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Targa California: Más de mil millas de diversión sobre ruedas

El parque automotor estuvo compuesto por carros como Porsche 356 y 911,
El parque automotor estuvo compuesto por carros como Porsche 356 y 911, Ferrari, Jaguar E Type, Lancia, Mercedes Benz, Lotus, Datsun, BMW, Alfa Romeo, MG, y un par de Ford Mustang Fastbacks de 1965.
(Ricardo Rodríguez Long.)
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El sur de California se caracteriza por una cultura automotriz. Esta es la cuna de los Hot-Rods, los Fast & Furious, y cientos de carros clásicos. También hay no menos de 2 o 3 eventos todos los fines de semana donde los aficionados participan compartiendo su carro con el público.

Incluso hay eventos donde los carros se ponen a prueba y uno de estos es la Targa-California. Este es un rally para autos de los años sesenta que recorre más de mil millas por caminos casi olvidados.

Nuevamente participé en esta aventura que nos llevó desde Palmdale a Tehachapi, Visalia, Kernville, Ponderosa, Oakhurst, Sonora y Stanislaus National Forest por la parte oeste de la Sierra Nevada.

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Luego cruzamos la montaña a 10.000 pies de altura para pasar al este de la sierra y continuar hacia el sur camino a Mammoth Lake y regresar al desierto Mojave.

Mil doscientas millas con miles de curvas en caminos de montaña es algo duro. Mucho más cuando los autos ya tienen cincuenta años o más. El parque automotor estuvo compuesto por carros como Porsche 356 y 911, Ferrari, Jaguar E Type, Lancia, Mercedes Benz, Lotus, Datsun, BMW, Alfa Romeo, MG, y un par de Ford Mustang Fastbacks de 1965. Ciento cinco autos partieron cruzando un arco naranja y la bandera verde. Este año la primera parada fue el autódromo Willow Springs Raceway donde dimos varias vueltas a toda velocidad. Y allí mismo ya se quedaron varios vehículos, entre ellos un hermoso Audi Quattro todo original y una Cupe Jaguar E-Type con una encantadora nota musical de su motor de seis cilindros en línea.

Al final del primer día, que tuvo 3 etapas con subidas y bajadas de hasta 10 grados de inclinación, varios pilotos se dieron cuenta que el dominar estos autos “viejos” requiere mucha estamina y paciencia. Los frenos no reaccionan como los de hoy y los sistemas de dirección asistida no eran tan comunes en los sesenta. Mucho menos en los carros deportivos. Tampoco estos vehículos tienen aire acondicionado y con 100 grados de temperatura ambiental las cabinas se convierten en saunas móviles.

Ciento cinco autos partieron cruzando un arco naranja y la bandera verde.
Ciento cinco autos partieron cruzando un arco naranja y la bandera verde.
(Ricardo Rodríguez Long.)

La bomba de agua de nuestro Ford Mustang comenzó a fallar y decidimos cambiarla en el estacionamiento del hotel. Nos perdimos la cena del grupo, pero nos ganamos la amistad de un dúo de pilotos a bordo de un Datsun 510, que nos facilitaron anticongelante.

El segundo día fue de caminos más trabados en rutas secundarias donde lo mejor eran las vistas de los bosques de roble. Sonora es una zona de ranchos antiguos donde las vistas nos dejan ver una California totalmente diferente a la que vivimos en Los Ángeles.

El rugir de los motores seguro fue algo diferente para las vacas y caballos que nos cruzamos en el camino. El entusiasmo se contagia, y poco a poco se forman grupos que mentalmente están compitiendo por llegar antes que el rival al final de cada etapa. Solo porque un Porsche 911 tendría que llegar antes que un BMW 2002. Durante este día me ha quedado en la memoria un tramo en los bosques de Sequoia donde un 911 no podía mantener el ritmo de nuestro “fierro” americano. Francisco “Frank” Alvis, colombiano, fue mi copiloto y me demostró que si bien maneja muy bien su lectura de ruta dejó mucho que desear. Con casi un 70% de errores todavía no se cómo llegamos al hotel esa noche. Le dimos servicio al Mustang y a medianoche antes de terminar el día hicimos unos arrancones en la calle principal de Sonora donde dejamos las huellas de nuestro caballo blanco.

La bomba de agua de nuestro Ford Mustang comenzó a fallar y decidimos cambiarla en el estacionamiento del hotel.
La bomba de agua de nuestro Ford Mustang comenzó a fallar y decidimos cambiarla en el estacionamiento del hotel.
(Ricardo Rodríguez Long.)

El tercer día ya todos estaban cansados y muchos carros comenzaban a fallar. Pero teníamos que cruzar la sierra nevada y los carburadores de estos autos añejos no funciona bien a 10.000 pies de altura. El Lancia rompió su múltiple de escape, pero siguió lentamente y como la bajada fue de 30 millas pudo continuar sin recalentar el motor. El escenario del valle Owens es algo especial, ya que es una zona que prácticamente estuvo aislada del resto de California hasta que se construyó la ruta 395.

Viajamos en este camino y vimos muchos pueblos llenos de historia relacionada a la búsqueda de oro y plata. Llegamos a Mammoth Lakes y subimos hasta el tope a 9.255 pies de altura. La cena fue donde los participantes pasamos de ser amigos a ser familia. A todos nos pasó algo que lo recordaremos por el resto de nuestras vidas.

Las últimas etapas sobre la ruta 395 nos llevaron a Bishop, Manzanar y Ridgecrest. Y de allí, con 110 grados, sufrimos bastante para mantener el motor. Con la temperatura ya casi en el punto rojo tuvimos que levantar más velocidad para enfriar el motor con el viento a través del radiador.

Creo que perdí dos o tres libras en el ultimo día. Pero sobrevivimos la aventura y el Mustang nuevamente hizo todo el camino sin problemas. Hay que dar crédito a la confiabilidad de estos carros que son tan simples en su ensamblado. La Targa-California es más que un evento. Es una vacación sobre ruedas que te llena de memorias para siempre.

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