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Republicanos centran debate sobre armas en salud mental y errores del FBI

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EFE

El debate sobre el control de armas se ha reabierto tras el tiroteo de Parkland (Florida), pero la mayoría republicana en el Congreso busca centrar la discusión en los problemas de salud mental, así como en buscar culpables entre las autoridades federales y locales por la que consideran mala respuesta ante el incidente.

El Congreso volvió hoy al trabajo tras una semana de receso en la que la discusión política del país se ha centrado en la violencia armada, por lo que los legisladores tratan de dar respuesta a los movimientos de denuncia surgidos tras lo ocurrido en un centro de educación secundaria de Florida, donde murieron 17 personas.

Mientras los demócratas llaman a eliminar el acceso a armas de asalto y aumentar la edad y el control de antecedentes de los compradores, los republicanos optan por atajar los problemas de salud mental y pedir responsabilidades al FBI y las autoridades locales por no haber podido evitar la tragedia.

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El “número tres” de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes de EEUU, Steve Scalise, defendió hoy esa teoría en pleno regreso al trabajo legislativo.

“Centrémonos más en abordar estos problemas de salud mental que hemos comenzado a tratar en el Congreso”, dijo Scalise, encargado de sumar los apoyos republicanos en la Cámara Baja para las iniciativas legales, en una entrevista en la cadena Fox News.

“Vamos a cerrar las lagunas, vamos a descubrir qué fue lo que salió mal con el gobierno antes de que la gente comience a hablar sobre quitarle los derechos a los ciudadanos respetuosos de la ley”, continuó, en alusión a la segunda enmienda de la Constitución que ampara el derecho a poseer armas.

Scalise, quien fue herido el año pasado durante un tiroteo en un entrenamiento de béisbol, señaló que el FBI ha admitido que no dio seguimiento a un aviso sobre el presunto autor de la matanza en Parkland, Nikolas Cruz, de 19 años.

El legislador se refirió a errores cometidos a nivel federal, como las informaciones que había recibido el FBI sobre el autor de la matanza, y a nivel local, ante la presencia de personal policial en el lugar que, sin embargo, no intervino para evitarla.

En este sentido, el presidente Donald Trump, aseguró hoy que si él hubiera estado en el lugar de los hechos, hubiera corrido dentro de las instalaciones para tratar de ayudar a los jóvenes, aunque no hubiera tenido un arma para protegerse.

Trump consideró “repugnante” que el agente que estaba destinado a la escuela Marjory Stoneman Douglas, Scott Peterson, no ingresara al edificio mientras ocurría el tiroteo y permaneciera unos cuatro minutos en el exterior del recinto.

El presidente ya criticó duramente el pasado viernes a Peterson, quien renunció el jueves a su cargo, y cuya actuación ha aumentado la presión sobre el jefe policial del Condado Broward, Scott Israel, que ha dicho que no planea dimitir.

Pero el debate sobre las armas se ha avivado más que en otras ocasiones gracias al movimiento estudiantil “Never Again” (Nunca Más), que busca aumentar la presión sobre los congresistas y la Casa Blanca demandando un acceso más limitado a las armas de fuego.

Los estudiantes consideran que el arma utilizada por Cruz en el tiroteo de Florida, una AR-15, se trata de “un arma de guerra”, la cual no tiene por qué estar a la venta para cualquier ciudadano.

En muchos estados del país es legal la compra de este tipo de rifles semiautomáticos, con un gran poder de destrucción, y en el caso de Florida el propio Cruz pudo adquirirla de forma legal pese a su corta edad.

A este respecto, Trump ha manifestado su respaldo por aumentar la edad para la adquisición de estas armas tan poderosas, aunque no plantea su prohibición.

Sin embargo, la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés), estos días blanco de fuertes críticas, se opone a la medida y a cualquier restricción en la venta de armas, amparándose en su defensa a ultranza de la segunda enmienda de la Constitución.

Sí que han visto con mejores ojos otra de las propuestas del magnate, que consiste en armar y entrenar a los profesores que den clase en las escuelas para que puedan responder ante cualquier acto similar al ocurrido.

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