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Cómo la Generación de Milenios reemplazó la religión por la astrología y los cristales

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Yo me amo.

Soy hermoso.

Era una noche inusualmente fría para junio en Los Ángeles. Alrededor de tres docenas de personas, en su mayoría mujeres en sus 20 y 30 años, pasaban la tarde del viernes acostadas en colchonetas de yoga en el patio trasero de una tienda, a pocas cuadras del Cementerio Hollywood Forever y el lote de Paramount Pictures. Los asistentes habían sido invitados a traer todo lo que necesitaban para hacer el espacio más acogedor: mantas, almohadas, cristales.

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Soy poderoso.

Ana Lilia los guiaba en afirmaciones, cerrando así una sesión de respiración de 90 minutos que celebraba el solsticio de verano.

Soy una luz brillante.

Estoy listo para ser visto.

Casi todos los días, Lilia trabaja con clientes individuales. En las noches, imparte clases u organiza eventos, como la reunión del solsticio. Comenzó a hacer trabajos de respiración hace cuatro años y a tomar cursos para convertirse en maestra seis meses después. Para quienes nunca lo han hecho antes, es una combinación de ejercicios de respiración y meditaciones guiadas para relajar y ayudar a conectarse con los pensamientos internos: un cruce entre los últimos 10 minutos de una clase de yoga y una sesión de terapia, que tiene lugar enteramente en la cabeza.

Un cambio espiritual

Ana Lilia es una de un creciente número de jóvenes -en su mayoría de la Generación Milenio, aunque la tendencia se extiende a los exponente más jóvenes de la Generación X, que ahora tienen 40 años, y hasta los de la Generación Z, cuyos mayores son flamantes graduados universitarios- que se han apartado de la religión tradicional organizada y están adoptando más creencias y prácticas espirituales como el tarot, la astrología, la meditación, la curación energética y los cristales.

Y no, a ellos no les importa especialmente que alguien piense que es “fantasioso” o raro. La mayoría de los milenios aseguran que no se toman nada en serio a sí mismos. Ellos se aventuran, encuentran lo que les gusta, toman lo que les funciona y dejan el resto. Evocar la consternación de personas ajenas y reservadas está lejos de ser un inconveniente: es un beneficio adicional.

“Sé que este trabajo es extraño”, expuso Lilia sobre su práctica de respiración. “Pero me hace sentir mejor, y por eso sigo haciéndolo”.

La causa detrás del cambio espiritual es una combinación de factores. En más de una docena de entrevistas para este artículo, con personas de edades comprendidas entre los 18 y los 40 años, surgió un tema común: se criaron con un conjunto de creencias religiosas -católicas, judías, budistas…- pero cuando se hicieron adultos, sintieron que esa fe no representaba completamente quiénes eran o aquello en lo que creían.

Los milenios se identifican cada vez más con la opción “ninguna” cuando se les pregunta sobre su afiliación religiosa, de acuerdo con una encuesta de Pew 2017: son ateos o agnósticos, o dicen que son “espirituales pero no religiosos”.

Pero las encuestas de ‘sí o no’ no cuentan toda la historia, expone Diane Winston, de la cátedra en Medios y Religión en la Escuela de Comunicación Annenberg en USC. Casi todas las sociedades a lo largo de la historia humana han desarrollado tradiciones y prácticas. Eso no es una coincidencia.”La gente es inherentemente religiosa o espiritual”, expuso la especialista.

Hoy en día, los jóvenes siguen buscando las cosas que la religión tradicional organizada puede haber proporcionado para sus padres o abuelos: creencias religiosas, sí, pero también un sentido de comunidad, orientación, propósito y significado. No obstante, puede ser difícil para los jóvenes encontrar esas cuestiones en las religiones de sus mayores; por eso, buscan en otros sitios.

Además de eso, muchas personas más jóvenes se sienten alienadas por la religión dominante, por las actitudes hacia las personas LGBTQ y las mujeres, por los titulares de años de escándalos y encubrimientos, o por la idea de que cualquier individuo que no sea parte de esa religión es inherentemente mala o está equivocada.

Uno de los grandes atractivos para los más jóvenes sobre las prácticas espirituales es la capacidad de “escoger y elegir”, afirmó Jim Burklo, un reverendo cristiano progresista que trabaja con estudiantes universitarios en su rol de decano asociado principal de la Oficina de Vida Religiosa y Espiritual de USC. Las prácticas espirituales apelan a quienes temen al compromiso: se puede indagar apenas un poco en los cristales, la astrología, el tarot; o mucho. Se pueden comprar unos cuantos cuarzos rosa o encender unas pocas velas y, si es importante, conservarlas; si no es así, la persona no siente como si hubiera pasado por una conversión religiosa total.

