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Retornan migrantes; se sienten extraños

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Se fueron buscando oportunidades y volvieron a una ciudad irreconocible.

Migrantes originarios de la Ciudad de México, que se ha convertido en la entidad más expulsora del País, relataron a Grupo REFORMA su experiencia como indocumentados y el reto que representa regresar a una tierra en la que son prácticamente extranjeros.

Para Jorge Aguilar, por ejemplo, la historia de su retorno se ha caracterizado por enfrentarse al prejuicio de sus connacionales, para quienes la deportación es más un estigma que una condición jurídica.

“Me fui en el 2004 a Tennessee, estuve 13 años allá·, me fui pensando en sacar adelante a mis tres hijos que tengo aquí, y todo iba muy bien, a través de mi trabajo los mantenía”, relata el oriundo de la colonia Villa Progresista, en Álvaro Obregón.

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Aguilar, cuya especialidad es trabajar en las cocinas de los restaurantes, fue detenido en agosto de 2016 por carecer de licencia para conducir, por lo que permaneció en la cárcel del condado hasta que lo deportaron, en diciembre.

“El problema es que no nos dan fácilmente trabajo porque somos repatriados, cuando te entrevistan y les cuentas la historia de por qué te regresaron piensan que les mentimos, que nos sacaron por vender droga o por haber matado o robado”, lamenta.

Desde Azcapotzalco, Adán Jácome decidió perseguir el sueño americano en Las Vegas, Nevada.

El sueño duró 16 años, hasta que una infracción de tránsito y un paso de cinco días por la cárcel lo devolvió a la Capital.

“Donde he ido a buscar trabajo me dicen que no, por mi edad, y no denigro a mi País, estoy agradecido, pero me sorprendo porque en Estados Unidos si voy a un restaurante, con mi edad, me agarran aunque no tenga papeles”, explica Jácome.

De acuerdo con José Ángel Gallegos, Coordinador del Programa de Atención al Retorno en la CDMX del Instituto de Investigación y Práctica Social y Cultural (IIPSOCULTA), la comunidad de repatriados originarios de la Ciudad de México no es tan organizada como en el resto del País.

“No se ha visibilizado tanto la migración de la Ciudad, precisamente porque no hay una tradición como los poblanos en Nueva York o los chiapanecos en Los Ángeles.

“La Ciudad de México es una de las zonas emergentes de la migración, es decir, que no lleva más de 20 años en este procedimiento”, señaló.

Sumado a las pocas oportunidades, a su regreso, los migrantes enfrentan una dinámica citadina que poco tiene que ver con la capital que dejaron hace más de 15 años.

“Yo era alguien que te manejaba las calles, sabía dónde estaban todas las cosas, pero ahora no conozco nada”, reconoce Adán.

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