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De conserje a enfermero: ejemplo de perseverancia

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LOS ÁNGELES.- Por décadas, Jesús Velázquez tuvo que mantenerse en empleos de limpieza; pero nunca se conformó.

En su niñez, todo parecía normal en su natal Durango, hasta que se fue dando cuenta de que lo que ganaban sus padres no era suficiente para mantener a sus siete hermanos; fue entonces cuando tuvo que cambiar los libros por un cajón para sacar brillo a los zapatos y así ayudar a su familia.

A punto de cumplir los 20 años, por segunda vez, su vida tuvo un giro. Sin ver mucho progreso en su tierra, el joven decidió partir a Estados Unidos, a donde parecía que a muchos en el pueblo les iba bien; pero su plan era ir, aprender inglés y regresar como traductor de un hotel turístico.

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Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba y se quedó en Los Ángeles a trabajar en un hospital de conserje, aunque siempre con la espinita de querer regresar a la escuela para terminar lo que había dejado cuando tenía 15 años.

No fue hasta que tenía casi 37 que vio la oportunidad de regresar a la escuela, pero ahora, ante el compromiso de tener que mantener a su propia familia y la crítica de la comunidad, que en muchos casos ve a una persona mayor de 30 años como muy vieja para ir a la escuela.

Sin embargo, Velázquez siguió adelante, y luego de décadas de sacarle brillo a los zapatos y a los pisos, a los 39 años regresó al hospital, pero ahora como enfermero.

“Llegué a Estados Unidos en 1968 con una hermana 10 años más grande que yo. Desde chico aprendí que había que ganarse la vida trabajando para obtener lo que uno quiere, y yo quería ayudar a mis padres”, dice Velázquez.

“En aquel entonces, mi hermana hacía la limpieza en el White Memorial Medical Center, en Los Ángeles, y me metió de conserje. Estaba agradecido con la vida del trabajo que tenía”, agrega.

No obstante su dedicación en el trabajo y el detalle con el que lo hacía, lo transfirieron a las salas de cirugía. En esos cuartos fue donde el conserje empezó a visualizarse como enfermero.

“Me fascinaba ver cómo trabajaban los enfermeros y comencé a darme cuenta de que yo podía hacer lo mismo. Luego pensaba que mi cuerpo ya no iba a poder resistir otros 20 años trabajando de la misma forma; después de todo, ya tenía 37 años”, dice Velázquez.

Con ese pensamiento en la mente, el conserje se registró en un programa de enfermería en el Colegio del Este de L.A. Sus días se dividían entre la escuela por la mañana, la limpieza por la tarde y otro trabajo de fin de semana, dejándolo con sólo cuatro horas para dormir.

“En la escuela nos habían dicho que la enfermería se comía, se dormía y se soñaba, porque era muy difícil de aprender si no estudiábamos, así que cualquier tiempo que tenía libre, lo utilizaba para estudiar”, asegura.

Por dos años, no fue al cine ni salió a divertirse. También se enfermó del apéndice e inclusive enfrentó burlas en el trabajo porque estaba estudiando a su edad. Con todo y esto, logró graduarse en 1990 como enfermero registrado.

Con los años, Velázquez se convirtió en miembro del equipo de cirugías del corazón en el Centro Médico de L.A., y también supervisa que la maquinaria y las herramientas de operaciones estén lista para las cirugías de ojos, cráneo, garganta, urología y ortopedia, entre otras.

Para el doctor Samuel Loh, Velázquez es un ejemplo a seguir.

“Yo lo conocí cuando era conserje. Es raro ver a una persona salir de una posición a otra como él, pero demostró que tenía la determinación y las ganas”, dice el doctor.

Asimismo, el doctor Faisal Kahn dijo estar impresionado.

“Velázquez era un adulto con familia que mantener y aparte tenía que estudiar. Mientras cumplía sus últimas pruebas, yo dejé de verlo, y cuando regresó le pedí que limpiara el cuarto, pero ya era enfermero. Me dio mucha vergüenza no saberlo en el momento”, dice sonriendo el cirujano general.

“Velázquez no es sólo un ejemplo a seguir porque logró su sueño, sino porque es una persona humilde que siempre le da a los demás. No olvida sus raíces ni cómo empezó”, agrega Kahn.

Velázquez dice tener la satisfacción de verse realizado profesionalmente y haber ayudado a salvarle la vida a unas 200 personas. Además, Señala estar contento por ser un ejemplo para su hijo y otras personas como él.

Con 65 años de edad, el enfermero le dice a la comunidad “que lo mejor es utilizar el tiempo sabiamente, pensar positivo y ‘correr’ por lo que uno sueña, sin importar la edad”.

En el 2002, Velázquez se casó con Teresa, una compañera afanadora que lo apoyó en sus estudios. Ambos tuvieron un hijo que hoy en día trabaja como técnico anestesiólogo del centro médico.

Velázquez ha obtenido reconocimientos del hospital y de la estación televisiva KCET

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