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El calentamiento global ha hecho que mejore el clima en EE.UU., pero no hay que acostumbrarse

La gente disfruta de la playa durante un caluroso día en Malibu en febrero de 2016. Un nuevo estudio dice que la mayoría de estadounidenses prefieren vivir en áreas con inviernos calientes y veranos menos húmedos, pero al final del siglo la tendencia del clima agradable se revertirá.


La gente disfruta de la playa durante un caluroso día en Malibu en febrero de 2016. Un nuevo estudio dice que la mayoría de estadounidenses prefieren vivir en áreas con inviernos calientes y veranos menos húmedos, pero al final del siglo la tendencia del clima agradable se revertirá.

(Wally Skalij / Los Angeles Times)
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Desde que los estadounidenses escucharon el término del calentamiento global en los años 70, el clima en realidad ha mejorado para la mayoría de la gente que vive en EE.UU. Pero no será siempre así, según un nuevo estudio.

La investigación muestra que los estadounidenses usualmente —quizás nada sorprendente— prefieren inviernos más templados y les disgustan los veranos calientes y húmedos. Y ellos muestran sus preferencias climáticas al mudarse a áreas con condiciones menos extremas.

Un nuevo estudio en la revista Nature ha encontrado que 80% de la población estadounidense vive en condados que experimentan un clima más agradable de lo que lo tenían hace 40 años.

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“Prácticamente todos los estadounidenses ahora experimentan inviernos mucho más suaves, y esos inviernos suaves no han sido compensados con veranos marcadamente más incómodos u otros cambios negativos”, escriben Patrick Egan, un científico político en la Universidad de Nueva York, y Megan Mullin, profesora de políticas ambientales en la Universidad de Duke.

Es difícil quejarse de días asoleados, pero los investigadores auguran un problema. Si los estadounidenses piensan que el cambio climático ha beneficiado sus vidas hasta ahora, tendrán poca motivación para exigir acciones o sobreponerse a la apatía en responder al calentamiento global, dicen los científicos.

Sin embargo, el estudio predice que hacia el final del siglo la tendencia del clima agradable se revertirá con veranos que tendrán temperaturas muy calientes.

Si las emisiones de gas invernadero siguen sin controlarse, el 88% de la población actual vivirá en áreas donde el clima es menos agradable de lo que era antes. El estudio no predice cómo los cambios del modelo climático influirán en las tendencias migratorias del próximo siglo.

“Hemos tenido inviernos más calientes sin pagar el precio de veranos más calientes”, dijo Mullin en una entrevista. “Pero cuando miras a futuro, eso va a cambiar, y los estadounidenses experimentarán un clima que, por sus preferencias actuales, van a pensar que es peor”.

En el estudio, Egan y Mullin querían ver cómo la experiencia del público con el clima ha cambiado desde 1974. Ellos desarrollaron un sistema que llamaron “índice de preferencia del clima”, que cuantifica el apetito de la gente por inviernos más calientes y veranos templados.

El sistema observa las temperaturas máximas en enero y julio, así como la humedad del verano y datos de precipitación. Para casi todos en EE.UU., los inviernos se han vuelto más templados y los veranos han permanecido relativamente estables.

Según su sistema, los centros demográficos que experimentan lo peor del clima estaban en el noreste y partes del sur de California y Arizona. Sin embargo, el empeoramiento más severo ocurrió en las áreas escasamente pobladas del alto medio oeste.

Mientras el reporte de los científicos climáticos sobre las temperaturas promedio y acontecimientos extremos relaciona los hechos con el cambio climático, Mullin y Egan querían ver el cambio climático a través de los ojos de la población en general. Muchas de las creencias y preocupaciones de la gente sobre el cambio climático se forman parcialmente basadas en su experiencia con el clima diario, dice el estudio.

Y basado en la experiencia de los estadounidenses con el cambio climático hasta ahora, “nada de esto le da a la población la razón de exigir cambios y políticas públicas para atender este crítico problema “, dijo Mullin.

¿Entonces qué sucede cuándo surgen noticias de eventos climáticos significativos —como el febrero más caliente de Los Ángeles del que se tenga registro—?

“Los científicos climáticos están reportando esos resultados con alarma, pero basado en esas conclusiones la población no está recibiendo el mensaje con alarma”, dijo Mullin. “Lo reciben con complacencia. Están pensando en tibios y asoleados días de invierno”.

Mullin sugirió que los científicos y comunicadores del clima enfoquen el mensaje en acontecimientos extremos del clima —incendios forestales, sequías, inundaciones y huracanes, que implican significativos costos humanos y económicos—.

En un comentario que acompaña al estudio de Nature, Joacim Rocklöv, un epidemiólogo en la Universidad Umea de Suecia que ha estudiado los efectos del cambio climático en la salud humana, ha notado que Estados Unidos es tanto uno de los países más influyentes en la formación de política global, como uno de los emisores más grandes de gas invernadero.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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