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Presidente mexicano festeja al ejército. En Sinaloa, un general dice que la paz depende de narcos

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en el centro, junto al Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, a la izquierda, y al Secretario de la Marina, Rafael Ojeda Durán, pasan revista a las tropas antes del inicio del desfile militar por el Día de la Independencia en la principal plaza de Ciudad de México, el Zócalo, el 16 de septiembre de 2024.
(Felix Marquez/AP)

Después de la ceremonia, se vio a un López Obrador visiblemente emocionado mientras la gente coreaba “No te vayas, no te vayas”.

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Andrés Manuel López Obrador celebró el lunes su último Día de la Independencia como presidente de México con la reforma judicial y los militares como protagonistas.

El tradicional desfile militar del lunes estuvo dedicado a honrar a la Guardia Nacional, el cuerpo estrella de su administración que no ha logrado pacificar un país donde los cárteles siguen controlando muchos territorios y los homicidios se han mantenido en niveles preocupantes, en torno a los 30.000 al año.

Mientras festejaba a las Fuerzas Armadas por su “importante contribución” a la protección y el bienestar de los mexicanos, según dijo el lunes por la tarde en su cuenta de X, antes Twitter, a 1.200 km al noroeste de la capital Ciudad de México, un mando militar en Sinaloa decía que la seguridad de ese estado no depende de ellos, sino de que los grupos criminales dejen de enfrentarse.

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Un cadete participa en el desfile militar
Un cadete participa en el desfile militar por el Día de la Independencia en la principal plaza de Ciudad de México, el Zócalo, el 16 de septiembre de 2024.
(Felix Marquez/AP)

Facciones del cártel de Sinaloa se han estado enfrentando durante la última semana sembrando el miedo y paralizando la ciudad de Culiacán, donde se cancelaron las fiestas patrias.

En conferencia de prensa junto con el gobernador, Rubén Rocha, del mismo partido que el presidente, el general Jesús Leana Ojeda, dijo que hay 3.000 elementos del ejército más la Fuerza Aérea, más el personal de la Guardia Nacional, pero que lograr que la situación se calme “no depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos que dejen de hacer su confrontación entre ellos”.

Al ser preguntado directamente por un reportero si entonces la seguridad de la población dependía de los criminales, el general, asintió. ”Depende de ellos, ellos son los que quieren hacer las agresiones y son los que están cobrando vidas. Nosotros, al contrario, nosotros estamos acá para evitar que ellos tengan confrontaciones y que haya pérdida de vidas humanas”.

Las palabras del militar son muestra de la política de seguridad que ha llevado a cabo el gobierno de López Obrador de no confrontarse directamente contra los cárteles e intentar atajar las causas de fondo de la violencia.

A diferencia de otras conmemoraciones o eventos con discurso presidencial, el lunes López Obrador dejó que hablaran por él los jefes del Ejército y la Marina, que enumeraron los logros de las numerosas nuevas tareas que les encomendó el mandatario durante su administración, que termina el 30 de septiembre.

El domingo, justo antes del inicio de las celebraciones por el Día de la Independencia, el presidente promulgó su reforma constitucional más polémica: la que restructura el poder judicial para que todos los jueces sean elegidos por voto popular.

Después, durante la tradicional ceremonia de “El Grito”, lanzó vivas “a la justicia” y a la “cuarta transformación”, el proyecto político de país que comenzó a impulsar al llegar al poder en 2018 y que quiso dejar atado con una veintena de reformas a la Carta Magna. Según sus críticos, éstas pueden suponer serios retrocesos en el Estado de derecho mexicano y en la separación de poderes.

Los recursos judiciales de las últimas semanas no evitaron que la restructuración de toda la judicatura sea ya una realidad en México aunque todavía es incierto cómo se pondrá en marcha.

Y como la Suprema Corte echó para atrás el año pasado que la Guardia Nacional pudiera estar bajo mando del Ejército, por considerarlo inconstitucional, López Obrador propuso otro cambio a la Carta Magna para resolver ese punto. Una iniciativa que, previsiblemente, será la siguiente en aprobarse en el Congreso y será un paso más en la militarización del país que se ha llevado a cabo durante su gobierno.

A diferencia de otros líderes latinoamericanos que optaron por aprovechar sus mayorías parlamentarias para sacar adelante nuevas constituciones, López Obrador optó por cambios a la actual, siguiendo la tónica de los gobiernos mexicanos anteriores. En su caso, según los expertos, las reformas propuestas son medulares.

El miedo a que la justicia se politice es el principal temor de muchos dentro y fuera de México, así como el riesgo que podría conllevar para las inversiones.

Dar cara vez más tareas a las Fuerzas Armadas preocupa por la falta de mecanismos para que los militares rindan cuentas ante los poderes civiles y la sociedad.

Pero el mandatario asegura que está suficientemente legitimado para todos estos cambios porque su partido, Morena, y sus aliados lograron una gran mayoría en las elecciones generales de junio y Claudia Sheinbaum, quien se convertirá en presidenta el próximo 1 de octubre, ganó con el 60% de los votos.

El acto del domingo por la noche en la principal plaza de Ciudad de México, el Zócalo, demostró que sus incondicionales son muchos. Miles de seguidores vitoreaban, algunos entre lágrimas, al que dejará el cargo siendo el presidente más popular de México de la historia reciente.

La multitudinaria celebración estuvo también cargada de emoción para un político amante de las masas. Las pancartas de “Gracias” ondeaban en la principal plaza del país y ni la intensa lluvia desincentivo a miles de mexicanos de estar presentes para despedirlo.

Después de la ceremonia, se vio a un López Obrador visiblemente emocionado mientras la gente coreaba “No te vayas, no te vayas”.

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