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Los republicanos tienen ventaja para mantener el Senado y bloquear a Biden si gana

Senator Susan Collins in a red down jacket gestures with both hands in excitement while speaking at a lectern
La senadora Susan Collins (republicana por Maine) habla el miércoles en Bangor después de ganar la reelección.
(Robert F. Bukaty / Associated Press)
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La senadora republicana Susan Collins ganó la reelección en Maine, reforzando aún más las esperanzas de los republicanos de aferrarse por poco a su mayoría en el Senado y permanecer como un muro formidable contra una posible administración de Joe Biden.

En Maine, la demócrata Sara Gideon concedió su derrota el miércoles a mediodía, cuando Collins logró un sorprendente regreso, en una carrera en la que se vio obstaculizada por la impopularidad de su apoyo al presidente Trump y el gasto de una cantidad de dinero sin precedentes, mayor a los demócratas.

El mapa del Senado se consta de 48 republicanos y 47 demócratas, con cinco elecciones aún por finalizar, pero la mayoría de ellas se inclinan hacia los republicanos. Los senadores republicanos estaban por delante en Carolina del Norte y Alaska, mientras que la carrera por un escaño de Michigan en manos de los demócratas estaba empatada.

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Una de las dos carreras por el Senado en Georgia ya se dirigía a una segunda vuelta el 5 de enero. En la otra, el senador republicano David Perdue espera conservar su ligera ventaja. Si ambos van a la segunda vuelta, es probable que cada parte gaste cantidades sin precedentes para ganar.

Además, los senadores republicanos Joni Ernst, de Iowa; Steve Daines, de Montana; y Lindsey Graham, de Carolina del Sur, pudieron resistir desafíos demócratas notablemente bien financiados.

Los demócratas lograron obtener dos escaños en Colorado y Arizona, pero perdieron uno en Alabama. Lo mejor que pueden esperar en este momento es mantener el escaño de Michigan y llevar las dos carreras de Georgia a la segunda vuelta para decidir el control de la Cámara, a menos que los conteos en Carolina del Norte o Alaska se vuelvan a su favor.

“En este momento no sé si voy a ser el coordinador defensivo o el coordinador ofensivo”, señaló a los periodistas en Kentucky el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell (R-Ky.), quien sobrevivió a su propia carrera por la reelección, antes de que se declarara al ganador en Maine.

Los demócratas estaban francamente afligidos, conscientes del poder que tendrán los republicanos si son capaces de mantener el control del Senado. Aunque se espera que los demócratas retengan el poder en la Cámara, las esperanzas de incrementar su mayoría allí se frustraron cuando varios de los miembros más conservadores de su partido perdieron sus escaños.

“Tenía la esperanza de que alcanzáramos la victoria con varios triunfos en el Senado”, dijo en MSNBC el senador demócrata electo John Hickenlooper, quien derrocó al senador republicano Cory Gardner en Colorado. “Seguimos siendo cautelosamente optimistas, pero no es el nivel de emoción con el que esperaba despertar”.

De ser elegido, Biden sería el primer presidente demócrata, desde Grover Cleveland en 1885, en comenzar su presidencia sin el control demócrata de la Cámara y el Senado. En ese caso, una mayoría republicana en el Senado, incluso una que se mantenga peligrosamente unida por uno o dos votos, convertiría a McConnell en el republicano de mayor rango en Washington y le otorgaría un poder extraordinario para determinar el éxito de la administración Biden.

Las ambiciosas esperanzas de los demócratas de un plan climático, un proyecto de ley de salud, una nueva medida de alivio económico por COVID-19 y más necesitarían la aprobación de los republicanos del Senado.

La aprobación de los nombrados por el gabinete, los jueces federales y los magistrados de la Corte Suprema dependería de que McConnell aceptara llevarlos a votación y de persuadir a algunos republicanos de que voten para confirmarlos.

Con toda probabilidad, una Casa Blanca demócrata tendría que adaptar cualquier propuesta para conseguir la aceptación de los republicanos. Los progresistas que alguna vez fueron considerados para ser nombrados por el gabinete, bien podrían ser pasados por alto para nominar a más moderados.

Dependerá de la relación entre Biden y McConnell, antiguos colegas del Senado que juntos negociaron compromisos entre el Congreso y la Casa Blanca durante la administración Obama, si se estancarán los actos de un gobierno tan dividido. Tratar con un Senado controlado por los republicanos pondría a prueba a diario la campaña de Biden que se jacta de su capacidad de negociar y cerrar acuerdos.

McConnell tendría una influencia significativa. Sin embargo, con unas elecciones de mitad de período a dos años de distancia, los republicanos podrían ver pocas razones para comprometerse. Una mayoría republicana también mantendría su poder de investigar y citar documentos y funcionarios.

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