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Postville, 10 años después de la mayor redada de inmigración, aun afectada

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EFE

Diez años después del mayor operativo de inmigración en un centro de trabajo en la historia reciente del país, la localidad de Postville, Iowa, aun se resiente de lo ocurrido, que tuvo consecuencias dramáticas para centenares de familias y además dejó a la zona sin su mayor empleador.

El lunes 12 de mayo de 2008, los 2.400 habitantes que por entonces tenía Postville y los de localidades vecinas escucharon un inusual ruido de sirenas, patrulleros, camiones militares, autobuses y helicópteros llegando hasta Agriprocessors, el frigorífico local, en el que trabajaban unas 900 personas.

Era el inicio de un operativo que llevó a la deportación de 389 inmigrantes, la mayoría de ellos guatemaltecos y mexicanos, a la presentación de cargos criminales contra varios de los ejecutivos del frigorífico y al cierre y venta del establecimiento, que en su momento era el mayor procesador de productos “kosher” en el país.

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Aunque ya transcurrió una década, los resultados de aquel operativo aún afectan a muchos de quienes no fueron ni arrestados, ni deportados ni acusados, pero vieron sus vidas transformadas por la pérdida del mayor empleador de la región.

El sacerdote católico Nils Hernández y la monja Mary McCauley llegaron a Postville hace diez años para ayudar a las familias impactadas por la redada y hoy están detrás de la llamada “Convocatoria a la Acción 2018”.

Con esa iniciativa quieren no solo conmemorar los diez años de la redada sino fomentar “un cambio en los corazones” de las personas de Estados Unidos para que se concrete “un cambio en las leyes inmigratorias”, según dicen en unas declaraciones enviadas a Efe.

Pero esta misma semana hubo una redada en Mt. Pleasant, en el este de Iowa, donde los agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) arrestaron a 32 personas, entre ellas 22 guatemaltecos y siete mexicanos que trabajaban en una fábrica de cemento.

Como en el caso de Postville en 2008, las iglesias locales abrieron sus puertas para convertirse en “lugares seguros” para las familias de los detenidos y darles albergue y cuidado a menores de edad que se habían quedado solos.

A principios de abril pasado, 97 inmigrantes fueron detenidos en un frigorífico en Morristown, en una zona rural de Tennessee.

A pesar de esa realidad adversa, Hernández y McCauley no han perdido la esperanza y creen que el rezo en conjunto de representantes de varias expresiones de fe y el diálogo comunitario llevarán a una reforma migratoria.

El encuentro de conmemoración de la redada convocado para hoy, dijeron los religiosos, demuestra la necesidad de una “audaz decisión” para defender los derechos y la dignidad de los inmigrantes y “aceptarlos a ellos y a sus muchas contribuciones a nuestra sociedad”.

La redada en Postville tuvo otro impacto a largo plazo, que se conoció a principios de 2017 gracias a una investigación realizada por Nicole Novak, del Centro de Estudios de Población de la Universidad de Michigan.

Novak descubrió que el operativo había afectado el bienestar físico y mental de niños latinos, incluyendo bebés en gestación, debido al “estrés duradero” que experimentaron las madres.

De hecho, según Novak, la casi totalidad de los habitantes de Postville padeció de estrés por largo tiempo después del incidente.

Entre las madres latinas aumentó de manera acusada el riesgo de dar a luz bebés prematuros o de bajo peso, con “serio riesgo para la salud futura” de esos niños.

En la actualidad, unas 2.200 personas viven en Postville, incluyendo unos 700 latinos.

En el momento de la redada, cuatro de cada diez granjeros y ganaderos de Iowa estaban a favor de la deportación de indocumentados.

Pero en marzo de 2017, esa misma asociación inició gestiones a favor de mantener “la mano de obra inmigrante” de las plantas procesadoras, ya que en Iowa el 56 % de los operarios de los frigoríficos y el 33 % de los empacadores de carne son inmigrantes.

Según el Padre Hernández, la redada dejó a la ciudad de Postville “devastada” y “colapsada” por el cierre del frigorífico y el consiguiente cierre de negocios y alejamiento de familias.

En 2009 Agriprocessors fue vendido a una empresa canadiense y el frigorífico luego se reabrió, pero no con tantos empleados.

El dueño del frigorífico en 2008, Sholom Rubashkin , fue acusado de incumplimiento de las leyes federales de inmigración, juzgado y condenado a 27 años de prisión por fraude bancario.

En diciembre de 2017, tras ocho años en prisión, Rubashkin quedó en libertad al ser perdonado por el presidente Donald Trump.

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