“Se trata de una tendencia mundial -y ciertamente también estadounidense- hacia la heterodoxia: hacia las personas que cocinan su propio estofado espiritual o religioso y lo hacen a su manera”, señaló Burklo. “Hay una desafiliación; la gente crea su propio significado y sus propias espiritualidades personales”.

Enamorados de las redes sociales

Para la astróloga Chani Nicholas, las redes sociales ayudaron a orientar el camino para muchos jóvenes. Nicholas reside en L.A y tiene poco menos de un cuarto de millón de seguidores en Instagram. La mayoría de ellos son personas de 25 a 34 años, sólidamente considerados milenios.

Antes de internet, las personas que tenían creencias alternativas a la corriente principal (religiosas, políticas o de otro tipo) carecían de una forma pública de conectarse entre sí. Con las redes sociales, dijo, las prácticas adivinatorias como la astrología, los cristales y el tarot han podido ocupar un espacio en una conversación pública. Ayuda, además, que todos luzcan bien en Instagram.

Los jóvenes crecieron compitiendo con una recesión importante, el cambio climático y una conciencia más general de ver un sistema político y económico que muchos consideran que no los ha beneficiado, expuso Nicholas. Por ello, no es sorprendente que rechacen esos sistemas. Al mismo tiempo, exploran creencias religiosas no tradicionales y encuentran formas de integrarlo todo.

Nicholas se crió como judía y aún practica la tradición de honrar a la luna nueva, que ella introduce en su práctica de astrología -algo que considera “una forma de ser ritualista que no es dogmática, ni sexista y no tiene un historial de violencia empírica”-.

“Creo que es un anhelo de volver a algo. Hay un rechazo a las cosas que no funcionan”, consideró Nicholas. “El socialismo no es nuevo, la astrología definitivamente no es nueva, y la espiritualidad terrenal o vivir de acuerdo con los rituales de la tierra no es algo nuevo, sino muy antiguo. Creo que anhelamos algo que la tecnología no puede darnos, que el capitalismo no puede darnos”.

Pero el capitalismo ciertamente lo está intentando.

La tendencia de la astrología y los cristales es una de esas cosas que, una vez que uno comienza a notarlo, de repente está en todas partes. Los cristales en bruto, la joyería y la decoración inspiradas en la astrología dominan Instagram. En un desfile de modas en L.A para la nueva colección de Mother Denim, Mystical, los asistentes recibieron una bolsa de terciopelo llena de cristales, con tarjetas que indicaban su significado. Dennis Rodman, el ex jugador de los Lakers, fue acusado en mayo por un estudio de yoga en Newport Beach por ayudar a robar un cristal de amatista de 400 libras. The New Yorker publicó una pieza satírica titulada “Cristales curativos y cómo robarlos”.

Mirar a los astros también ha llegado al mundo tecnológico: Facebook anunció recientemente su nueva criptomoneda, llamada Libra.

La aplicación de astrología para iOS Co-Star, que recientemente recaudó $5.2 millones para lanzar una versión para Android, envía a los usuarios alertas con horóscopos diarios divertidos y amigables con las redes sociales, que van desde los inocuos (“Todo va a estar bien”, o “Bebe agua”), a los ligeramente trastornados (“Sé el animal de servicio de alguien hoy”, “Comienza un culto”).

Otra empresa novel de astrología, Sanctuary, recaudó $1.5 millones y se lanzó el 20 de marzo, fecha que coincidía con el inicio del nuevo año astrológico. La revista New York Magazine llamó a la base de usuarios -en gran parte milenios- de la aplicación “La generación de la astrología”.

En Twitter, la gente hace chistes sobre que Keanu Reeves y John Wick son ambos de virgo, y otorgan signos del zodiaco a las empresas de medios digitales (por cierto, el primer número de L.A. Times se publicó el 4 de diciembre de 1881, lo cual hace de este periódico un clásico sagitario).

La campaña para la representante demócrata (y de la Generación Milenio) Alexandria Ocasio-Cortez respondió al pedido de un astrólogo llamado Arthur Lipp-Bonewits, quien quería saber a qué hora había nacido la legisladora, para hacer su carta natal. La persona más joven elegida para el Congreso en este país nació el 13 de octubre de 1989, a las 11:50 a.m. hora del este: es de libra.

Un estilo de vida espiritual

Si prefiere comprar sus cristales y hacer conexiones personales en el mundo real, L.A también tiene opciones. En un momento en que las tiendas físicas están mayormente en peligro, amenazadas por las opciones en línea, el negocio del misticismo está prosperando.

Leah Garza se habría descrito a sí misma como una escéptica de todo lo metafísico en 2015, cuando perdió su trabajo como maestra en una escuela autónoma. Mientras buscaba empleo, Garza, quien vive en East Hollywood, decidió tomar clases sobre cosas diferentes, incluida la espiritualidad, y mejoró su pasatiempo de hacer joyas de cristal hasta convertirlo en una pequeña fuente de ingresos.

