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OPINIÓN: ¿Adiós a la reforma migratoria?

Si los demócratas no apuran el paso
Si los demócratas no apuran el paso, millones de inmigrantes indocumentados tendrán que seguir viviendo en las sombras.
(AP)
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La semana pasada hubo elecciones de gobernador en los estados de Virginia y Nueva Jersey y otras elecciones de alcaldes en ciudades importantes. Según los analistas el partido demócrata es el gran perdedor de este proceso. El estado de Virginia fue recuperado por el partido republicano y aunque los demócratas conservaron Nueva Jersey el margen de la victoria fue mucho menor de lo esperado.

Estos resultados prendieron las alertas acerca de lo que puede pasar en las elecciones de medio término en 2022. Lo que pasó en Virginia y en Nueva Jersey permite suponer que los republicanos en dichas elecciones podrían retomar el control de las dos cámaras. Si esto ocurre, la tan esperada reforma migratoria que prometió Joe Biden según la cual se regularizaría a los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos seguirá esperando indefinidamente en los cajones de los congresistas.

De por sí la propuesta que Biden prometió en campaña y que sometió al congreso apenas tomó posesión no ha tenido el más mínimo avance y era muy poco probable que prosperara. Para ello se requiere un control del congreso mucho mas claro que el que se tiene. Apenas un senador de ventaja no garantiza en absoluto que esa reforma sería aprobada.

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La migración indocumentada es además un tema en el que Biden es y sin duda será muy criticado en las campañas de las elecciones intermedias. El desorden en la frontera con México con miles de mexicanos y centroamericanos intentando entrar a Estados Unidos y los records de detenidos por la patrulla fronteriza no contribuyen a que la sociedad estadounidense vea con buenos ojos una regularización que no serviría de mucho mientras sigan entrando por miles estos indocumentados.

No se tienen estimaciones directas de cuántos indocumentados viven hoy en Estados Unidos, pero mediante aproximaciones estadísticas indirectas hay un consenso en torno a 11 millones de personas. No todos entraron por la frontera con México ni corresponden a las famosas caravanas que las cadenas de televisión, sobre todo las mas cercanas a los republicanos, proyectan machaconamente. Un grupo muy grande de indocumentados entraron a Estados Unidos de manera autorizada y permanecieron o desarrollan actividades mas allá de lo que su visa de entrada permitía. Pero eso es un tecnicismo que a la sociedad estadounidense no le importa. Para la abrumadora mayoría, el indocumentado entró por México violando la ley (de ahí que se les siga llamando ilegales).

Para México el tema es o debiera ser muy relevante. Con cerca de 4 millones, los mexicanos siguen siendo por mucho, el grupo mas grande de indocumentados. Esos mexicanos trabajan en Estados Unidos, contribuyen a su economía, consumen lo que esa sociedad produce y, muy importante, envían enormes cantidades de dinero a sus familiares en México. Entre ellos están los llamados DREAMers, en su mayoría mexicanos, que si bien es cierto entraron a Estados Unidos de manera subrepticia y no autorizada, fueron llevados por sus padres cuando aun eran niños, bebés en muchos casos y no podían escoger no hacerlo.

Más allá de sus aspectos técnicos o económicos que por sí solos serían suficientes para justificar la regularización de estos inmigrantes que de cualquier forma ya están en Estados Unidos trabajando, estudiando, consumiendo, contribuyendo, queda claro que el tema es político y no se ve en el futuro cercano condiciones para que la situación cambie.

En este escenario surge la pregunta de si México hace o puede hacer algo al respecto.

A la primera parte de la pregunta, la respuesta es muy sencilla, México no hace nada para mejorar la condición migratoria de los mexicanos en Estados Unidos. Este gobierno hace aun menos que los anteriores. Escudado en una muy torcida y convenenciera interpretación del principio de no intervención, de manera cínica se festejan y agradecen las remesas, pero se considera que, lástima, es un asunto interno de Estados Unidos y no hay que meterse.

¿Podría hacerse algo? Pienso que sí. Inexplicablemente México no usa la carta geopolítica. Se reduce, a cambio de nada, a jugar el papel de mal controlador de los flujos migratorios que se dirigen a Estados Unidos, desviando recursos de la seguridad de los mexicanos e insistiendo, solo para halagar el oído presidencial, que hay que sembrar arbolitos para que deje de haber flujos migratorios.

Tan sencillo que sería decir, en una de esas cartas que ahora el presidente mexicano manda inútil y periódicamente al presidente estadounidense. Dear Mr. Biden, en Estados Unidos hay millones de mexicanos que contribuyen a tu desarrollo económico y social y no haces nada por mejorar sus condiciones. Quiero que sepas que para México ese es un tema muy importante y que no podemos tener una buena relación en otros temas que a ti te interesan si no hay un esfuerzo claro y medible de que tu gobierno ve por esos mexicanos.

* Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute

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