Determinan que microbios son esenciales en liberación de carbono en rocas
Washington — Un equipo internacional de investigadores determinó que los microbios que se encuentran en las rocas juegan un papel importante en la liberación de carbono en esas piedras, según un estudio publicado hoy en la revista Science.
Este hallazgo, según los científicos, puede ayudar a comprender mejor el proceso del ciclo del carbono entre el suelo y la atmósfera en escalas temporales geológicas de un millón de años.
Procesos que incluyen el entierro de animales y la transformación de rocas de silicato en rocas carbonatadas consumen algo de dióxido de carbono en la atmósfera.
Al mismo tiempo, se puede liberar carbono orgánico dentro de las rocas ya que la erosión de la Tierra expone ciertos tipos de rocas al aire, creando dióxido de carbono.
Sin embargo, el último de estos procesos -la liberación de carbono durante la erosión- ha sido menos estudiado, a pesar de su potencial para anular los efectos del consumo geológico de dióxido de carbono.
Así, el biólogo y geólogo Jordon Hemingway y sus colegas intentaron restringir mejor la cantidad de carbono emitido por las rocas, particularmente en entornos de rápida erosión, mediante el estudio de cordilleras montañosas en Taiwán, donde las tasas de erosión son particularmente altas.
Los científicos aprovecharon que el carbono orgánico litosférico o “petrogénico” atrapado dentro de las rocas y el suelo tiene una firma de isótopo distinta.
Usando esta firma distintiva, estimaron que aproximadamente el 67 % del carbono orgánico en el lecho de la roca en la región que estudiaron se libera durante la erosión.
Además, la firma isotópica de este tipo de carbono se refleja en los ácidos grasos de los microbios que residen a lo largo de la roca de meteorización, lo que indica que los microbios usan el carbono para alimentarse, un proceso que facilita en gran medida la liberación.
Basándose en los deslizamientos de tierra y las tasas de erosión en la Cordillera Central de Taiwán, Hemingway estimó que esta región emite un rango medio de 6,1 a 18,6 toneladas métricas de carbono por kilómetro cuadrado cada año.