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Pagar para cruzar la frontera es ya una realidad

El tráfico en la autopista 5 acercándose a la puerta de entrada a la frontera de San Ysidro y Tijuana obstruye todos los carriles hacia el sur.

El tráfico en la autopista 5 acercándose a la puerta de entrada a la frontera de San Ysidro y Tijuana obstruye todos los carriles hacia el sur.

(Don Bartletti / Los Angeles Times)
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Cuando la espera para cruzar la frontera se puede alargar durante horas, el plan parece casi demasiado bueno para ser verdad: un nuevo cruce internacional entre Tijuana y San Diego, donde la espera para camiones y vehículos de pasajeros no sea de más de 20 minutos.

Los planificadores en los Estados Unidos y en México están pensando en grande cuando se imaginan un futuro puerto de entrada en el este de Otay Mesa, que serviría tanto a los vehículos de pasajeros como a los camiones comerciales.

Otay Mesa East sería el primer cruce fronterizo en California de vehículos con pago de peaje, incorporando un carril binacional de gestión y recolección de peaje. Será financiado privadamente a través de bonos en un plan donde la San Diego Assn. of Goverments, o SANDAG, jugaría el papel central.

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Aunque está a años de ser una realidad, la visión de SANDAG ha llamado la atención de altos funcionarios federales en los Estados Unidos y en México. Ellos están publicitando la propuesta como un ejemplo de una “Frontera del siglo XXI” promovido por el U.S.- México High Level Economic Dialogue, que busca fortalecer los lazos económicos y comerciales de los dos países.

“Lo estamos viendo como un nuevo paradigma en la manera en que México y los Estados Unidos financian, construyen, operan y administran la infraestructura fronteriza”, dijo Marco Antonio Frías, funcionario de la Secretaría federal de comunicaciones y transporte en la Ciudad de México.

A principios de este mes, un puerto de entrada peatonal, el Cross-Border Xpress, inició sus operaciones en Otay Mesa, uniendo al Aeropuerto Internacional de Tijuana A.L. Rodríguez con San Diego. Construido y operado con fondos privados, la instalación es el único cruce a los Estados Unidos que se conecta directamente a un aeropuerto extranjero, ofreciendo a los pasajeros con boleto de líneas aéreas y que pagan un peaje, la oportunidad de cruzar más rápido.

El mes entrante, los funcionarios federales de Estados Unidos y de México se preparan para otro primer evento en Otay Mesa: la apertura de un centro común de inspección de frutas y vegetales para envíos, donde los funcionarios de aduanas de ambos países se preparan para trabajar hombro con hombro. La instalación es en Tijuana, cerca del puerto de la entrada comercial de Otay Mesa.

Para México, el proyecto de puerto de entrada de Otay Mesa East es “el proyecto más importante en la agenda bilateral en infraestructura fronteriza”, dijo Frías.

Por ahora, nada en el paisaje del este de Otay Mesa apunta a esta visión que poco a poco va tomando forma en sencillos debates y documentos de planificación. En San Diego, una extensión plana de suelo no urbanizable se extiende hacia la montaña de Otay. Del otro lado de la frontera, estructuras de fábricas parecidas a cajas, patios de almacenaje y pequeñas casas improvisadas en las colonias periféricas de Tijuana parecen presionar contra la cerca de la frontera de Estados Unidos.

Es la necesidad de un tercer cruce entre Tijuana y San Diego y la escasez de fondos federales lo que está impulsando los planes para el futuro puerto. Según SANDAG, el objetivo es construir 10 carriles de vehículos comerciales hacia el norte, doblando la capacidad de comercio de la región. También incluiría 10 carriles para vehículo de pasajeros con rumbo al norte, con la opción de convertir carriles en ambas categorías, dependiendo de la demanda.

