupos de vigilantes que antes afirmaban luchar contra los cárteles, ahora se dedican a actividades ilícitas dijo Ernst, quien agregó que las autoridades a menudo son cómplices de la violencia.

“Las líneas divisorias entre el crimen organizado y las autoridades no son muy claras”, aseguró.

Ernst dijo que el ataque del lunes tenía todas las características del cártel de Jalisco, que tiene un historial de ataques abiertos contra las autoridades.

En el vecino estado de Jalisco en 2015, sus miembros derribaron un helicóptero del ejército usando granadas propulsadas por cohetes. El grupo también es sospechoso de la emboscada y asesinato de 15 agentes de policía ese mismo año en Jalisco.

En agosto, el cártel se atribuyó la responsabilidad de colgar nueve cuerpos de un puente y arrojar 10 más en las cercanías, en la ciudad de Uruapan, Michoacán. Se sospecha que el cártel o sus afiliados locales en el estado de Veracruz incendiaron un club de striptease en septiembre, matando a 27 personas.

El lunes, el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, se comprometió a atrapar a los autores de lo que él llamó un ataque “cobarde”.

“No toleraré ningún ataque contra la policía y no permitiré que quede impune”, dijo.

Pero no está claro hasta qué punto contará con el apoyo de las autoridades federales.

A principios de este año, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, declaró el fin de la “guerra” contra los grupos criminales, diciendo que el enfoque militarizado adoptado por sus predecesores había fracasado.

López Obrador ha prometido un enfoque distinto para reducir la violencia. Pero sus esfuerzos para disminuir la pobreza y crear más oportunidades de empleo para los jóvenes en riesgo aún no se han traducido en calles más seguras.

“Está apostando por una solución a largo plazo”, dijo Ernst. “Pero también se necesita una estrategia a corto plazo”.

La corresponsal especial Cecilia Sánchez en la Ciudad de México contribuyó a este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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