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Jeff Sessions lleva a Portland su batalla contra las “ciudades santuario”

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El fiscal general, Jeff Sessions, llevó hoy a la progresista ciudad de Portland (Oregón) su batalla contra las “ciudades santuario”, a las que urgió a reconsiderar su posición y comenzar a colaborar con las autoridades federales para deportar a inmigrantes.

En un discurso frente a un grupo de policías en Portland, Sessions acusó a las “ciudades santuario” de ser los “mejores amigos” de los traficantes, contrabandistas y pandilleros al negarse a informar al Gobierno del estatus migratorio de las personas que son puestas en libertad tras pasar por la cárcel.

Esa decisión, según Sessions, permite escapar a inmigrantes que suponen un riesgo y que, al contar con antecedentes, deben ser deportados de acuerdo con la ley.

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“La Policía -dijo- se ve forzada a liberar a extranjeros criminales sin tener en cuenta la gravedad de sus crímenes. Piensen en eso: la policía se ve obligada a poner a pedófilos, violadores, asesinos y traficantes de drogas de vuelta a las calles, en las que no tenían derecho a estar en primer lugar”.

La intervención de Sessions en Portland tiene un especial simbolismo porque es una “ciudad santuario”, presume de ser una de las urbes más progresistas de Estados Unidos y fue escenario de algunas de las protestas más multitudinarias tras el triunfo electoral del ahora presidente, Donald Trump.

“Exhorto a la ciudad de Portland, al estado de Oregón y a cada jurisdicción que se considera ‘santuario’ a reconsiderar su posición”, subrayó Sessions.

En su primera semana en el poder, el 25 de enero, Trump promulgó una orden ejecutiva destinada a dejar sin fondos federales a las jurisdicciones “santuario”, pero en abril un juez de San Francisco (California) dejó sin efecto esa orden al considerar que el presidente no puede decidir sobre presupuestos municipales.

El Departamento de Justicia, encabezado por Sessions, anunció ayer que recurrirá esa decisión judicial ante el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, con sede central en San Francisco.

Con el fin de ilustrar los “peligros” de las políticas de las “ciudades santuario”, Sessions habló de Sergio Martínez, un inmigrante que fue deportado 20 veces y había sido detenido diez veces durante el último año por diferentes actos criminales, desde robar un vehículo hasta traficar con drogas.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), encargado de hacer cumplir las leyes migratorias, pidió a la ciudad de Portland que les enviara una notificación cuando Martínez saliera de prisión con el objetivo de esperarle a la salida, detenerle y poder iniciar los procesos de deportación.

Pero, las autoridades de Portland se negaron a notificar al ICE y, entonces, Martínez salió en libertad.

“Martínez -narró Sessions- entró entonces en la casa de una mujer de Portland de 65 años, gateando por la ventana de su dormitorio. Una vez dentro, la obligó a tumbarse en el suelo, usó pañuelos y calcetines para vendarle los ojos, atarla y amordazarla, luego la violó y golpeó su cabeza contra el suelo de madera”.

La mujer sobrevivió, Martínez fue detenido y ahora tiene abierto un proceso judicial.

Sessions dio su discurso pasadas las 13.00 hora local (20.00 GMT) en el interior del edificio en Portland del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), una agencia que se dedica a supervisar la inmigración a Estados Unidos.

Fuera del edificio, desde las 11.00 hora local (18:00 GMT), decenas de manifestantes se concentraron para expresar su rechazo a la visita de Sessions mientras lucían pancartas con lemas como “Ningún ser humano es ilegal” y gritaban consignas, como: “Sin odio, sin miedo, los inmigrantes son bienvenidos aquí”.

El alcalde de Portland, el demócrata Ted Wheeler, también expresó su rechazo a los ataques de Sessions en una carta enviada hoy al Departamento de Justicia.

“Me opongo enfáticamente a los esfuerzos del Gobierno de Trump para coaccionar a las fuerzas de seguridad locales a hacer cumplir las leyes migratorias federales”, dijo Wheeler, que consideró que la diversidad es un “componente central” de la identidad de Portland y “clave” de su éxito.

Tanto Wheeler como el resto de los alcaldes de las “ciudades santuario”, la mayor parte demócratas, aseguran que las políticas del Gobierno son las que ponen en peligro al pueblo estadounidense, pues debilitan la cooperación entre las policías locales y las minorías hispana y afroamericana.

Hay unos 200 condados o ciudades “santuario” y, entre ellos, se incluyen algunas de las urbes más importantes del país, como Los Ángeles, Nueva York o Chicago.

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