Anuncio

Los inconvenientes que provocaría el llamado ‘Viagra rosa’

Un par de guantes de boxeo de color rosa cuelgan de la pantalla de la computadora de la directora general de Sprout Pharmaceuticals Cindy Whitehead en Raleigh, Carolina del Norte, en junio. Valeant Pharmaceuticals ha anunciado que pagará cerca de $1 mil millones de dólares para comprar a Sprout Pharmaceuticals.

Un par de guantes de boxeo de color rosa cuelgan de la pantalla de la computadora de la directora general de Sprout Pharmaceuticals Cindy Whitehead en Raleigh, Carolina del Norte, en junio. Valeant Pharmaceuticals ha anunciado que pagará cerca de $1 mil millones de dólares para comprar a Sprout Pharmaceuticals.

(Allen G. Breed / Associated Press)

El medicamento tiene muchos nombres: Flibanserin, Addyi, Ectris, Girosa o, coloquialmente, “Viagra rosa”. De la forma en como quieras llamar a la píldora de libido para mujeres, recientemente obtuvo la aprobación de la FDA a pesar de las “serias, serias preocupaciones de seguridad” y los beneficios que son “modestos, tal vez sean menos que modestos”. Pero como educadora sexual basada en la ciencia, estoy menos preocupada por el riesgo de la baja presión arterial y los desmayos de lo que estoy por el reforzamiento del fabricante de medicamentos de un modelo de deseo sexual anticuado y científicamente inválido.

El supuesto problema que el flibanserin ayuda a las mujeres a resolver es una ausencia de un deseo espontáneo, que surge de la nada. Aquí les marco cómo una de las participantes en los ensayos clínicos de flibanserin describió su dificultad: “Una vez que empecé, no fue un problema. Lo fue el hacerme que comenzara”.

“Odio tener que ‘motivarme’ para hacerlo”, dijo otra participante, “Me hace sentir ineficaz”.

Anuncio

Al igual que muchas mujeres, las dos conejillas de Indias del flibanserin fueron enseñadas a creer que si no experimentan una sensación de “deseo”, entonces debe haber algo mal con ellas. Pero eso simplemente no es cierto.

La investigación realizada en los últimos 20 años ha encontrado que hay otra manera totalmente legítima para experimentar el deseo. Se llama deseo sensible, porque surge en respuesta al placer, mientras que el deseo espontáneo surge en anticipación del placer.

Supongamos que aceptas la invitación de una amiga para asistir a una fiesta, y entonces mientras se acerca el día de la fiesta piensas, “Tenemos que buscar a una niñera, habrá mucho tráfico”, y no quieres ir. Pero debido a que le prometiste a tu amiga, vas de todos modos. ¡Y pasas un momento agradable en la fiesta! Si te estás divirtiendo en la fiesta, lo estás haciendo bien, dice Hyde.

El deseo espontáneo no es un componente esencial del bienestar sexual. El placer es un componente esencial y lo que la investigación nos dice es que el deseo sensible no está asociado con las dificultades de excitación, los problemas con el orgasmo o cualquier otra disfunción.

La mayoría de las personas experimentan el deseo espontáneo y el sensible en diferentes momentos de sus vidas, aunque los investigadores no tienen números universalmente aceptados sobre cuantas personas experimentan cualquiera de los dos. El deseo sensible no es peor que el deseo espontáneo, simplemente es diferente.

Sin embargo Sprout, la compañía que era propietaria del flibanserin en el momento de su aprobación, parece, sorprendentemente, no darse cuenta que un poco de “motivación” es perfectamente normal y que ha estado — por lo tanto — tratando a mujeres sanas.

Durante una audiencia de la FDA, un panelista preguntó por qué las mujeres en el estudio estaban teniendo, en promedio, dos o tres “eventos sexualmente satisfactorios” por mes antes de que comenzara el estudio. Si carecían de deseo, preguntó al panelista, ¿por qué estaban teniendo sexo? Un presentador de Sprout respondió, “Una vez que participan en la actividad, es placentera”.

Lo cual es una buena definición del deseo sensible.

El análisis de los datos realizado por la FDA mostró que sólo alrededor del 10% de las participantes de la investigación que tomaban flibanserin experimentaron “por lo menos una mejora mínima”, mientras que el restante 90% experimentó nada en absoluto.

Este es un medicamento con tales efectos secundarios potencialmente serios que la FDA requiere entrenamiento especial y certificación antes de que los proveedores puedan prescribirlo.

Y el “trastorno” que trata (o, el 90% del tiempo, es incapaz de tratar) no es un trastorno en sí sino una variación normal y saludable en la respuesta sexual humana.

La industria farmacéutica tiene millones — ¿miles de millones? — de dólares dependiendo en todos nosotros, incluyendo en nuestros médicos, ignorando la ciencia del siglo XXI y regresando a un modelo de deseo sexual que tenía realmente buen sentido en 1977. Creo que las mujeres se merecen algo mejor.

Emily Nagoski tiene un doctorado en comportamiento de la salud con una concentración doctoral en sexualidad humana de la Universidad de Indiana. Es autora de “Come As You Are: The Surprising New Science That Will Transform Your Sex Life”.


Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

l

Anuncio