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La Isla Catalina pierde la tranquilidad

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A simple vista, la Isla Catalina aparenta ser un oasis de paz y tranquilidad, con sus calles angostas, que se pierden en la montaña y decenas de negocios siempre listos para atender a los cientos de turistas que llegan diariamente.

Sin embargo, para muchos de los residentes, la isla se convertido en un infierno, o al menos a si lo describió María Pedroza después de la experiencia que vivió el pasado 28 de junio.

Según Pedroza, eran alrededor de las 5:00 de la mañana cuando agentes del Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles, irrumpieron en su hogar, tumbaron la puerta y, con pistolas en manos, la sacaron a la calle junto con su esposo Salvador Pedroza, su hijo Salvador Jr., de 21 años y sus cuatro hijas de 19, 18, 12 y 5 años.

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Por las próximas tres horas, la familia fue cuestionada por separado por un grupo de agentes del sheriff mientras que miembros del Equipo de Armas y Tácticas Espciales (SWAT) inspeccionaban cada rincón de su apartamento.

“Registraron toda la casa, rompieron las lámparas, destruyeron los enchufes de la electricidad que ‘disque’ porque andaban buscando droga”, dijo Pedroza. “El policía nos dijo que les habían dicho que aquí vendían drogas, pero nunca encontraron nada”, agregó.

Según Pedroza, las autoridades trajeron un perro para que registrara la casa en busca de drogas, los hicieron tomar una prueba de drogas y posteriormente llamaron a una trabajadora social, quien supuestamente los amenazó de que, si encontraban algún tipo de droga en su casa o en su sistema, le iban a quitar a sus hijas menores.

Pedroza aseguró que desde entonces su hijo es constantemente detenido por las autoridades a tal grado de que la familia está esperando a que el joven termine su libertad condicional para enviarlo a vivir fuera de la isla.

“Queremos que se vaya de la isla, queremos alejarlo de la policía porque no hay nada que podamos hacer. Sólo queremos que lo dejen en paz”, agregó.

Pedroza no es la única que ha pensado mandar a su hijo a otra ciudad para “protegerlo de las autoridades”. En el caso de Rafaela Rodríguez, esa decisión fue tomada hace un par de meses.

Según Rodríguez, los problemas de su familia con las autoridades comenzaron hace aproximadamente un año cuando dos de sus hijos fueron detenidos por participar en una pelea y por estar tomando en público. Desde entonces, Rodríguez aseguró que sus hijos han sido arrestados dos veces con la excusa de que están violando su libertad condicional y aseguró que la policía los detiene sin razón alguna.

“Mi hijo, el menor, ya no vive aquí”, dijo Rodríguez. “El mayor estuvo viviendo en Long Beach por cinco meses y regresó pero cada rato lo paran y lo hacen que se quite la camisa para ver si no tiene nuevos tatuajes”, añadió.

Por su parte, María Muñoz afirmó que su sobrino fue fotografiado recientemente por las autoridades y registrado como pandillero por el simple hecho de estar en la calle con un grupo de amigos.

“Mi sobrino no es pandillero, él trabaja y estudia. Nomás porque andaba en la calle lo están relacionando con las pandillas, eso no es justo”, dijo Muñoz.

Muchas quejas

De acuerdo con Bob Kennedy, el alcalde de la isla, la alcaldía ha sido inundada en los últimos meses con este tipo de quejas por parte de la comunidad. Por esta razón, dijo, miembros del concejo se reunirán el próximo jueves con representantes del Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles para buscarle una solución al problema.

“Queremos llegar al fondo del asunto”, dijo Kennedy. “Existe un gran numero de quejas por parte de la comunidad sobre el comportamiento del Sheriff”, dijo el Kennedy.

Por su parte, el teniente Ed Cook, responsable de la seguridad de la isla, defendió de las acusaciones en contra del Sheriff y dijo que las acciones de los agentes se han realizado con órdenes legales de cateo y que se efectúan para asegurarse que las personas que se encuentran en libertad condicional cumplan con los requisitos que les impone la ley.

Cook dijo además que, desde su llegada a la isla en el 2007, el Departamento del Sheriff ha estado recopilando información que indica que existen pandillas en la isla. Aseguró además que las autoridades lograron identificar alrededor de 50 jóvenes que estaban asociados con la pandilla Brown Pride Locos.

De acuerdo con Cook, después de la intervención de las autoridades, la mayoría de estos individuos abandonaron la isla, cinco fueron arrestados y algunos de ellos se encuentran en proceso de rehabilitación. El teniente agregó que, auque el problema de las pandillas en la isla no era grave, sí iba en ascenso.

“A pesar de que no era un problema serio, si era preocupante; sin embargo, ese problema ya no existe”, dijo Cook. Según él, el crimen en la isla ha disminuido un 23% en los últimos dos años y en lo que del año solamente se han reportado 119 crímenes comparados con 214, reportados el año anterior.

“Yo no he recibido quejas de la comunidad”, dijo Cook. “La gente con la que yo he hablado me han demostrado su apoyo y ellos entienden que nosotros solamente estamos cumpliendo con nuestro trabajo”.

Por su parte, el concejal Michael Ponce, aseguró que en la isla no existe un problema de pandillas como lo ha estado señalando el Departamento del Sheriff e indicó además que los problemas entre la comunidad y la autoridad surgieron después de la llegada del teniente Cook.

“Tal parece que tenemos unos agentes que piensan que este es su territorio y están tratando de controlar a todo mundo a tal grado de que ya han perdido credibilidad”, dijo Ponce. “Lo que ellos clasifican como pandilleros son solo un grupo de jóvenes tratando de encontrar su identidad y yo no los veo como un peligro para la comunidad. Si es cierto que existe ese tipo de violencia como aseguran las autoridades, yo no la he visto”.

Sin embargo, Iván Leyva, un residente de la isla, dijo que la razón por la que muchas personas están molestas con el sheriff es por que estaban acostumbrados a hacer lo que ellos querían sin que nadie les dijera nada. “Antes de que entrara este teniente no había respeto por la autoridad”, dijo Leyva. “Había peleas en las calles, droga y alcohol y nadie decía nada. Pero ahora que la autoridad está haciendo un buen trabajo, la gente está molesta”, expresó.•

jtiscareno@hoyllc.com

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