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OPINIÓN: El plan migratorio de Biden es insuficiente

El ejército estadounidense protege la frontera de El Paso con México.
El ejército estadounidense protege la frontera de El Paso con México, visto desde Ciudad Juárez, México, el martes 20 de diciembre de 2022.
(Christian Chavez / Associated Press)
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En la primera semana de enero, antes de asistir a la cumbre de líderes de Norteamérica en la Ciudad de México, Joe Biden anunció un plan migratorio, que como bien dice el comunicado de la Casa Blanca, no resuelve el tema migratorio en Estados Unidos, pero según su dicho representa un alivio. Es discutible.

La administración Biden necesita urgentemente dar señales de que es capaz de ordenar lo que pasa en su frontera sur que comparte con México. La reforma migratoria más integral que presentó el primer día de su mandato duerme tranquilamente en el congreso y nada indica que va a dejar ese estatus en los próximos años.

La sociedad estadounidense espera una frontera ordenada y sin escenas que muestren el drama de la migración. Una buena parte extraña las estrategias de Donald Trump de cerrar de manera rígida y total la frontera con la complicidad y sumisión del gobierno mexicano. Por eso se sigue aplicando la medida de salud pública conocida como Título 42 que permite negar el acceso a territorio estadounidense a cualquier persona que pudiera representar un riesgo para la salud y que desde Trump y con el pretexto del COVID se viene aplicando única y exclusivamente a los migrantes que intentan entrar a Estados Unidos por su frontera con México. Biden ha declarado que es un uso inadecuado de la medida y por supuesto no resuelve nada, pero la sigue aplicando y por lo menos en los próximos meses lo seguirá haciendo.

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Tratando de construir una vía intermedia que no sea la de Trump y que tampoco sea omisa al desorden que representa la llegada masiva de inmigrantes, muchos de ellos solicitantes de refugio y asilo, el plan de Biden se construye como una mezcla de medidas de control y la ampliación de visas y vías autorizadas para migrar a Estados Unidos.

La ampliación de visas es un buen principio. Insuficiente quizá, pero por lo menos establece una diferencia considerable con las estrategias de Trump y de los gobernadores republicanos que construyen muros y nutren un discurso antiinmigrante.

Esta ampliación tiene varios problemas. En su parte medular extiende hasta 30 mil visas mensuales (y no totales como algunos “especialistas” y medios mexicanos reportaron) un programa que originalmente se dirigía a venezolanos y que ahora se amplía a ciudadanos de Nicaragua, Haití y Cuba que permitiría migrar a Estados Unidos con un permiso de trabajo por dos años. Sin embargo, pide que los trámites se realicen desde el país de origen y elimina a quienes crucen de manera irregular Panamá, México o la frontera con Estados Unidos ignorando que muchos de los que abandonan esos países, por no decir todos, lo hacen de manera urgente, huyen y no disponen ni del tiempo ni de la seguridad para hacer trámites en sus países. Los gobiernos de los que huyen podrían tener acceso a la información de quienes harían estas solicitudes y en muchas ocasiones son perseguidos por esos mismos gobiernos.

El otro gran obstáculo, que muy pocos de los candidatos cumplen, es el de tener un patrocinador en Estados Unidos. No se trata de una carta de recomendación, el patrocinador debe ser ciudadano o residente legal, con recursos financieros suficientes y demostrables y que se comprometa a recibir, mantener y apoyar al beneficiario durante su estancia en Estados Unidos. ¿Usted por cuantas personas haría eso?

El plan castiga a quienes lleguen a la frontera entre México y Estados Unidos. De manera inmediata usando el Título 42 serían rechazados en la frontera, pero incluso cuando esa aplicación concluya, el plan contempla removerlos de manera expedita y castigarlos con cinco años de prohibición para entrar a Estados Unidos aún bajo programas de ayuda humanitaria o refugio.

Serían expulsados a México que se compromete (faltaba más) a aceptar 30 mil individuos por mes. De verdad no me explico cómo los funcionarios mexicanos aceptan estos acuerdos. ¿Conocen las ciudades fronterizas? ¿a cambio de qué?

Llama la atención que se desarrollen programas para ciudadanos de Venezuela, Haití, Nicaragua, Cuba y muchos otros y no haya nada específico para los mexicanos que siguen siendo el grupo más grande en las estadísticas de detenciones de la patrulla fronteriza.

Indigna que el gobierno mexicano acepte recibir 30 mil migrantes cada mes, en condiciones que solo los ponen en riesgo, aunque AMLO se llene la boca diciendo que los ayudan y protegen y no abogue en absoluto por los migrantes mexicanos. Durante la reciente visita de Biden a México el presidente mexicano le reclamó que no invirtiera suficientemente en Centroamérica (particularmente en sus programas como Sembrando Vida). ¿Y los migrantes mexicanos que tantas remesas mandan no se merecerían una solicitud específica ante Biden, un programa especial?

Cierto, el programa de Biden es mucho mejor que lo que hacía Trump y todavía hacen los gobernadores republicanos del sur, pero está aún muy lejos de resolver o cambiar significativamente el proceso migratorio y no podemos dejar de señalar el vergonzoso papel que juega el actual gobierno mexicano.

* Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute.org

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