El año pasado, más de $ 39 billones en bienes pasaron por Otay Mesa, y SANDAG espera que el volumen aumente progresivamente en los próximos años. Incluso con la expansión y rediseño del puerto de entrada de San Ysidro con una etiqueta de $741 millones y que será terminado en 2019, el crecimiento esperado de la región obligará también a tener más infraestructura en la frontera para el tráfico de pasajeros.

“Por primera vez, no vamos a acudir al gobierno federal para decirles, ‘Hey, ¿dónde conseguiremos el dinero para este nuevo cruce fronterizo?’”, dijo Gary Gallegos, director ejecutivo de SANDAG. “Podríamos volvernos realmente viejos esperando que el gobierno federal resuelva nuestros problemas”.

Otay Mesa East es un plan que ha tardado años en evolucionar y continúa tomando forma a través de discusiones entre una gran cantidad de agencias federales y estatales de ambos países. Localmente, SANDAG ha estado trabajando estrechamente con el Departamento de transporte de California, o Caltrans, porque una carretera de peaje prevista, la Ruta estatal 11, es clave para el proyecto en total.

“Este proyecto se basa en el valor del tiempo para cada individuo”, dijo Mario Orso, el director del corredor de Caltrans. “Hemos aprendido que un cruce fronterizo no se puede crear como una isla. Es un sistema de cruces fronterizos acompañados de sus instalaciones de transporte”.

La idea de una tercer cruce de frontera data de la década de 1990, pero ganó tracción por un estudio de tiempos de espera para cruzar la frontera de SANDAG que encontró una infraestructura inadecuada en la frontera México-Estados Unidos “el costo para las economías de Estados Unidos y de México se estiman en $ 7.2 billones en la pérdida de la salida de producción en bruto y más de 62,000 empleos en 2007”.

SANDAG encontró a un partidario en Denise Moreno Ducheny, entonces senadora estatal, quien acordó patrocinar el proyecto de ley 1486 del Senado, la Otay Mesa east Toll Facility Act, destinada a crear un marco financiero para el proyecto. La legislación dio a SANDAG la autoridad para construir una extensión de la carretera de peaje a la frontera, emitir bonos y buscar fondos de inversión privados. La medida se convirtió en ley en octubre de 2008. Al mes siguiente, se concedió un permiso presidencial para el proyecto.

“Todo mundo habla de construir una frontera del siglo XXI, pero de hecho es la primera instalación de frontera real del siglo XXI”, dijo Ducheny, ahora asesora principal de políticas de UC San Diego del centro de Estudios México-Estados Unidos. “La misma cosa que hace que sea tan emocionante, su aspecto de innovación, es lo que los hace desafiante”.

El precio estimado es de $ 900 millones, la mayor parte de esa cantidad, alrededor de $ 700 millones, del lado de Estados Unidos, donde las instalaciones incluyen una nueva estación de inspección de California Highway Patrol. La estimación también incorpora el costo de los caminos de acceso en ambos lados de la frontera.

Las autoridades de ambos países, dijeron estar que trabajando en la adquisición de terrenos para la instalación. Los planificadores de Estados Unidos están avanzando en otro componente clave, el desarrollo de las mediciones del tiempo de espera exacto en la frontera para que los usuarios puedan decidir si su tiempo vale la pena como para pagar el peaje en Otay East.

Un estudio de SANDAG del año pasado sobre la viabilidad económica del proyecto prevé un precio promedio de $2.35 para vehículos de pasajeros y de $15.45 para vehículos comerciales. La fecha de apertura depende de muchos factores, pero los planificadores creen que verán el proyecto en marcha para 2018.

El próximo mes, Caltrans tiene la intención de abrir un tramo de 1 1/2 milla de la Ruta estatal 11 que conecta con la Ruta estatal 905, que conecta Otay Mesa a las interestatales 5 y 805. Un segundo tramo de la Ruta estatal 11, la conexión a futuro del puerto de entrada de Otay East, no se construirá “sin saber que el puerto de entrada está por llegar”, dijo Orso de Caltrans.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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