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Santa Mónica espera que la Línea Expo sea una alternativa para los conductores

Un tren de la Línea Expo de Metro, en la estación 26th Street/Bergamot, de Santa Mónica. El mes próximo, el servicio ferroviario se restaurará en el lado oeste por primera vez después de medio siglo.

Un tren de la Línea Expo de Metro, en la estación 26th Street/Bergamot, de Santa Mónica. El mes próximo, el servicio ferroviario se restaurará en el lado oeste por primera vez después de medio siglo.

(Christina House/For The Times)
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Cada día, cerca de 80,000 personas viajan a Santa Mónica para trabajar. A la vez, alrededor de 45,000 residentes de esa zona se desplazan a sus empleos fuera de la ciudad. La mayor parte de todos ellos conducen en solitario, a menudo en autopistas congestionadas.

Incluso los más grandes impulsores del transporte público reconocen que la llegada, el próximo mes, de la Línea Expo -el primer servicio ferroviario de pasajeros a una playa del lado oeste en más de medio siglo- no cambiará los hábitos de la gente de la noche a la mañana.

Así y todo, la extensión del tren es una oportunidad que las autoridades de Santa Mónica esperan aprovechar al máximo. Es la ocasión ideal -dicen- de que la ciudad, con cerca de 92,000 habitantes, sirva como modelo de movilidad.

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En este esfuerzo hay mucho en juego. El condado de Los Ángeles está en medio de una importante expansión del servicio ferroviario -cuatro nuevas rutas se encuentran en construcción este año- y las autoridades de tránsito luchan por aumentar la cantidad de pasajeros.

Este último tramo de vía, que funcionará entre centros clave de empresas de tecnología y entretenimiento hasta el océano, ofrece una renovada posibilidad de atraer nuevos pasajeros.

Los funcionarios de Santa Mónica han trabajado duro para darle al tren un rol central en la ciudad, y con él esperan ampliar la forma de pensar de la gente acerca de cómo viajar, dando una alternativa a sus desplazamientos en congestionadas carreteras.

Tomar el tren, desde luego, tiene su propio conjunto de desafíos -en particular el de llegar a una estación, y de ésta al destino final-. Pero la ciudad tiene previsto resaltar formas relativamente sencillas para superar estos obstáculos.

“Durante mucho tiempo, la gente en el área de Los Ángeles no tuvo más remedio que subirse a sus automóviles y conducir desde un sitio a otro”, comenta Rick Cole, administrador municipal. Ahora, tendrá opciones. Entre ellas, se podrá tomar el autobús o el tren. También pueden realizar una parte de su viaje en tren; o hacer todo un recorrido -o parte de él- en las bicicletas compartidas.

Santa Mónica espera que este abanico de posibilidades se vuelva evidente el 20 de mayo próximo, cuando los primeros pasajeros de la Línea Expo desembarquen en las estaciones 26th St./Bergamot, 17th St./Santa Monica College y en el centro de Santa Mónica.

Los pasajeros podrán ver de inmediato dónde recoger una de las nuevas bicicletas para compartir Breeze, o esperar un transporte de Uber o Lyft, o un autobús de Metro o Santa Monica Big Blue Bus. Habrá letreros para señalar los sitios a donde se quiera ir a pie.

El muelle de Santa Mónica está a unas pocas calles al oeste de la estación centro, ubicada en 4th Street y Colorado Avenue. La ciudad está construyendo un paseo peatonal entre ambas, que se llamará Colorado Esplanade y transformará el que solía ser un tramo lleno de vehículos en Colorado Boulevard en una agradable vía de paso para peatones y ciclistas. Un carril de tránsito -hacia el oeste- permanecerá abierto. Pero el resto del espacio dará paso a una amplia acera y carriles para bicicletas. Por la noche, la explanada estará iluminada con coloridas luces colgantes.

No es suficiente, explicó Cole, depender del viejo cliché “si lo construyes, ellos vendrán”. Para que la gente utilice la Línea Expo y otras formas de transporte, la experiencia debe ser atractiva y conveniente. Y asegurar que los pasajeros se sientan seguros.

Para tal fin, la ciudad agregará 11 cruces peatonales en todas las direcciones (conocidos en inglés como pedestrian scrambles), que detienen todo el tránsito vehicular en una intersección mientras los peatones pueden cruzar en cualquier dirección, incluso en diagonal.

