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¿Cómo sería un mundo sin mujeres? El 9 de marzo, México podría darnos una idea

Feminist activists protest in Mexico City in November
Activistas feministas protestan en la Ciudad de México, el 29 de noviembre de 2019.
(Marco Ugarte / Associated Press)
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Después de una serie de horripilantes asesinatos de mujeres, las activistas feministas comenzaron a preguntarse: ¿y si todas desapareciéramos?

México está por descubrir cómo sería eso. Las mujeres de todo el país están convocando a faltar al trabajo el próximo lunes, mantenerse alejadas de las calles y no comprar nada durante 24 horas.

La huelga nacional del 9 de marzo, que se promueve como #UNDIASINMUJERES, intenta dar un golpe económico para arrojar luz sobre lo que las activistas describen como una crisis de violencia.

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“Queremos hacer visible la violencia que sufren las mujeres en todos los espacios de este país”, afirmó Arussi Unda, portavoz de Las Brujas del Mar, un colectivo feminista que ayuda a organizar la huelga. “Queremos castigar al sistema”.

Lo que comenzó como un movimiento marginal se ha transformado en solo unas pocas semanas en un importante hito cultural; actrices, escritores y políticos conocidos lo promueven y algunas de las compañías más grandes de México muestran su apoyo al darles a las empleadas el día libre.

Todo es evidencia de la creciente visibilidad del movimiento feminista en México, donde las activistas han ido más allá de las denuncias del #MeToo, por acoso y violencia sexual, para adaptar formas de protesta mucho más radicales.

En la Universidad Nacional Autónoma de México, los estudiantes ocuparon durante meses varios edificios para protestar por el asesinato de una estudiante y el presunto acoso sexual por parte de profesores.

El año pasado, mujeres pintaron con spray los monumentos nacionales en la Ciudad de México y rompieron ventanas en la oficina del procurador general después de que una adolescente alegara que había sido violada por cuatro policías.

El mes pasado, después del secuestro y asesinato de una niña de siete años y la muerte de una joven cuyo marido la evisceró y desolló su cadáver, mujeres enmascaradas salpicaron pintura color rojo sangre en las puertas del Palacio Nacional de México, acusando al gobierno de no investigar adecuadamente los femicidios, un término utilizado para clasificar a ciertos homicidios de mujeres.

De los 35.558 asesinatos registrados en México el año pasado, 3.825 de las víctimas fueron mujeres. Un total de 1.006 asesinatos fueron oficialmente clasificados como femicidios, en base a una variedad de criterios, que incluyen si el cuerpo de la víctima muestra signos de violencia sexual y si había una relación “sentimental” entre la víctima y el asesino.

La respuesta generalmente despectiva del presidente Andrés Manuel López Obrador sólo ha alimentado la ira de los manifestantes. Recientemente, cuando un periodista le preguntó sobre los femicidios mientras hablaba sobre una rifa planeada para subastar el avión presidencial, el mandatario se molestó. “No quiero que los femicidios eclipsen la lotería”, dijo.

También criticó la huelga del lunes, sugiriendo que es parte de un complot más grande en su contra por parte de sus oponentes políticos.

La protesta captó el apoyo de varios miembros clave de la oposición, incluida Margarita Zavala, ex líder del Partido de Acción Nacional -socialmente conservador- y esposa del ex presidente Felipe Calderón. “El asesinato de mujeres debería ser una prioridad nacional”, escribió en un artículo de opinión en el periódico El Universal.

El que Zavala se haya opuesto abiertamente al aborto, lo cual la pone en desacuerdo ideológicamente con muchos de los activistas que organizan la huelga, despertó sospechas. También lo es el hecho de que las grandes corporaciones vean con buenos ojos la huelga.

“¿Están comprometidos con esta causa, o simplemente se aprovechan del movimiento porque es genial en este momento?”, preguntó Lulú Barrera, fundadora de una organización que combate el acoso en línea a las mujeres.

Lorena Wolffer, una artista y activista cultural, cuestionó si las empresas que han apoyado la huelga tomarán medidas concretas para abordar la desigualdad de género, el acoso y otras quejas. “¿Qué significa que un banco anuncie que respalda algo como esto, pero no hace nada para abordar los problemas dentro de su propia estructura?”, expresó. “Si realmente quieren hacer algo para acabar con la violencia contra las mujeres, pueden comenzar limpiando su propia casa”.

Barrera se encuentra entre un grupo de activistas feministas que critica las amplias demandas que la huelga impuso a las participantes, y cuestionó si es práctico o particularmente significativo pedirles a las mujeres que desaparezcan de la sociedad por un día.

Aunque ella apoya la idea de una huelga laboral, que ya ha tenido otras versiones a pequeña escala en México en los últimos años, pedir a las mujeres que dejen todo tipo de actividad no resultará en leyes más amigables para ellas, u otras medidas. “En un momento en que 10 de nosotras estamos desapareciendo a diario, no creo que retirarse a nuestros hogares sea particularmente efectivo”, razonó.

Las protestas en México están inspiradas en parte por otras manifestaciones feministas en América Latina en los últimos años.

Las activistas en México a menudo usan pañuelos verdes, un guiño a las manifestantes por el derecho al aborto en Argentina y Chile. También acogieron el himno feminista chileno “Un violador en tu camino”, que se entona en múltiples protestas.

Pero una huelga con tanto apoyo de un amplio espectro de la sociedad no tiene precedentes. Al momento, no está claro exactamente cuántas personas participarán de la huelga o de la marcha prevista en la Ciudad de México el día anterior.

Josefina Ruiz, una notaria pública, afirmó que dejará de trabajar ese día con orgullo y se quedará en casa. “Lo hago por la violencia y por el machismo general en esta sociedad”, aseveró.

Otras reconocieron que simplemente no pueden darse el lujo de tomarse un día libre. “Muchas de nosotras estamos en una posición tan precaria”, expresó Sandy Muñoz, una trabajadora de farmacia. Su empleador les dijo a los miembros del personal femenino que podrían faltar al trabajo el lunes, pero luego enfatizó que muchos clientes dependerían de ellas para obtener sus medicamentos.

“Entonces nos sentimos culpables”, manifestó Muñoz.

Linthicum reportó desde Ciudad de México y Barajas desde Los Ángeles. La corresponsal especial Cecilia Sánchez contribuyó con este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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