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OPINIÓN: 2024 será el año decisivo para la subsistencia de la democracia

A pesar de las evidencias en contra, el expresidente Donald Trump sigue repitiendo la acusación de “fraude electoral”.
A pesar de las evidencias en contra, el expresidente Donald Trump sigue repitiendo la acusación de “fraude electoral”.
(ASSOCIATED PRESS)
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Estados Unidos avanza vertiginosamente hacia un inminente cambio histórico, radicalmente opuesto a lo que ha sido desde su fundación hace 244 años, la mayor democracia del mundo.

El ex presidente Donald Trump sigue promoviendo su gran mentira de “robo de la elección”, reforzando la polarización de la sociedad, en una desesperada lucha por evitar cargos criminales que podrían llevarlo a la cárcel.

El retorno de Trump a la Casa Blanca, con apoyo de un equipo incondicional y lealtad comprobada, dispuesto a obedecer ciegamente, que sustituiría a los pocos remanentes de personal experimentado de carrera, ya sean republicanos o demócratas, que el expresidente perciba como “potenciales amenazas” a sus planes, sería aún más peligroso y desastroso, porque regresaría a vengarse de todos y cada uno de quienes impidieron y bloquearon sus intentos golpistas, advierte en su libro su ex secretaria de prensa Stephanie Grisham.

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Por otro lado, el presidente demócrata Joe Biden, quien tras el inicio de una brillante gestión, con acciones rápidas para controlar la pandemia y ayudar a los trabajadores, hoy enfrenta su mayor índice de impopularidad, efecto de campañas de Trump y los republicanos, además del caótico retiro de tropas de Afganistán.

Pero se trata, no solo del sabotaje republicano a sus esfuerzos por erradicar COVID-19, sino también su indecisión de eliminar el recurso Filibustero en el Senado, por una mal entendida “civilidad política” que contrasta con la guerra sin tregua de los republicanos para bloquear su presupuesto, plan de infraestructura, reformas para dar a congresos estatales la facultad de nominar delegados al Colegio Electoral, sin importar que candidato los haya ganado.

Sin el recurso Filibustero, que condiciona la aprobación de iniciativas al apoyo de 60 votos imposibles de obtener en este momento dada la conformación de la Cámara, Biden y Schumer podrían aprobar por mayoría simple que tienen, la “Ley de derecho al voto John Lewis” e implementar toda la agenda que lo llevó al poder.

Como consecuencia, Biden cayó del 57% que tenía de aprobación en mayo, a solo 45.1% de aprobación en septiembre.

Los demócratas, profundamente divididos también por el ala radical de izquierda, están cada vez más preocupados de que ahora solo 39% de los votantes independientes apoya a Biden, contra 52% que desaprueban su trabajo, lo que podría agudizarse y costar la derrota a los demócratas en las elecciones de medio término y la presidencial de 2024, marcando el fin del sistema democrático de esta nación, con el retorno de una presidencia autoritaria de Trump.

En un hecho insólito, mientras surgen más sorprendentes revelaciones de abusos y crímenes de Trump y sus múltiples intentos de golpe de estado, con testimonios de quienes estuvieron cerca de él, el expresidente logra engañar a más personas mal informadas, repitiendo la acusación de “fraude electoral”, rechazada por 80 tribunales y la Suprema Corte de Justicia por falta de evidencia.

Retrocediendo de sus ataques y duras críticas al exmandatario, después de “absolverlo” en dos juicios políticos o Impeachments, sin tomarse la molestia de leer los cargos o escuchar los argumentos y evidencia, Mitch Mc Connell y Kevin McCarthy, líderes minoritarios del Partido Republicano en las dos Cámaras del Congreso, también desesperados por mantenerse en el poder, hacen hasta lo imposible por empujar al fracaso al presidente Biden.

Dejando de lado los principios bajo los que se fundó este país, McConnell y McCarthy desafían a la historia bloqueando cada intento demócrata por aumentar el límite de la deuda externa, que saben es indispensable para que el gobierno disponga de recursos que le permitan cumplir sus obligaciones, después de que, solo durante 4 años de Trump, los republicanos dejaron crecer la deuda externa en 7 trillones de dólares.

Toda esta agresiva campaña es parte de una extensa estrategia de mentiras, distorsiones y reformas a leyes electorales estatales para otorgar a las legislaturas el “poder de decidir” si, en lugar de asignar delegados al Colegio Electoral a candidatos ganadores de una elección presidencial, los legisladores estatales los designan de acuerdo con su “percepción” de quien fue el verdadero ganador, como clamaba Trump, en uno de sus múltiples intentos por revertir el resultado de la votación.

Así, los Republicanos están determinados -escúcheme bien- a ganar por cualquier medio y a cualquier precio, el poder en la elección de medio término el año próximo y la elección presidencial de 2024, lo que -de acuerdo a expertos- podría conducir al final del sistema democrático de los últimos 244 años, si logran hipnotizar y dormir a los votantes de esta gran nación con numerosos engaños, para lo que también se valen de líderes católicos y evangélicos, de QAnon y grupos supremacistas blancos.

Todos y cada uno de los aspirantes Republicanos a legisladores estatales y federales, apoyados por Trump, muchos conectados a grupos radicales de ultraderecha, supremacistas o nacionalistas, considerados por el FBI como “terroristas domésticos”, QAnon y otros, participan en una guerra sin cuartel propagando todo tipo de mentiras, atribuyendo información sobre numerosos abusos y crímenes de Trump a “otra cacería de brujas”, como la colusión de su comité de campaña con Rusia, en 2016, plenamente confirmada en el Reporte Mueller, que el exmandatario impidió que se divulgara en su totalidad, por revelaciones en su contra.

Por esta razón, a diferencia de las elecciones anteriores, las del próximo año, para renovar toda la Cámara Baja del Congreso y 34 escaños del Senado, es de suma importancia que todos los votantes que apoyaron el cambio se documenten, lean y se aseguren de que no se hayan cambiado sus casillas de votación, modificado los horarios, suprimido o limitado el voto por ausencia, votos por correo y previos al día de la votación, preparar identificaciones, en caso necesario, para cerciorarse de que su derecho al voto sea respetado y su voz escuchada en una de las elecciones más trascendentales en la vida de esta superpotencia, inspiración en materia de democracia, en todo el mundo.

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