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Informe reconoce desventajas de mujeres y otras minorías en Latinoamérica

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La representación de mujeres, afrodescendientes, miembros de la comunidad LGBT e indígenas en la política latinoamericana es desalentadora, según un informe que recomienda la puesta en marcha de cinco pasos llegar a una región más diversa.

“Un asiento en la mesa: Cinco pasos para hacer que la política latinoamericana sea mas diversa”, dado a conocer hoy por la Americas Society, reconoce los avances alcanzados en algunos países pero también que la región sigue siendo hogar de fuertes contrastes donde “queda mucho trabajo por hacer”.

“Las mujeres y las poblaciones indígenas, afrodescendientes y LGBT siguen siendo obviadas con demasiada frecuencia de los procesos de toma de decisiones a nivel nacional, provincial y municipal”, señala su autor, el periodista Andrew Downie.

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“Sin una verdadera representación, incluso los esfuerzos más bien intencionados de combatir las desventajas que estos grupos enfrentan serán insuficientes” afirma en el documento.

El mismo reconoce que en cuanto a las mujeres, “América Latina va bien” a nivel nacional ya que en las democracias más grandes, Argentina, Chile y Brasil, han llegado a la presidencia, y con buena dosis en sus congresos, pero, en general, a nivel de provincia y municipal el número sigue siendo bajo.

Sobre la comunidad LGBT, asegura que la violencia y la falta de representación en la política han sido un obstáculo para la aprobación de leyes contra la discriminación.

Al pasado febrero había 15 legisladores que habían declarado públicamente su homosexualidad en América Latina.

Las poblaciones afrodescendientes e indígenas parecen llevar la peor parte, de acuerdo con el informe, que asegura la disparidad “es sorprendente”.

El informe sugiere que para que haya más diversidad en la región, en primer lugar, los partidos deben comprometerse con las cuotas de puestos para minorías.

Destaca que para el 2014, 16 de 20 países latinoamericanos habían adoptado una ley para cumplir con esa cuota, pero también reconoce el informe que algunos países se han valido de artimañas para que eso no ocurra.

“Las mujeres son tratadas con demasiada frecuencia como ciudadanas de segunda clase en una región en la que el machismo sigue siendo generalizado”, dice el informe al citar a Tarcila Rivera Zea, una líder indígena en Perú.

Destaca que no basta con comprometerse sino que hay que cumplir con el compromiso de la cuota y asegura que el mayor obstáculo que enfrentan mujeres es su implementación.

Cita como ejemplo a Brasil donde, pese a que se establece que el 30 % de los candidatos deben ser mujeres, los partidos recurren a maniobras para no cumplir con esa estipulación.

Destaca también que las medidas diseñadas para asegurar que las mujeres obtengan exposición mediática y financiación también se prestan para abusos en la región y que es México el país donde hay una respuesta rápida cuando los partidos no cumplen porque pueden quedar fuera de la contienda electoral.

Formar alianzas diversas es también necesario para que las minorías puedan alcanzar una cuota de participación política “y no siempre con los socios más obvios” y asegura el informe que dicha estrategia ha sido “particularmente efectiva” para los ciudadanos LGBT, pero más notable en Argentina, México y Ecuador.

El informe reconoce que el tema económico es un obstáculo para que las minorías no entren al campo político y recomienda invertir en redes de protección para asegurar esa participación.

“Las políticas públicas diseñadas para asegurar que el crecimiento económico sea inclusivo y equitativo, como las leyes contra la discriminación en el empleo, son por lo tanto esenciales para asegurar una representación política diversa”, señala Downie.

Por último, se recomienda fomentar la solidaridad estando ya en el cargo público al señalar que las minorías en el gobierno pueden ayudar a otros de los mismos grupos marginados “pero solo si siguen comprometidos con la causa”.

“Niveles de inclusión política bajos ayudan poco a empoderar minorías e incluso podrían obstaculizar el progreso de otros sectores de la sociedad”, advierte el autor.

“Esta situación probablemente continuará si las problemas sociales como el sexismo, el racismo y el acceso no equitativo a la educación sigan persistiendo en América Latina”, agrega.

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