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Acusan a Ahmed Hassan, de 18 años, de intento de asesinato en conexión con el ataque en el metro de Londres

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Ahmed Hassan, de 18 años, es la primera persona en ser acusada formalmente en relación con el ataque del viernes 15 de septiembre en un vagón del metro de Londres. Fue llevado a cabo con una bomba que no detonó completamente y dejó 30 heridos.

El joven de Sunbury, Surrey, un condado del sureste de la capital británica, ha sido acusado de intento de asesinato y hoy tendrá que comparecer ante el Tribunal de Magistrados de Westminster, la corte encargada de todos los casos de terrorismo y extradición.

También se enfrentará a un segundo cargo, señalado en la Ley de Sustancias Explosivas.

Las autoridades no especificaron su se trata del sospechoso que fue arrestado el sábado pasado, aunque la edad coincide.

Otros dos hombres que habían sido detenidos en conexión con la explosión fueron liberados sin cargos.

Y la policía continúa registrando una propiedad en Surrey y otras dos en Newport, una ciudad de Gales.

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“Diseñado para matar”

El ataque perpetrado en uno de los trenes de la línea District, en el suroeste de la capital británica, e hizo que las autoridades elevaran la alerta “por terrorismo” a un nivel “crítico”, el más alto, mientras la policía buscaba a sospechosos.

La organización extremista autodenominada Estado Islámico (EI) se atribuyó la autoría de la bomba que detonó a las 08:20 (hora local, 07:20 GMT) en la estación Parsons Green.

El comisionado asistente de Scotland Yard, Mark Rowley, declaró que se trató de un dispositivo explosivo improvisado y que se abrieron numerosas vías de investigación.

La BBC entiende que el dispositivo estaba conectado a un cronómetro para controlar su detonación.

Frank Gardner, periodista de la BBC especializado en temas de seguridad dijo que todo indicaba que el artefacto explosivo “estaba diseñado para matar y herir a un enorme número de personas”.

Agregó que expertos en explosivos explicaron que fue una “deflagración” antes que una detonación. Ésta última, de haber funcionado como estaba diseñada, “hubiera matado a todos alrededor”.

El ataque no dejó muertos pero sí heridos, 30, la mayoría con quemaduras. Aunque otros resultaron lesionados en la estampida provocada por el incidente.

La estación reabrió sus puertas el sábado en la mañana.

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