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En lugar de regresar a la escuela este otoño, los estudiantes mexicanos verán televisión

Estudiantes en Acapulco, México, antes de que comenzara la pandemia.
(Marco Ugarte / Associated Press)
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La televisión ha sido llamada la “caja idiota”. En México, pronto será el aula.

Dado que el brote de coronavirus no muestra signos de disminuir, los funcionarios han decidido mantener las escuelas públicas primarias y secundarias cerradas indefinidamente y que los 30 millones de estudiantes de la nación comiencen el nuevo año académico en casa.

Pero en un país donde 4 de cada 10 hogares carecen de conexión a Internet, las clases en línea no son una opción viable. Entonces las autoridades han recurrido a la televisión.

El gobierno federal firmó esta semana un contrato de $20 millones con varias cadenas de televisión mexicanas para transmitir programas de estudio diseñados por funcionarios de educación.

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Las clases diarias y los libros de texto que lo acompañan serán la columna vertebral de la instrucción académica hasta que sea seguro para los estudiantes regresar al aula, un plan que ha generado confusión y frustración entre los padres, además de temores de que México pueda perder algunas de sus ganancias en educación.

Las autoridades reconocen que la televisión no reemplaza a los maestros, pero dicen que es la mejor manera de llegar a la mayoría de los estudiantes del país porque el 94% de las familias mexicanas tienen televisores.

“La pandemia nos deja pocas opciones”, dijo el secretario de educación, Esteban Moctezuma, mientras prometía un curso de estudio “sólido”.

Los funcionarios aún no han detallado cómo funcionará el aprendizaje televisado, ni tampoco qué parte, si es que hay alguna, jugarán los maestros, o cómo se espera que manejen las familias con padres que trabajan, o con varios niños, la cantidad de televisores con que cuentan.

“Estoy en pánico”, dijo Ana Laura Ruiz, de 38 años, una madre soltera en la Ciudad de México que recientemente regresó a la oficina donde trabaja como contadora después de que el cierre de la pandemia de la ciudad fue levantado parcialmente.

Cuando los estudiantes de todo el país fueron enviados a casa en marzo después del brote del virus, cada escuela manejó el aprendizaje a distancia a su manera. Ruiz se unió a un grupo de WhatsApp con padres y maestros, quienes enviaron planes de lecciones y tareas para sus alumnos.

Ruiz dijo que preferiría continuar así que tener a sus hijos viendo la televisión.

“¿Cómo sabré que mis hijos realmente tomaron sus clases?”, preguntó ella. “¿Quién los supervisará?”

Solo tiene un televisor en casa, pero es madre de dos niños, de 13 y 10 años, y no sabe cómo tomarán clases los dos.

“Me preocupa que este sea un año perdido para ellos”, manifestó.

Clara Solís, una maestra de primaria de 37 años, dijo que no había recibido información sobre cuál sería su papel cuando el año académico comience el 24 de agosto.

“Los niños necesitan una atención más especializada”, comentó. “Me preocupa la cantidad de niños que no van a recibir la atención adecuada”.

Todos los países del mundo han tenido que sopesar la seguridad de los estudiantes y los maestros frente a la necesidad de proporcionar educación a los niños.

En Estados Unidos, el presidente Trump ha amenazado con retener los fondos para los distritos escolares que no vuelvan a abrir. En Bolivia, los funcionarios anunciaron esta semana que cancelarían el año escolar por completo después de considerar la posibilidad de cambiar a clases en línea, pero concluyeron que eso sería imposible porque la mayoría de las áreas rurales carecen de acceso a Internet.

Israel y Corea del Sur reabrieron apresuradamente las escuelas solo para cerrarlas nuevamente después de los picos en nuevos casos de virus. Dinamarca y Alemania parecen haber evitado los brotes al reducir en gran medida el tamaño de la clase y escalonar los días en que los estudiantes asisten a la escuela.

Las apuestas son altas. El nivel educativo ha aumentado constantemente en México en los últimos años y muchos ahora se preocupan de que algunos de esos logros puedan borrarse.

La proporción de mexicanos que solo tienen educación primaria o menos se redujo del 67% en 1990 al 33% en 2015. La proporción de mexicanos con educación universitaria se duplicó con creces durante ese tiempo, al 15%.

Malcom Aquiles, de World Vision, una organización de ayuda cristiana con un enfoque en los niños, dijo que algunos estudiantes que dejarán de ir a la escuela este año tal vez nunca regresen.

“Podría desencadenar muchos abandonos”, manifestó.

Aquiles dijo que estaba contento de que las autoridades hubieran decidido priorizar la salud pública, pero le preocupaba el impacto del nuevo plan educativo en las zonas rurales del país, donde el acceso a la televisión e incluso a la radio es limitado, a parte de que la conmoción económica de la pandemia ya han obligado a algunos niños en edad escolar a unirse a la fuerza laboral en los últimos meses.

Patricia Gándara, profesora de educación en UCLA que estudió el sistema escolar en México, dijo que si bien la instrucción televisada es “mejor que nada”, indudablemente generará más desigualdades.

“Estas brechas de aprendizaje, que llamamos brechas de oportunidades, se harán cada vez más amplias”, consideró Gándara.

Al igual que en Estados Unidos, donde los hijos de inmigrantes tienen menos probabilidades de contar con acceso a Internet en el hogar, serán los pobres en México quienes sufran, dijo.

“Si te encuentras en casa con un padre que está bien educado y puede guiarte a través de estas cosas, eso es bastante bueno”, enfatizó Gándara. “Si estás solo con la televisión, esa es otra historia”.

Las autoridades dijeron que tienen un plan para el 6% de las familias que no cuentan con televisión: transmisiones de radio educativas, que se emitirán en español y en 22 idiomas indígenas.

“Nadie se quedará atrás”, prometió Moctezuma, quien aseguró que el gobierno también abordará el problema de los hogares donde los padres no pueden darse el lujo de quedarse en casa con sus hijos.

“Vamos a tener una propuesta... para ver cómo se puede ayudar a las madres que trabajan”, adelantó.

La instrucción académica en televisión no es un concepto nuevo en México, donde desde 1968 los estudiantes en algunas áreas rurales han asistido a pequeñas escuelas donde la instrucción se transmite por televisión.

Los resultados han sido mediocres. En los exámenes de idiomas nacionales en 2017, el 49% de los estudiantes matriculados en escuelas con aprendizaje televisado obtuvieron calificaciones insuficientes, en comparación con el 32% de los alumnos matriculados en escuelas típicas.

“No hay sustituto para el trabajo de un maestro”, dijo Juan Sánchez García, un instructor en la universidad en la ciudad norteña de Monterrey que estudió el aprendizaje televisado.

Un problema es que no hay forma de saber cuántos estudiantes realmente están sintonizando los programas. Por esa razón, señaló Sánchez, es esencial que las autoridades encuentren formas de medir la comprensión y el rendimiento mientras los alumnos aprenden desde sus hogares.

“Esto es lo principal”, indicó, “obtener ayuda para los estudiantes que más lo necesitan”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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