La gente por lo general está dispuesta a caminar cerca de 10 minutos, explicó Cole. Con estos cruces peatonales, desde la estación de la Línea Expo ubicada en el centro “uno puede prácticamente llegar a cualquier parte del centro en ese lapso”, dijo. “Y si el recorrido es agradable, entonces creemos que la gente lo usará”.

Santa Mónica ha realizado ajustes durante meses, en toda la ciudad -mediante la adición de luces de calle y aparcamientos para bicicletas, y la construcción de bordillos para acortar cruces transitados y hacerlos menos intimidantes para los peatones. Main Street también está siendo renovada, con aceras amplias y sendas para bicicletas, de modo que fluya directamente hacia 2nd Street y alivie la conexión entre la zona del Centro Cívico y el centro.

Tratar de solucionar algunos de los problemas que impiden que la gente tenga otras opciones, además de sus sus coches, para ir de un sitio a otro es algo parecido a trabajar en un gran rompecabezas. El sistema Big Blue Bus, por ejemplo, ha revisado sus rutas, retocó algunas antiguas y agregó seis más para asegurar conexiones sencillas desde y hacia cada una de las tres paradas de la Línea Expo en la ciudad (así como otras cuatro en su área total de servicio, de 56 millas cuadradas).

“Es realmente una oportunidad única para el lado oeste y la ciudad de Santa Mónica, de mejorar la movilidad de sus residentes y conseguir que la gente salga de sus autos y pruebe el transporte público”, afirmó el director de servicios de tránsito del sistema de autobuses, Ed King, quien por cierto conduce y comparte su coche desde su oficina de Santa Mónica hasta Long Beach.

En los últimos cuatro años, Santa Mónica ha aumentado su red de carriles para bicicletas, y carriles laterales lentos y compartidos con ciclistas entre 35 y 105 millas, detalló Francie Stefan, directora de movilidad de la ciudad. Y entre su lanzamiento en noviembre y mediados de abril, el programa de bicicletas compartidas Breeze -que posee 80 estaciones en Santa Mónica- registró 15,000 miembros y 74,000 viajes.

Destacar todos estos cambios es una forma, agregó Cole, de aprovechar la extensión de la Línea Expo para maximizar sus beneficios a la ciudad.

El día de su inauguración habrá una gran fiesta a lo largo de la nueva ruta ferroviaria. Los viajes en tren y autobús serán gratis. El sistema Big Blue Bus también ofrecerá un descuento de 2 por 1: quienes compren un pase de autobús para mayo, obtendrán junio sin cargo. El domingo 5 de junio, Santa Mónica realizará Coast -su versión de CicLAvia-, restringiendo el tránsito de automóviles en unas dos millas de calles alrededor de la estación centro de la Línea Expo, para que la gente pueda disfrutar de la zona en bicicletas y a pie.

Y, como Cole sospecha que una buena parte de la resistencia de algunas personas a utilizar el transporte público es psicológica -y que algunos sienten vergüenza porque no saben cómo usarlo-, Santa Mónica planea llevar la educación a lo más básico y brindar instrucción en cuestiones como el uso de una tarjeta TAP y cuánto cuesta el autobús.

En el período previo a la extensión de la Línea Expo, gran parte de la atención se centró en tomar el tren hasta la playa. En los fines de semana de verano, la ciudad atrae a más de 200,000 visitantes, informó Cole. En los próximos meses, algunos de ellos seguramente tomen sus toallas y emprendan el recorrido en tren -estimado en 46 minutos- entre el centro de L.A. y el océano. Sin embargo, es probable que el porcentaje de ellos aún sea bajo. “Está bien”, señaló Cole. “El cambio ocurrirá eventualmente. Así debe ser”.

Después de todo, ¿cuántos autos más pueden atascar la Autopista 10 -cuyo tramo que va desde el centro de L.A. a Santa Mónica fue recientemente catalogado como uno de los más congestionados del mundo-? Cole sabe exactamente de qué se trata, ya que conduce a su trabajo desde Los Feliz, tal como el 80% de los empleados municipales, que viven fuera de Santa Mónica. “Las ciudades no cambian de la noche a la mañana, y la gente tampoco”, afirmó. “No le pedimos a la gente que venda sus autos. Sólo queremos que prueben otras opciones. Y eso llevará tiempo; es como aprender otro idioma”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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