En su niñez, Garza nunca fue particularmente religiosa (sus padres eran cristianos pero no eran devotos en su infancia) y, a medida que avanza en su práctica espiritual, se siente aún más desconectada de la religión tradicional organizada.

“A diferencia de ciertas religiones dogmáticas donde hay una forma correcta e incorrecta de ser un practicante, no existe eso en estas espiritualidades aconfesionales, razón por la cual son tan hermosas”, explicó Garza. “No hay una sola manera de ser humano”.

Hoy en día, ella lidera un podcast llamado “We Are Power Crystals” (somos cristales poderosos), realiza lecturas y talleres, y vende joyas y productos a través de su negocio, Crystals of Altamira, y en Mostly Angels L.A, una tienda metafísica en Beverlywood que se apoya en su clientela joven y vende productos de belleza realzados con cristales, velas con estampas de RuPaul (que fueron un éxito en DragCon) y colgantes en los que se lee: “Mi intuición desmantela al patriarcado”.

Alex Naranjo y Marlene Vargas abrieron la primera tienda de House of Intuition en Echo Park en 2010. En ese momento, la dupla imaginó envejecer juntos en sillas mecedoras en el porche delantero, disfrutando de llamar por sus nombres de pila a una clientela pequeña pero leal. Pero no funcionó de esa manera.

House of Intuition ha abierto seis tiendas más en los alrededores de L.A desde entonces, tres de ellas en 2018. Una séptima llegará a North Hollywood en julio, y están apuntando a otras dos ubicaciones cercanas para abrir las puertas antes de fin de año. Su primera tienda fuera del estado abrirá en Miami en otoño.

En los últimos tres o cuatro años, las ventas explotaron gracias a las personas de entre 20 y 30 años. “El público más joven es definitivamente nuestra fuerza, especialmente en Instagram”, remarcó Vargas. Al parecer, expuso, los jóvenes se han tomado el tiempo para aprender más sobre temas espirituales y están listos para enseñar.

Gente como Ana Lilia, la instructora de respiración, es un claro ejemplo de ello.

Como la hija mayor de inmigrantes católicos mexicanos, Lilia dijo que hablar con sus padres o con sus maestros de catecismo sobre cualquier tipo de creencia alternativa parecía un pecado. “Me sentía silenciada. Pensaba que no debía hablar ni cuestionar nada, que necesitaba aceptar lo que se decía”, relató Lilia, quien creció en Napa. “Simplemente no me sentía con el poder de hacerlo”.

Pero al mismo tiempo, afirmó, su herencia se vinculaba con la espiritualidad de una manera que su familia probablemente no estaba lista para reconocer: “Siendo mexicanos, tenemos mucha magia en nuestra cultura, y es esa fusión de catolicismo, pero también nuestras formas ancestrales de curación, las que simplemente coexisten”.

Hace unos años, Lilia probó una clase de respiración por primera vez. Esa experiencia fue intensa: lloró todo el tiempo. Cuando la sesión terminó, “me sentí físicamente más ligera. Los colores del exterior se veían más brillantes. Quedé enganchada”.

Desde entonces, ha incursionado en la meditación, lo cual practica durante 20 minutos cada mañana. A ella le gusta usar cristales en su práctica de respiración y ofrece a los clientes una baraja de tarot para sacar una carta y consultarla después de las sesiones en busca de una guía.

La mayoría de quienes asisten a sus clases son mujeres de 20 y 30 años. Ha notado un cambio en la Generación Milenio, afirmó, y la Generación Z está dispuesta a aceptar, o al menos a probar, prácticas alternativas como la de ella.

“Lo que me encanta de los jóvenes es que están tan abiertos a esto; dispuestos a explorar sin juzgar”, consideró. “Tienen una perspectiva diferente de la vida y se encuentran realmente listos para la exploración, la curación y el crecimiento”.

Mientras las personas se reunían para la sesión de solsticio, dos de los participantes se reconocieron entre sí, de un círculo de respiración previo. Otras dos mujeres decidían a qué clase de yoga asistirían ese fin de semana. Un grupo de chicas jóvenes, la mayoría con sudaderas de USC, conversaban mientras miraban sus teléfonos, hasta que Lilia comenzó a hablar.

La instructora les pidió que tomaran un bolígrafo y un trozo de papel inflamable, y que escribieran cosas negativas, cuestiones que estaban listas para dejar ir. Luego todas pasaron por un encendedor y un cuenco esmaltado. Una por una, prendieron fuego a las cosas malas y vieron crujir los papeles, que se convertían en brasas y desaparecían flotando.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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