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Alexandra Mohnhaup, amante de la velocidad, sueña con llegar a la Fórmula 1

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A sus 17 años la mexicana Alexandra Mohnhaup tiene permiso para conducir en las calles, donde respeta las normas de manejo, pero en las pistas deja escapar la adrenalina y acelera a más de 120 kilómetros por hora su monoplaza FIA F4 Nacam, campeonato regional para el desarrollo de pilotos.

“Cuando me subo al coche me desconecto del mundo y solo pienso en correr, me gusta la velocidad”, señala en entrevista con Efe esta joven que en agosto obtendrá su licencia para conducir, aunque cuente con experiencia suficiente al mando de su bólido.

Hace ocho años, Torsten Mohnhaup, padre de Alexandra, le compró un kart, coche con motor de 80 c.c. de reducida potencia y en el que todos los pilotos inician, y a partir de ese momento conducir, acelerar y rebasar formó parte de su vida.

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“De más chica me emocionaban mucho ver los coches deportivos y el día que me subí al kart ya no me quería bajar”, cuenta la piloto, quien comenzó a entrenar en la ciudad de Puebla, a unos 130 kilómetros de la Ciudad de México.

Alexandra recuerda que sus primeras competencias fueron a nivel estatal y aunque al principio llegaba a una o dos vueltas del ganador, su aprendizaje, persistencia y habilidad le comenzó a reportar triunfos hasta que dio el salto al campeonato nacional.

“Los triunfos y los podios llegaron y hace año y medio, junto con mi padre y mi familia, decidimos que era tiempo de subirme a un coche tipo fórmula”, relata.

De figura menudita, 1,50 metros de estatura y menos de 60 kilogramos, Alexandra de inmediato notó la diferencia y la exigencia de un motor de 1.600 c.c., unos 160 caballos de potencia.

“Ha sido una gran experiencia, es muy diferente a los karts pero a mí me gusta mucho la velocidad (...) obviamente me cuesta más (esfuerzo que a un hombre) por el desarrollo físico, pero trabajo duro y entreno para estar al nivel y dar competencia”, comenta.

Mohnhaup dice que sus compañeros y rivales la ven como un piloto más y no hacen diferencia, pero al final de cuentas siente “que sí les molesta que les gane una mujer, pero (saben que) es parte de la competencia”.

Cuando los pilotos de cualquier categoría se ponen el casco, “todos tenemos una misma idea que es ganar, todo tenemos un sueño y trabajamos él, por eso no me importa que sea mujer, trabajo duro para lograr lo que quiero y ellos hacen lo mismo”, señala.

La ilusión de Alexandra, como el de cientos de pilotos en el mundo, es conducir algún día un monoplaza de Fórmula 1, serie en la que han competido 10 mujeres, cinco como pilotos titulares y otras cinco como pilotos de pruebas.

Aunque apenas ha probado lo difícil y complejo que es la vida de un piloto para ascender y saltar de categoría, Alexandra dice que su “sueño es correr en Fórmula 1” y va “a trabajar para lograrlo” aunque es un objetivo a largo plazo.

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